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El conflicto de Oriente Próximo

Ashton reclama el fin del bloqueo a Gaza

La jefa de la diplomacia europea pide que llegue la ayuda a la región palestina - La aviación israelí bombardea la franja tras el ataque mortal de un cohete palestino

Pésima suerte tuvo Catherine Ashton con el día elegido para visitar Gaza. La jefa de la diplomacia europea cruzó en la mañana de ayer la frontera desde Israel y una hora después fallecía un inmigrante tailandés por el impacto de un cohete lanzado desde la franja, la primera víctima en suelo israelí en 14 meses. Como respuesta, la aviación israelí bombardeó esta madrugada siete objetivos en Gaza, entre ellos los túneles que conectan la franja con Egipto, y causó varios heridos leves.

El lanzamiento del cohete, inmediatamente condenado por Ashton, emborronó el objetivo de su visita: comprobar la penosa situación de un territorio sometido por Israel a un asfixiante bloqueo económico desde hace cuatro años. La alta representante de la UE reclamó, como ha reiterado otras veces, el fin del asedio: "Lo que hemos estado diciendo a Israel durante mucho tiempo es que necesitamos que la ayuda llegue a esta región para que la economía crezca y la gente pueda disponer de las cosas de las que carece".

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No parece que a corto plazo vaya a aliviarse la muy precaria situación. El Gobierno israelí condicionó el levantamiento del cerco a la liberación del soldado Gilad Shalit, cautivo en Gaza desde junio de 2006, cuando fue capturado por milicianos de Hamás. Sin embargo, últimamente algunos funcionarios israelíes han sugerido que ese bloqueo persistirá mientras el movimiento fundamentalista, vencedor de las elecciones en enero de 2006, gobierne la franja.

Ashton no se reunió con ningún representante de Hamás -incluido en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea- y se limitó a conversar con responsables de Naciones Unidas y de la sociedad civil palestina. Mucho más contundente se expresó John Ging, jefe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados. "Tiene que haber acción. Mil días y mil noches de un asedio medieval es demasiado. Es una vergüenza, es una desgracia".

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Nadie recoge el guante. Sólo Ban Ki-moon, secretario general de la ONU; Tony Blair, enviado del Cuarteto (EE UU, Rusia, ONU y la Unión Europea), y el senador estadounidense John Kerry -que no se explicaba por qué los macarrones eran considerados por el Ejecutivo israelí un artículo de lujo- han pisado el territorio palestino procedentes de Israel, que había prohibido hasta ayer cualquier visita de dignatarios occidentales a la franja, entre ellos el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, o el sueco, Carl Bildt.

Alguno, como el canciller irlandés Michael Martin, ha podido acceder a través de Rafah, en la frontera egipcia. Todos han observado lo mismo en este territorio considerado por muchos la mayor cárcel mundo: la casi completa destrucción de la infraestructura económica y de las instituciones civiles en la guerra librada hace 14 meses; la desesperación del millón y medio de habitantes que subsisten merced al contrabando de productos a través de los túneles en la frontera egipcia; el desempleo atroz; la prohibición de abandonar el territorio, con la inestimable cooperación del Gobierno egipcio.

La ayuda que suministra a Gaza la Unión Europea se reduce a poco más que el combustible que alimenta la única central eléctrica de Gaza, que de todos modos apenas funciona a medio rendimiento tras el bombardeo israelí que la redujo a chatarra en junio de 2006, lo que provoca constantes cortes de energía cada día. Los países europeos y la UE donan anualmente 1.000 millones de euros a la Autoridad Palestina, pero ese montante se queda en Ramala, en las arcas del Gobierno de Mahmud Abbas.

Respecto a Gaza, la actitud de Bruselas ha sido cuando menos pusilánime, y se ha limitado a llamamientos a los Gobiernos israelíes para poner fin al asedio sin ejercer suficiente presión política o diplomática. En Israel -cuyos medios de comunicación se han hecho un mínimo eco de la presencia de Ashton, y cuyo Ejecutivo es consciente de que es en las capitales europeas, y no en Bruselas, donde se ubican los centros de decisión- sólo se tienen en cuenta las advertencias cuando proceden de Washington. Entre los palestinos de Gaza -ayer de nuevo sobresaltados por el ruido de los cazabombarderos israelíes-, la opinión es diferente: la UE es cómplice de un bloqueo económico que hace insoportable la vida de sus habitantes, dos tercios de ellos menores de edad.

Ashton habló del "sufrimiento de Gaza" y de que el asunto se abordará hoy en la reunión que mantendrá el Cuarteto en Moscú. Pero en la franja hace ya tiempo que se perdió la esperanza de que Bruselas pueda salir en su ayuda.

Catherine Ashton visita el centro de distribución de ayuda de la ONU en el campamento de refugiados de Jabaliya, al este de Gaza.
Catherine Ashton visita el centro de distribución de ayuda de la ONU en el campamento de refugiados de Jabaliya, al este de Gaza.EFE

Franja de miseria

- En la franja de Gaza vive

el 40% de la población palestina: 1,5 millones de personas en apenas 360 kilómetros cuadrados.

- El bloqueo impuesto por Israel después de que Hamás se hiciera en 2007 con el control de la franja y la destrucción causada por la operación militar Plomo Fundido, entre diciembre de 2008 y enero de 2009, han empeorado la ya precaria situación económica.

- La renta per cápita es de 800 euros. El desempleo se sitúa en un 40%, más del doble de la tasa de Cisjordania (19%). El 80%

de la población vive bajo

el umbral de la pobreza.

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