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Aubry tiende la mano a su rival tras ser elegida primera secretaria del PS

Seguidores de Royal amenazan con recurrir la decisión ante los tribunales

Antonio Jiménez Barca

En el salón de actos se hizo un silencio brutal: "El resultado es Ségolène Royal, 67.349 papeletas; Martine Aubry, 67.451. Ahora debemos votar". El Consejo Nacional del Partido Socialista francés (PS) optó mayoritariamente por el a la proclamación del recuento y Martine Aubry, alcaldesa de Lille, fue designada primera secretaria del PS por 102 votos. Ha sido un proceso extenuante. Tres votaciones de militantes, un congreso fracasado y una Comisión de Quejas que examinó con lupa actas dudosas han minado la moral de los socialistas franceses.

El socialismo francés tiene ya quien lo dirija. Antes de que votaran los cerca de 200 miembros del Consejo Nacional que se reunieron ayer para zanjar la cuestión que está torturando a los socialistas franceses, se oyeron las opiniones de varios de los miembros que habían participado en la Comisión de Quejas.

La derrotada pidió "unidad" y "una transformación en el seno del partido"

Esta comisión tenía por objeto examinar detenidamente las papeletas poco claras en la votación que el sábado pasado dio por vencedora, por 42 apoyos, a Martine Aubry. Entonces, algunos de los dirigentes próximos a Ségolène Royal tacharon el proceso de fraudulento y amenazaron con ir a los tribunales. Ayer no fueron tan lejos, al menos en la sala donde se celebró la reunión del Consejo Nacional.

David Assouline, un dirigente socialista próximo a Royal, se quejó, eso sí, del poco tiempo que han tenido para examinar los votos, del poco tiempo que han tenido todos para organizar las votaciones, y acabó pidiendo una nueva consulta en nombre de la transparencia y la democracia.

Vincent Peillon, también próximo a Royal, tras solicitar la unión de todos los socialistas, también pidió otra votación de los militantes "que quede por encima de toda sospecha". No denunció fraudes, ni trampas, ni dijo nada de ir a los tribunales. Eso sí: rechazó el informe de la comisión.

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La Comisión de Quejas trabajó durante dos días. "Hemos estado examinando votos durante todo este tiempo, mirando papeletas, pidiendo informaciones a los delegados de las federaciones de toda Francia", aseguró el presidente de esta comisión del partido, el antiguo ministro del Interior Daniel Vaillant.

Algo había cambiado en las maneras del socialismo francés, de cualquier forma. A diferencia de lo ocurrido en el congreso de Reims, hace 10 días, ayer, en el salón de actos de la Maison de la Mutualité, donde se celebró la reunión, no hubo gritos, ni pataleos ni abucheos ni personas en pie abroncando al que hablaba. Daba la impresión de que los socialistas franceses estaban hartos de pelearse entre ellos.

Algunos dirigentes partidarios de Aubry pidieron entonces la aprobación del informe, lo que, a la postre, significaba designar a la alcaldesa de Lille. Se pasó al momento decisivo. Se votó: los miembros del Consejo Nacional lo hicieron a mano alzada, levantando unas cartulinas rojas: 159 aceptaron el informe; 76 lo rechazaron. Dos se abstuvieron.

"Así, Martine Aubry es elegida primera secretaria del Partido Socialista francés", dijo la portavoz del Consejo. Hubo aplausos, pero no muchos, ni tampoco demasiados vítores. La reunión transcurrió con una contención reseñable, tal vez como reacción a las semanas enloquecidas en que lleva inmerso el socialismo francés.

Aubry subió a la tribuna. Y las primeras palabras que dijo se las dedicó a Royal. Le tendió la mano para trabajar juntas y recordó que, si bien ella es la primera mujer que dirige el socialismo francés, Royal había sido la primera mujer candidata a la presidencia de Francia. La segunda frase se la dedicó al actual presidente de la República, Nicolas Sarkozy y a su partido: "La derecha se ha estado riendo de nosotros estas semanas. Pero eso se ha acabado. El Partido Socialista ha vuelto". Terminó el discurso de Aubry.

Después, ya fuera de la sala, Royal pidió "unidad" a los socialistas. También reclamó "una transformación en el seno del partido". Pero casi al mismo tiempo, y en el mismo lugar, Jean-Louis Bianco, un dirigente socialista próximo a Royal, exigía algo muy distinto y mucho más concreto: "Otra votación de los militantes, al menos en los lugares en los que hay todavía papeletas que consideramos dudosas". Y añadió: "Si no se accede por parte de la dirección y se hace esa nueva votación, iremos a los tribunales".

La amenaza de un juez eligiendo al líder de los socialistas franceses aparecía de nuevo. La paz en el PS había durado un discurso.

Martine Aubry saluda tras su designación como primera secretaria del Partido Socialista francés.
Martine Aubry saluda tras su designación como primera secretaria del Partido Socialista francés.REUTERS

Algo más que la anti-Ségolène

Desde hace semanas, a Martine Aubry la describen siempre en comparación a Ségolène Royal. Sus diferencias políticas, la poca estima (por no decir odio) que se profesan, sus caracteres opuestos, su enfrentamiento cainita a cara de perro que ha partido en dos el Partido Socialista francés (PS)... Últimamente, Aubry siempre ha sido la oponente a Royal, la cabeza visible del antisegolenismo. Y sin embargo, la actual alcaldesa de Lille es un personaje con historia propia.

Nació en París hace 58 años, en una familia con pedigrí político. Su padre, Jacques Delors, ha sido uno de los más recordados presidentes de la Comisión Europea. Estudió Ciencias Políticas, se afilió al PS en 1974. Fue ministra de Trabajo y Asuntos Sociales desde 1997 a 2000 en el Gabinete de Lionel Jospin. Suya es la ley de la semana laboral de 35 horas.

En 2002, tras la hecatombe electoral socialista, Aubry, que había sido la portavoz de la campaña, se refugió en su feudo de Lille. Sus colaboradores la describen como una persona puntillosa, ácida. También como hipertrabajadora y cumplidora. De hecho, su gestión como alcaldesa le valió en marzo la mayoría absoluta. Sólo después de ganar, Aubry decidió que ya era tiempo de volver a la política nacional. Alguien que en sus tiempos de ministra había despreciado, Royal, iba camino de convertirse en la primera mujer a la cabeza del PS.

Desde entonces, la antipatía y el enfrentamiento mutuo no han hecho sino aumentar. Aubry ha sabido rodearse de la vieja guardia del partido. Su candidatura es el resultado de la suma imposible de varias corrientes: el frente anti-Ségolène.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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