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Juicio por el mayor atentado en España | 11-M

El juez mantiene en el reformatorio al menor ya condenado

La Audiencia Nacional decidió ayer mantener en un centro de reforma al único condenado hasta el momento por el 11-M, el menor conocido como el Gitanillo, condenado por haber transportado y entregado a Jamal Ahmidan, el Chino, una partida de explosivos de parte de José Emilio Suárez Trashorras. El joven, condenado a seis años de régimen cerrado, había solicitado su traslado a un reformatorio asturiano por razones de familiares y emotivas, pero los responsables del centro entienden que aún debe seguir bajo estricto control porque el menor aún no habría alcanzado "los suficientes recursos de competencia social para permitir un comportamiento responsable en la comunidad".

Los responsables del centro Los Rosales, de Madrid, entienden que, pese a su evolución positiva, con el joven aún no se han conseguido los objetivos fijados con la medida de internamiento. Consideran también que en un traslado "los resultados positivos obtenidos (...) podrían tornarse negativos" hasta poder implicar "una involución en los objetivos alcanzados". Esta regresión estaría motivada por el periodo de adaptación al nuevo centro y por la "interrupción en el tratamiento emocional y educativo seguido". La continuidad del tratamiento, estiman, es hoy día más importante que la cercanía familiar.

El Gitanillo fue condenado en 2004, en una sentencia de conformidad, a seis años de régimen cerrado, tras admitir que a primeros de febrero de ese mismo año hizo un viaje en autobús desde Asturias a Madrid y con una bolsa llena de explosivos que le había entregado Suárez Trashorras para El Chino. Además, reconoció que había acompañado al ex minero y a tres islamistas hasta mina Conchita la noche del 28 al 29 de febrero de 2004, donde se cargó un vehículo con mochilas que contenían Goma 2 ECO. También fue comisionado por Trashorras para recoger en Madrid el Toyota Corolla que el ex minero les prestó a los islamistas para el transporte de la dinamita.

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