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11 españoles, muertos en Guinea Ecuatorial en un accidente aéreo

Dieciocho personas, 11 de ellas españolas, murieron ayer al estrellarse en Guinea Ecuatorial un avión de la Fuerza Aérea Española destinado en funciones de cooperación en aquel país. El accidente, en el que no hubo supervivientes, se produjo a las 16.30, al despegar el aparato, un Aviocar fabricado en la factoría española de Construcciones Aeronáuticas, SA (CASA). Entre las 18 víctimas figuran varios cooperantes españoles, un familiar de uno de ellos y seis guineanos, entre ellos la mujer y los cuatro hijos del ministro de Industria y Comercio de Guinea. Una de las víctimas aún no había sido identificada al cierre de esta edición.

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Entre las víctimas del accidente figuran también los tres miembros de la tripulación: los capitanes de la escala del Aire Rafael Salcedo Aguilar y Joaquín Castro Rodrigo y el subteniente mecánico Evaristo Álvarez Cires. El avión siniestrado pertenece al ala de transporte número 35, con base en Getafe.En el siniestro murieron la superiora general de las religiosas Calasancias, María del Carmen Gañán Saldaña, de 44 años, y su secretaria, María Angustias López Chamorro, de 41. Ambas habían viajado estas Navidades a Guinea para visitar a las religiosas de su congregación que trabajan como cooperantes en el país africano.

Los otros españoles muertos en el accidente, según informó la Oficina de Información Diplomática, son las monjas salesianas Nieves Domínguez, Juana Alonso y Aracell Moreno, el salesiano Rafael Ballesteros, su hermana Rufina Ballesteros, que había viajado hasta Bata recientemente desde España para pasar las Navidades, y el médico Miguel Ruiz Muelas.

Guineanos fallecidos

Los ecuatoguincanos fallecidos en el accidente son la también religiosa salesiana María Úrsula Bosala, de 27 años, y la mujer y los cuatro hijos del ministro de Indústria y Comercio de Guinea y ex ministro de Educación, Fortunato Nzambi Machinde, quien cursó sus estudios en España. Al cierre de esta edición, faltaba por identificar una víctima, de la que se desconoce su nacionalidad.

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A primera hora de la madrugada de hoy partió del aeropuerto de Barajas el vuelo regular semanal de Iberia que enlaza Madrid con Malabo, la capital de Guinea Ecuatorial. La salida del avión se retrasó, ya que el aeropuerto se encontraba ayer bajo mínimos debido a la espesa niebla.

En el avión viajan compañeros y familiares de los fallecidos, a quienes les facilitó el billete para el viaje el Ministerio de Asuntos Exteriores; una delegación de la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE), encabezada por su vicepresidenta, la madre Julia García Monge; una delegación de las salesianas de Madrid, el director general de la Oficina de Cooperación con Guinea, Fernando Riquelme, y el cónsul de España en la ciudad guineana de Bata, Luis Fernández Cid.

En el aeropuerto de Barajas se encontraba anoche el embajador guineano en Madrid, Eduardo Ndong, quien dio facilidades de visado para que pudieran partir en el vuelo los compañeros y familiares de los fallecidos y periodistas españoles.

Poco después de conocerse el siniestro, se iniciaron los preparativos para desplazar a Guinea un avión Hércules, del mando de transporte del ala 31 de Zaragoza, que despegó a primera hora de la madrugada de hoy para hacerse cargo del traslado a España de los cadáveres.

El accidente se produjo al intentar tomar altura el avión, que se precipitó al mar a unos 150 metros de la playa y a unos cuatro metros de profundidad.

El aparato se dirigía desde Bata, la capital continental guineana, hacia Malabo, la capital del país, en la isla de Bioko, situada a unos 300 kilómetros. El trayecto aéreo entre ambas ciudades suele cubrirlo en unos 45 minutos.

Dos aviones españoles del modelo Aviocar permanecen constantemente en Guinea Ecuatorial con la misión de unir Malabo y Bata, las dos principales ciudades del país. Cada uno de esos aviones está 40 días en Guinea y es reemplazado inmediatamente, cumplido ese plazo, por otro aparato con su tripulación completa.

Durante muchos años, los Aviocar han sido el único sistema regular de transporte de viajeros entre Malabo y Bata, aeropuerto este último al que no llegan los aviones comerciales de línea. La regularidad de los vuelos de estos aviones, dependientes de la embajada española, se coordina con el vuelos semanal de Iberia entre Madrid y Malabo. Precisamente, la mayoría de las víctimas viajaban a Malabo para tomar el avión de la compañía española que hoy, sábado, regresa a Madrid.

El Aviocar es un bimotor de ala alta que puede aterrizar, y despegar en terrenos cortos. Su autonomía de vuelo es de 1.760 kilómetros y tiene un techo de 4.000 metros. De gran facilidad de mantenimiento, es movido por dos turbohélices Garret que le permiten alcanzar una velocidad máxima de crucero de 390 kilómetros por hora. El coste de cada Aviocar se sitúa en torno a los 3,5 millones de dólares (más de 450 millones de pesetas), aunque el precio final depende del equipamiento del aparato.

Buena parte de los cooperantes españoles en Guinea Ecuatorial son religiosos dedicados fundamentalmente a labores sanitarias y de enseñanza. La mayoría de ellos permanece todo el año en aquel país, mientras otros acuden con carácter eventual durante los meses de verano.

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