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El avispero de Afganistán

Dos soldados españoles muertos y seis heridos al estallar una bomba bajo su blindado en Afganistán

Jorge A. Rodríguez

Dos soldados de España y un traductor afgano fallecieron ayer al explotar una potente bomba, posiblemente una mina o un artefacto activado a distancia con un cable, bajo el vehículo blindado (BMR) en el que se desplazaban por la conflictiva carretera 517 de Afganistán. El estallido también hirió a otros seis soldados españoles, tres de los cuales sufren graves heridas en las piernas. El BMR atacado abría una columna de cinco blindados en la que un destacamento español regresaba a su base tras una misión destinada a mantener dicha carretera a salvo de los ataques de talibanes, bandidos o señores del opio.

El ministro Alonso desvincula el ataque de la liberación de dos soldados italianos y dice que los BMR llevaban inhibidores
Localizado un cable de 70 metros que iba desde una cabaña hasta el punto en el que se produjo el atentado
Todas las víctimas y el traductor afgano, también fallecido, regresaban a Herat en el primer vehículo de una columna de cinco
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El estallido se produjo en Shewan, muy cerca de la zona de Shïndand, donde ayer fueron liberados dos soldados italianos tras una operación de fuerzas de la OTAN con efectivos de Italia y Reino Unido. La muerte de los dos soldados eleva a 84 los militares españoles que han perecido durante la misión en Afganistán o en accidente durante su regreso a España (el caso Yak-42).

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El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, compareció a media mañana de ayer para relatar la tragedia. Los españoles, todos paracaidistas pertenecientes a la Compañía de Reacción Rápida con base en Herat, acababan de ser relevados en su misión por un contingente italiano. "Estaban empezando a volver a su base tras la misión de control de esa carretera estratégica, cumpliendo todos los protocolos de seguridad", detalló el ministro, que compareció ante la prensa escoltado por el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general de Ejército Félix Sanz Roldán.

La columna, cinco BMR (uno de ellos, ambulancia), tomó la 517 a unos 44 kilómetros al norte de Farah, para regresar a Herat por la

ring-road, la vía circular que asegura las comunicaciones terrestres afganas. Cuando estaba a punto de cruzar un río, y sobre un cambio de rasante, se produjo el estallido, a las 8.55 (hora de Madrid, allí dos horas y media más). Todas las víctimas viajaban en el primer BMR.

Menos de un año alistados

Los fallecidos son Germán Pérez Burgos, nacido hace 33 años en Alange (Badajoz), pero que residía en Sevilla con su esposa y un hijo de casi dos años; Stanley Mera Vera, de 20 años, soltero y natural de Guayaquil (Ecuador), ambos pertenecientes a la 1ª Bandera Paracaidista, y el intérprete afgano-iraní Roohulah Mosavi. El estallido produjo heridas graves a los caballeros legionarios paracaidistas Rubén López García, de 19 años y soltero; Julio Alonso Sanjuán, de 20, soltero y natural de Valladolid, y Óscar Bertomeo Fernández, de 21 y vecino de Móstoles (Madrid).

Los menos graves son el sargento de la Brigada Paracaidista Carlos Sotos García, de 25 años, casado y natural de Casas Ibáñez (Albacete); Carlos Arbelaez Henao, de 26, soltero y originario de Sevilla Valle Calí (Colombia), y David Ospina Montaño, de 19, soltero, también natural de Medellín (Colombia). Todos, salvo el sargento, llevaban como máximo un año en el Ejército.

Los primeros datos apuntaban a que el vehículo había pisado una mina enterrada en la carretera, mal asfaltada y con zonas de arena. No obstante, los artificieros han hallado un cable enterrado de 70 metros que parte de la zona de la explosión y termina en una cabaña. Fuentes de Defensa aseguran que, en apariencia, dicho cable llevaba mucho tiempo enterrado y que "no se han hallado huellas recientes alrededor de la cabaña".

Estos datos apuntan a la posibilidad de que la bomba fuera activada a través de dicho cable desde la cabaña. "Pero tras el estallido no se vio a nadie por la zona", explican las citadas fuentes. Por ello se especula con que se trate de un ingenio explosivo improvisado, conocidos en la jerga militar como IED, que este año ya han causado 200 muertos en Afganistán, 45 de ellos en la zona controlada por los españoles. El ingenio habría sido accionado con un detonador a distancia, o bien sería una bomba o mina abandonada en la zona, que por su mal estado habría estallado por la presión ejercida por la rueda del BMR al pasar sobre ella.

No fue por radiocontrol

Lo que se descarta es que la bomba fuera activada por radiocontrol. El propio ministro Alonso explicó que los BMR contaban con inhibidores de frecuencia. Sin embargo, Zabuyllah Mujahid, portavoz talibán, reivindicó el ataque contra la columna española y aseguró que el explosivo había sido activado "mediante control remoto", y que los afectados habían sido dos vehículos de la OTAN, en los que habían fallecido cinco soldados. Alonso también desvinculó el estallido de la liberación ayer, en la misma provincia, de dos soldados italianos (también con fuerzas en la misma zona que los españoles) que habían sido secuestrados el día anterior. En la operación no participaron fuerzas españolas.

España despachó por la tarde un avión desde la base de Torrejón para recoger a los heridos que puedan ser transportados con seguridad y los cadáveres de los dos soldados. Hoy se celebrará una ceremonia fúnebre en Herat. El avión estará de regreso esta noche y se espera que los funerales sean mañana. El Gobierno, pese a la trágica misión de Afganistán, ha expresado su firme compromiso con la misión en la zona, de lucha contra el terrorismo y para la reconstrucción del país. Alonso comparecerá hoy en el Congreso para pedir el envío de 52 militares al país para acometer la instrucción del ejército afgano.

El jefe del Estado Mayor de la Fuerza Terrestre, Marín Bello Crespo, se abraza a Fernando Yruela, suegro del soldado Germán Pérez.
El jefe del Estado Mayor de la Fuerza Terrestre, Marín Bello Crespo, se abraza a Fernando Yruela, suegro del soldado Germán Pérez.GARCÍA CORDERO

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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