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La lucha contra el terrorismo

El ex espía vasco Ángel Ugarte cree que la banda no se disolverá de forma voluntaria

El ex jefe de los servicios secretos del País Vasco Ángel Ugarte (Vitoria, 1931) se convirtió en la Transición en uno de los mejores conocedores del entramado de ETA, logrando desmantelar en 1975 a la cúpula de la banda. Al frente de otras muchas operaciones, este militar de profesión infiltró en el comité ejecutivo de la banda a Mikel Lejarza Eguía, Lobo, el primer topo de los servicios secretos.

Han pasado 35 años y Ugarte cree que ETA no se disolverá voluntariamente y que mantiene la misma táctica que hace tres décadas. "La banda no se ha planteado nunca dónde ni cuándo se va terminar. Hay que acabar con ella ahogándola con la policía, la colaboración internacional, la justicia, y a nivel económico, que es lo que no se ha hecho nunca", cuenta a EL PAÍS durante una entrevista en su casa de Madrid.

El autor de Espía en el País Vasco, que se publicó en 2005 con poco éxito editorial, sabe de lo qué habla porque fue uno de los primeros en sentarse a negociar con la banda terrorista. "En mi época fue ETA quien pidió entrevistarse conmigo. En los últimos años, y ahora, el que lleva la desventaja es el que va a ofrecer algo. ETA debe pedir el diálogo porque es la parte débil, no el Gobierno", señala.

Ugarte, que abandonó el País Vasco tras varios intentos de atentado, apunta como un error en las operaciones el pretender siempre sacar ventaja política. "Como en el último caso del político Jesús Eguiguren, que para mí ya está de antemano contaminado. Si con ETA se va a buscar un resultado político a corto plazo, ya está uno perdiendo de antemano. Hay que buscar un profesional que no busque ventajas para ningún partido".

Para Ugarte, en estos momentos sería un disparate que Batasuna pueda ir a las elecciones. "El Estado tiene potencia suficiente para poder ir asumiendo la existencia de un terrorismo, cada vez más reducido en sus posibilidades y en sus opciones. ETA se convertirá en un GRAPO, en algo residual. El fenómeno ETA hay que admitirlo y asumirlo. Pero sin darles la más mínima concesión".

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