_
_
_
_
_
Entrevista:CELSO AMORIM | Ministro de Asuntos Exteriores de Brasil

"El Consejo de Seguridad debe tener un miembro permanente de América Latina"

Cuando se le pregunta al ministro por su militancia política, duda. "No sé", dice, "pertenecía al PMDB [el gran partido de la derecha brasileña] y nunca me di de baja. Me siento muy integrado en el Gobierno del presidente Lula, tengo una gran identificación personal con él". Celso Amorim, de 61 años, dejó la cómoda Embajada brasileña en Londres para dirigir desde el 1 de enero el Ministerio de Exteriores de Brasil. En esta entrevista concedida en Brasilia, en su despacho del palacio de Itamaraty, diseñado por Oscar Niemeyer, subraya la voluntad de liderazgo internacional de su país.

Pregunta. Tras lo que ocurrió en la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Cancún, ¿se puede decir que la agenda del Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA) ha quedado paralizada?

"Para ciertas situaciones más vale actuar que hacer declaraciones"

Respuesta. Paralizada, no. Tenemos que aprender de las lecciones de Cancún. El tema agrícola, sobre todo en lo que se refiere a los subsidios, va a condicionar no sólo la discusión del ALCA, sino también las negociaciones con la UE. En Cancún no se llegó a resultados concretos por los llamados temas de Singapur, y aquí el problema no fue con Brasil, sino, sobre todo, con países menores. Se intentó forzar una negociación en áreas en las que un gran número de países no estaba preparado para negociar. Pero sigue habiendo espacio para continuar la discusión agrícola. Cancún fue un avance, porque por primera vez los países en desarrollo, agrupados en lo que era el G-22, nos transformamos en un interlocutor importante.

P. ¿Hasta qué punto este nuevo bloque de países podría significar un cambio en las relaciones internacionales?

R. El G-22 se creó en función de un tema específico como es el tema agrícola. No me preocupa si puede ir más lejos. La agricultura es una cuestión tan importante que afecta a otras áreas. En otros temas hay posiciones distintas. Una de las riquezas de este grupo es su diversidad, aparte de su dimensión, que comporta casi el 60% de la humanidad, el 70% de la población rural mundial, agrupa a los mayores países en desarrollo como China e India, Indonesia, Egipto, África del Sur y Nigeria, Brasil, Argentina, México... Y reúne también a países medios y pequeños.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

P. Durante la campaña electoral, el candidato Lula puso énfasis en una alianza de cinco o seis países importantes para construir un bloque alternativo a ese mundo unipolar. ¿Ésta es la estrategia de Brasil?

R. Se trata de conseguir un mayor equilibrio en el mundo de hoy. Estamos negociando acuerdos de libre comercio entre el Mercosur y África del Sur, y también con India y eventualmente con países que formen parte de un área de comercio del sur de Asia. Queremos también el G-3, Brasil, África del Sur e India. También estamos trabajando con Rusia y China.

P. ¿Esta actuación tiene relación con el objetivo de Brasil de ampliar el Consejo de Seguridad y de lograr un asiento permanente en este organismo?

R. No tiene ese objetivo. Aunque nunca se reformara el Consejo de Seguridad, esta actuación sería importante desde el punto de vista comercial y político. Como quedó de manifiesto en Cancún, nadie puede hacer oídos sordos ante un número tan grande de países en desarrollo. La reforma del Consejo de Seguridad es una necesidad objetiva de la ONU y de la comunidad internacional. Una reforma hoy no puede olvidar que el mundo tiene una mayoría de países en desarrollo, y entre éstos el nombre de Brasil surge naturalmente.

P. La aspiración de Brasil de ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad no cuenta con el apoyo de los países de más peso en América Latina como México y Argentina.

R. No voy a comentar la postura de otros países, pero sí puedo decir que Brasil ha sido consistente en esta materia durante muchos años. Para Brasil no es una cuestión de rivalidad ni de prestigio. En el Consejo de Seguridad tiene que haber un miembro permanente de América Latina. ¿Podrían ser dos? Encantados. Pero no queremos de ninguna manera que haya fórmulas que permitan la discriminación. Es decir, que continúe habiendo países ricos con armas nucleares como miembros permanentes y que los países en vías de desarrollo sin armas nucleares figuren en una segunda categoría en las votaciones. América Latina cometería un grave error si por disputas internas dejara de tener un asiento en el Consejo de Seguridad.

P. ¿Qué quiere cambiar el Gobierno de Lula en cuanto a la integración de América Latina y la consolidación del Mercosur?

R. Nosotros ponemos mayor énfasis en la integración de América del Sur, no en contraste con América Latina, sino desde un punto de vista realista: a corto y medio plazo, lo único que se puede integrar es América del Sur. Queremos consolidar el Mercosur y ampliar los acuerdos del Mercosur con los otros países de América del Sur. Hemos firmado un acuerdo con Perú, que puede ser el punto de referencia.

P. ¿Brasil ha ofrecido su territorio para unas eventuales negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC?

R. No hay ninguna propuesta concreta. Ha habido sondeos reiterados del Gobierno colombiano y de Naciones Unidas acerca de si Brasil estaría dispuesto a ofrecer su territorio, y respondemos positivamente. Como país vecino, no deseamos una militarización excesiva con presencia de fuerzas extranjeras cerca de nuestras fronteras. Hemos dicho que, en última instancia, será necesario en Colombia algún tipo de diálogo.

P. ¿Brasil considera a las FARC una organización terrorista?

R. No tenemos esta clasificación, porque es una discusión semántica. Para nosotros, la única organización terrorista es Al Qaeda, porque hay una resolución de la ONU que lo señala. Condenamos los actos terroristas cualquiera que sea su autor, incluidas las FARC. Pero no tenemos una lista de organizaciones terroristas, porque no creemos que sirva.

P. ¿Qué opina de las críticas vertidas desde algunos países a Lula, que le acusan de no criticar las violaciones de derechos humanos en su reciente viaje a Cuba?

R. ¿Quién dice que no habló de ello?

P. Un grupo de intelectuales que se reunió en París.

R. ¿Cómo pueden saberlo si no estaban en Cuba?

P. No trascendió ninguna declaración del presidente.

R. ¡Ah! Usted tiene que saber que el presidente Lula recibió a la Iglesia, que es una organización independiente, que tiene preocupaciones humanitarias. Eso tiene un significado. Para ciertas situaciones más vale actuar que hacer declaraciones. La política de declaraciones es buena para el consumo interno y para tranquilizar conciencias. Nuestro objetivo es ayudar al pueblo cubano.

P. Al calor de la amistad entre los presidentes Lula da Silva y Fidel Castro, ¿Brasil estaría dispuesto a mediar en la disputa de Cuba con la UE, por ejemplo?

R. No rechazaremos ningún papel que sea útil, pero no puedo decir que haya algún acuerdo.

P. ¿Descarta que la cuestión se trate en la próxima visita del presidente Aznar a Brasil?

R. No creo que se pueda descartar. Pero para que esto ocurra hace falta una política de confianza y discreción, y no una política de declaraciones.

Celso Amorim, ministro de Asuntos Exteriores brasileño, en una foto de archivo.

 / AP
Celso Amorim, ministro de Asuntos Exteriores brasileño, en una foto de archivo. / AP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_