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Reportaje:

El pueblo reclama el pazo de Meirás

El Ayuntamiento coruñés de Sada pide que se obligue a la familia Franco a abrir al público su residencia veraniega

La Xunta aún confía en que la familia de Francisco Franco, hoy encabezada por su única hija, Carmen, cumpla con su promesa de permitir este mes el acceso al Pazo de Meirás, la residencia veraniega del caudillo con que le obsequió "el pueblo de A Coruña" en 1938. Esa inspección del interior de la propiedad, que incluye más de seis hectáreas de finca y el singular castillo de tres torres rectangulares construido por encargo de la escritora Emilia Pardo Bazán, en 1893, es imprescindible para la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) que la Xunta prepara desde hace más de un año y que ayer reclamó oficialmente el Ayuntamiento de Sada, donde está enclavado el edificio. Esa declaración permitiría abrir al público cuatro días al mes el pazo y sus jardines, donde Franco pasó con su familia los 36 veranos durante los que fue jefe de Estado.

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El Ayuntamiento de Sada, gobernado por nacionalistas y socialistas, aprobó ayer por mayoría solicitar esa declaración ya que, según recordó el alcalde, Abel López, obligaría a sus actuales propietarios, los herederos de Franco, no sólo a dar disfrute público a un bien "de valor histórico y cultural para toda Galicia", sino también a tomar medidas de conservación. El acuerdo municipal, que menciona también el interés turístico de Meirás para esta villa costera de A Coruña, faculta al alcalde a hacer gestiones con la Diputación y la Xunta con el fin de "explorar las posibilidades de recuperar ese patrimonio".

En 1938 "hubo amenazas y extorsiones", recordó ayer el portavoz local del BNG, Carlos Babío, para adquirir, mediante donativos supuestamente voluntarios y expropiaciones forzosas, a veces "incluso a cambio de nada", el pazo y las fincas que lo rodean con el fin de obsequiarlo en nombre del "pueblo de A Coruña" al caudillo. Entre los vecinos de la parroquia de Meirás aún hoy es tabú hablar de cómo se duplicaron, para regalarlas a Franco, las fincas y anexos que rodean el singular castillo, comprado por "una miseria" a las herederas de Emilia Pardo Bazán, en palabras de Carmen Colmeiro, la actual condesa de Pardo-Bazán. "Muchos se vieron privados de sus terrenos o incluso de sus casas a cambio de nada", destacó Babío.

Sólo se opuso ayer a la solicitud de declaración del pazo como BIC el Partido Democrático Sada Popular, liderado Ramón Rodríguez Ares, alcalde durante 28 años y anteriormente el mancebo de farmacia que le llevaba a Meirás las medicinas al caudillo. Ares siempre se opuso a cualquier intento de restituir para uso público la propiedad, y el portavoz de su partido, Fernando Illánez, cuestionó incluso que pudiese tener siquiera interés cultural, histórico o turístico. "Puede ser que quiera verlo algún devoto de Franco y nos preguntamos si el Ayuntamiento pretende montar allí puestos que vendan camisas azules y grabaciones con el Cara al sol", arguyó el joven concejal, quien se mostró preocupado por el destino de los escudos franquistas que puedan existir en el interior.

La propiedad, registrada a nombre de la esposa de Franco, Carmen Polo, fallecida en 1988, está cerrada a cal y canto. Sigue siendo el lugar de veraneo habitual de Carmen Franco, quien manifestó por escrito a la Xunta su disposición a permitir que los técnicos inspeccionen el pazo. Sin embargo, desde Semana Santa, aplaza repetidamente esa visita. La Xunta aún confía en que finalmente la familia abra este mes las puertas sin tener que recurrir a medidas más extremas, como la de abrir un expediente o incluso a un requerimiento notarial.

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