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Un perito responsabiliza al piloto del Yak-42 del accidente

Considera que violó las normas de navegación porque iba a demasiada velocidad y a una altura muy superior a la establecida para acercarse a un aeropuerto

Uno de los peritos que ha declarado hoy en la tercera sesión del juicio civil por el accidente del Yak-42 en Turquía, en el que fallecieron 62 militares, ha asegurado que la tripulación del aparato violó todas las normas y utilizó pésimos procedimientos de vuelo, lo que llevó a la colisión del avión.

Orlando Jiménez Forero, piloto con 38 años de experiencia, 26.000 horas de vuelo y que ha participado en la investigación de 300 accidentes aéreos, ha explicado que el piloto incumplió las normas internacionales de seguridad y utilizó unos "pésimos" procedimientos de vuelo, ya que iba a demasiada velocidad y a una altura muy superior a la establecida para una operación de aproximación a un aeropuerto.

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Según la información del Ministerio de Defensa, las condiciones del aeropuerto para aterrizar eran las adecuadas, tanto desde el punto de vista meteorológico como de visibilidad, ha dicho, aunque ha reconocido que en el último momento el controlador cambió la pista de aterrizaje debido a un cambio de viento, que en ningún caso supuso un peligro para la operación.

Al margen de las normas

Jiménez, quien ha hecho un análisis minuto a minuto de la operación de aterrizaje, ha apuntado que los datos proporcionados por el piloto al controlador no se correspondían con la realidad, ya que la trayectoria no seguía la establecida en el patrón de navegación, sino que se había producido una desviación de 1,5 millas a la derecha que no fue notificada. Otras decisiones que, según el perito, tampoco son lógicas fueron la desactivación del piloto automático, debido a la carga de trabajo que eso supone, y tener el tren de aterrizaje desplegado más tiempo del necesario, ya que de esa manera hay un exceso en el gasto del combustible.

"Se violaron todas las normas de navegación", ha insistido el también instructor de vuelo, quien ha añadido que hubo un momento en el que el piloto tuvo una "pérdida de consciencia situacional", es decir que no sabía qué ocurría a su alrededor, además de que no tuvo capacidad de reacción al escuchar la activación del sistema de proximidad al terreno. Esto quiere decir que el piloto tiene ocho segundos para reaccionar, pero tardó quince segundos en iniciar la maniobra de remontar el vuelo, ha comentado.

En definitiva, hubo una sucesión de malas decisiones por parte del piloto, una pérdida de control y una pésima técnica de vuelo, ya que se debería haber interrumpido la operación e iniciar el procedimiento de escape, pero no se hizo. La tripulación se congeló, no reaccionó, la "total potencia" no se activó en ningún momento al saltar la alarma de proximidad al terreno y por ello no se evitó la colisión con las montañas. El perito ha señalado que el Yak-42 estaba violando los reglamentos, puesto que estaba prohibido volar sin un operativo que este aparato tenía estropeado, el de grabación, mientras que alguno de los sistemas no los tenía actualizados, y hubieran incrementado el nivel de seguridad.

En la segunda sesión del juicio celebrada ayer, un representante de la empresa contratista del vuelo aseguró que no realizaron inspecciones técnicas en el avión por falta de personal y que se limitaron a comprobar que la documentación estaba en regla.

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