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Reportaje:

Aroma de rosas para mejorar la memoria

Un estudio muestra cómo al percibir un olor durante el sueño se potencia el recuerdo

Un equipo científico que estudia cómo afecta el sueño a la memoria ha descubierto que percibir un aroma conocido puede ayudar a un cerebro dormido a recordar mejor las cosas aprendidas la noche anterior. Durante su investigación los expertos descubrieron que el olor a rosas -aplicado a la nariz de los participantes mientras estudiaban, y después mientras dormían- mejoró en torno a un 13% sus resultados en una prueba de memoria.

El cerebro se adapta con rapidez a los olores fuertes del ambiente y deja de percibirlos
Los resultados podrían ayudar a los médicos a mejorar la memoria de los pacientes

El nuevo estudio, publicado en la revista Science, es el primer ensayo riguroso acerca del efecto del olor en la memoria humana durante el sueño. Los resultados, ayuden o no a los estudiantes a memorizar para los exámenes, esclarecen la panorámica sobre qué hace el cerebro dormido con el material aprendido recientemente, y ayudan a comprender qué hace falta para que este proceso se efectúe con éxito.

Hace tiempo que los investigadores saben que el sueño es crucial para asentar nuevos recuerdos, y estudios realizados en los años ochenta y noventa demostraban que la exposición del cerebro dormido a ciertas señales -por ejemplo, un chasquido- podía mejorar el proceso. Pero hasta hace unos años los científicos no han empezado a entender cómo es posible este fenómeno.

"Por aquel entonces, la idea no gozó de aceptación entre los científicos porque no tenía sentido", comenta Robert Stickgold, catedrático adjunto de psiquiatría en la Universidad de Harvard (EE UU), que no ha participado en la investigación. El nuevo estudio, añade, "no sólo demuestra que el sueño es importante para la memoria declarativa, sino que también nos permite observar exactamente cuándo y cómo podría ocurrir este proceso".

En la investigación, neurocientíficos de dos instituciones alemanas (la Universidad de Lübeck y el Centro Médico de la Universidad de Hamburgo-Eppendorf), hicieron que grupos de estudiantes jugaran con una versión de concentración, memorizando la situación de parejas de cartas en un ordenador. Mientras aprendían la localización de cada pareja, los estudiantes recibían un soplo de aroma de rosas en la nariz a través de las mascarillas que llevaban puestas. Los investigadores suministraron la fragancia en soplos porque el cerebro se adapta con rapidez a los olores fuertes del ambiente y empieza a dejar de percibirlos.

Los estudiantes se echaban a dormir aproximadamente media hora después, con electrodos en la cabeza que medían la profundidad del sueño. Los neurocientíficos dividen el sueño en fases, incluido el sueño profundo (o de onda lenta) y el ligero, la fase rica en sueños denominada de movimiento ocular rápido (REM, en sus siglas en inglés).

Se cree que, durante el sueño profundo, el cerebro asimila con más eficacia los datos, las cifras y las localizaciones aprendidas recientemente. Este estado de reposo normalmente se produce durante los primeros 20 minutos de sueño, y puede durar una hora o más y reaparecer en una o más ocasiones a lo largo de la noche. Los investigadores emitieron ráfagas de olor a rosas durante esta fase de onda lenta; el olor no interrumpía el sueño, y los estudiantes no lo recordaban.

Pero su cerebro sí, y retenía un recuerdo casi perfecto de la localización de las cartas. La media de puntuación de los estudiantes fue del 97% en el juego de cartas, frente al 86% obtenido cuando dormían sin recibir el perfume de las hadas neurocientíficas nocturnas.

Los estudiantes no recibían el mismo estímulo al aplicarles los soplos de la fragancia inmediatamente antes de dormir o durante la fase REM que al aplicarlos en el sueño profundo, y sus mejoras no obedecían a la práctica, según descubrió el estudio.

Con el tiempo, los resultados de la investigación podrían ayudar a los médicos a mejorar la memoria de los pacientes confeccionando tratamientos dirigidos al sueño profundo. A medida que la persona envejece, pasa cada vez menos tiempo en esa fase del sueño, y los actuales somníferos no suelen aumentarla. Pero las empresas farmacéuticas están investigando compuestos que sí lo hacen.

Investigaciones anteriores han demostrado que ciertas regiones de la corteza, la zona del cerebro que piensa y planifica, se comunican durante el sueño con un tejido situado en un lugar más profundo del cerebro conocido como hipocampo, que registra los recuerdos diarios. Lo más probable es que durante esa comunicación, según proponen los autores del estudio presentado en Science, la corteza le pida al hipocampo que reactive las mismas neuronas estimuladas cuando se percibió o aprendió un hecho determinado. El hipocampo lo hace codificando la secuencia de activación de la corteza y consolidando así el recuerdo.

"Cabría esperar una reactivación espontánea desencadenada por el sueño de onda lenta, pero al presentar las señales del olor a rosas intensificamos esta activación y mejoramos la transferencia de los recuerdos", explica Jan Born, neurocientífico de Lübeck que ha realizado el estudio en colaboración con Björn Rasch, Christian Büchel y Steffen Gais.

Las rutas cerebrales de la percepción olfativa conducen más directamente al hipocampo que las visuales y las auditivas. Tal vez ése sea el motivo por el que los olores pueden hacer revivir con tanta claridad cosas del pasado como juguetes o humillaciones olvidados.

Los nuevos resultados no ofrecen ni mucho menos respuestas concluyentes sobre cómo se forman y consolidan los recuerdos durante el sueño. Otros científicos han hallado pruebas de que en lugar de reactivar la señalización entre neuronas, el estado cerebral de onda lenta induce un debilitamiento general de la misma, haciendo que los recuerdos adquiridos recientemente parezcan más pronunciados al reducir el ruido neuronal de fondo. Y tal vez, opina Born, ambos procesos se produzcan durante el sueño: una reducción del ruido producido por las observaciones intrascendentes del día y una repetición de las importantes.

En todo caso, dicen los investigadores, es probable que los nuevos resultados susciten ideas creativas en los estudiantes que afrontan el terror de los exámenes finales. (El grupo de investigación alemán tiene pruebas preliminares de que los olores acres pueden ser incluso mejores para potenciar la memoria).

"Utilizamos un aparato para percibir el inicio de la fase lenta del sueño y emitir el aroma" en soplos breves y alternos, comenta Born, y añade: "Supongo que a algunos estudiantes no les sería demasiado difícil desarrollar algo parecido". Para eso están los departamentos de ingeniería.

© The New York Times. Traducción de News Clips.

Un estudiante voluntario duerme, con los equipos de registro conectados, durante el experimento de memoria reforzada mediante los olores.
Un estudiante voluntario duerme, con los equipos de registro conectados, durante el experimento de memoria reforzada mediante los olores.SCIENCE

Sin eficacia para el ritmo

Para comprobar la teoría sobre los efectos de los olores en la memoria durante el sueño, los investigadores de la Universidad de Lübeck y el Centro Médico de la Universidad de Hamburgo-Eppendorf practicaron resonancias magnéticas cerebrales a algunos de los estudiantes que se presentaron voluntarios para realizar el experimento, durante su sueño aromatizado con rosas. Tal y como se esperaba, las resonancias mostraron que algunas regiones de la corteza cerebral empezaron a volverse perceptiblemente más activas, al igual que el hipocampo.

Estos hallazgos indican que distintas fases del sueño pueden estar especializadas en la integración de diferentes tipos de información. Por ejemplo, los investigadores descubrieron que el olor a rosas no mejoraba los recuerdos de una secuencia de golpes de dedos aprendida, es decir, un recuerdo rítmico que no parece ser consolidado por el hipocampo. Asimismo, dado que la fragancia de rosas durante la fase REM no supuso diferencia alguna en la puntuación de los estudiantes, es posible que los colores, los temores y la hilaridad durante los sueños de la fase REM reflejen en realidad los esfuerzos del cerebro por integrar recuerdos emotivos y no objetivos, comenta Robert Stickgold, de la Universidad de Harvard.

"El extraer patrones, normas y lo que nosotros denominamos la esencia de un recuerdo tal vez sea un proceso antitético al de afianzar los datos en sí", continúa este especialista. "Por ejemplo, es posible que en realidad utilicemos la fase REM para integrar uno y la fase de sueño lento para integrar el otro".

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