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Alex Salmond, primer independentista que preside Escocia

El SNP tiene pocas opciones de convocar un referéndum de autodeterminación

Alex Salmond, líder del Partido Nacional Escocés (SNP), hizo ayer historia al convertirse en el primer independentista que preside el Gobierno autónomo de Escocia. Sin embargo, Salmond fue elegido con sólo 49 votos a favor (47 suyos y dos de los verdes), 46 en contra y 33 abstenciones, y deberá encabezar un Gobierno minoritario, lo que convierte en muy difícil su compromiso electoral de convocar en 2010 un referéndum sobre la independencia de Escocia porque éste no cuenta con el apoyo de los liberales-demócratas, su socio parlamentario natural en otros asuntos.

El nuevo ministro principal escocés hizo un discurso de aceptación del cargo extraordinariamente conciliador en el que, significativamente, no mencionó el referéndum y subrayó que "la diversidad" que representa un Parlamento sin mayoría absoluta no significa necesariamente que sea un Parlamento dividido. "Tengo la certeza de que Escocia está preparada para el cambio y la reforma. Ésta es una nación pequeña pero con gran futuro. Pero es también una nación pequeña que afronta grandes retos", dijo.

Aunque los liberales-demócratas siempre se habían opuesto a la convocatoria de un referéndum, si hubieran aceptado formar Gobierno con el SNP habrían quedado abiertas las puertas a que hubiera algún tipo de acuerdo intermedio, como el proponer más autonomía como alternativa a la independencia. Más que la polémica sobre el referéndum son los pobres resultados de los liberales en las elecciones de hace dos semanas, en las que esperaban aumentar sus 17 diputados hasta 20 o 25 pero se quedaron en 16, lo que les ha llevado a mantenerse fuera del Ejecutivo.

"Hoy me comprometo a ejercer mi liderazgo total y exclusivamente por el interés nacional de Escocia. Vamos a pedir el apoyo de esta Cámara proyecto a proyecto", anunció Salmond. Es muy posible que los independentistas consigan el apoyo de los liberales-demócratas en algunas de sus propuestas más polémicas, desde la reforma de la fiscalidad municipal al proyecto de desmantelar las nucleares y poner en marcha un enorme programa de energías renovables.

Y el hecho mismo de que probablemente no pueda cumplir la promesa de convocar en 2010 un referéndum sobre la independencia puede acabar volviéndose a su favor, porque es evidente que ese referéndum estaba condenado a la derrota -apenas uno de cada tres escoceses apoya la independencia-, y de esta forma puede convertirse en un argumento para aumentar su apoyo electoral en los próximos comicios, en los que el SNP puede apoyarse en ello para pedir a los votantes la mayoría absoluta para poner en marcha esa consulta. Aunque el apoyo a la independencia no es mayoritario, el derecho a pronunciarse sobre ella sí tiene un amplísimo apoyo en la opinión pública.

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