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El recorte social | Las consecuencias políticas

El recorte dispara la ventaja del PP

El PSOE afronta una brecha electoral de 9,1 puntos con el discurso cambiado

La vida política sufrió el pasado miércoles un vuelco radical cuando el presidente del Gobierno anunció el mayor recorte social de la democracia. Del Congreso salió un nuevo José Luis Rodríguez Zapatero, que antes luchaba contra los graves efectos electorales de la crisis económica y ahora debe afrontar, además, el enorme desgaste político por los recortes.

El efecto devastador de las medidas anunciadas se manifiesta, según el sondeo de Metroscopia para EL PAÍS, en la mayor ventaja del PP desde que gobierna el PSOE. Hasta 9,1 puntos de diferencia en estimación de voto, cuando hace dos semanas la ventaja de los populares era de 4,2 puntos. El sondeo refleja la conmoción social, medida en caliente, cuando la aguja del sismógrafo registraba todavía el terremoto y sin esperar aún al recuento de daños y la búsqueda de las víctimas entre los escombros de lo que fue la paz social de los últimos seis años.

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Con esa toma de temperatura en pleno subidón de la fiebre, la estimación de voto del PSOE baja hasta el 33,7%, un descenso de casi cuatro puntos con respecto al anterior sondeo. El dato es tan espectacular como que está cuatro décimas por debajo del resultado que obtuvo el PSOE que lideraba Joaquín Almunia en marzo de 2000. El PP consiguió entonces mayoría absoluta con el 44,52% de los votos y ahora tendría el 42,8%.

Al Gobierno y al PSOE les corresponde afrontar un escenario político completamente distinto al que han gestionado hasta ahora. Zapatero está obligado a reinventarse y los socialistas deben buscar un discurso político, una vez derrumbado el del mantenimiento de los derechos y gastos sociales. Obviamente, con estos datos es imposible pensar en elecciones anticipadas.

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Para afrontar esa situación tan adversa, el líder socialista parte de su peor valoración entre los ciudadanos y entre los votantes del PSOE y con su nivel de credibilidad bajo mínimos. Zapatero debe actuar con un nuevo flanco abierto: el de las protestas sindicales en la calle, después de años de condicionar las decisiones al acuerdo con los agentes sociales. En seis no había tomado medidas que ofendieran a la izquierda y ahora puede perder votos por esa vía, hacia la abstención y otras opciones.

El Gobierno y el PSOE han dado orden de movilización, han tocado a rebato para hacer pedagogía y hacer calar su mensaje de que las medidas son necesarias e inevitables. Tiene la ventaja de que el partido cierra filas y acepta sin fisuras la nueva situación y el nuevo discurso, por más que los candidatos para las elecciones municipales y autonómicas del próximo año aprieten los dientes.

De los datos del sondeo, el PSOE puede extraer una visión positiva: tiene margen para crecer si consigue movilizar y recuperar su electorado. Porque mientras el 94% de los electores del PP está movilizado y dice que irá a votar, ese porcentaje baja al 84% para los del PSOE. Es decir, hay un 15% de potenciales votantes socialistas a los que el partido debe movilizar.

En el caso del PP, se mantiene la gran contradicción de ver cómo aumenta su ventaja mientras se desploma aún más la valoración de su líder. Se ha consolidado la idea de que el PP está en condiciones de ganar las próximas elecciones generales, porque el 59% lo da por hecho.

De la gestión de las medidas de recorte tiene aún peor valoración el líder de la oposición que el del Gobierno, que fue quien las anunció. Es posible que la explicación esté en que el 68% asegura que el PP debe apoyar las medidas de Zapatero.

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