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Optimismo oficial al finalizar la "cumbre" de Camp David

Rechazados por palestinos y árabes radicales, los acuerdos despiertan temores y esperanzas

La firma de dos «acuerdos-marco» entre Israel y Egipto, como resultado de los trece días de intensas negociaciones en Camp David, supone, desde luego, un importante paso hacia la paz en Oriente Próximo, pero quedan pendientes numerosas y graves cuestiones que enfrían el entusiasmo con que se presentaron el domingo los resultados de la «cumbre» trilateral.

El anuncio y la firma de los dos acuerdos se hicieron el domingo a las diez y media de la noche, hora local, en la Casa. Blanca. Las grandes cadenas de televisión interrumpieron sus programas para retransmitir en directo el acto, que estuvo cargado de gran emotividad y acogido con aplausos.Visiblemente emocionado, el presidente Jimmy Carter recordó que cuando iniciaron su reclusión en Camp David los tres líderes habían pedido a los creyentes de todo el mundo que rezaran por el éxito de la conferencia. «Esas oraciones han obtenido una respuesta que va mucho más allá de lo que se esperaba», añadió Carter, que calificó los acuerdos como «un logro significativo en la causa de la paz, que era impensable hace un año, ni siquiera hace un mes, y que refleja el valor y la sabiduría de estos dos líderes».

Después de que el presidente norteamericano describiera brevemente los dos « acuerdos-marco », tomó la palabra Anuar el-Sadat quien, sin citar ni una sola vez a Menahem Begin, agradeció a Carter su mediación y dijo que la nueva iniciativa de paz «tendrá a la nación norteamericana en el corazón de todo el proceso».

Un Begin sonriente y eufórico intervino después para decir que1a «cumbre» de Camp David debería llamarse en realidad la «cumbre de Jimmy Carter». Para el primer ministro israelí, que se dirigió a su pueblo brevemente en hebreo y que llamó varias veces «amigo» a Sadat, no se puede aún afirmar, una vez terminado el «cónclave», que «habemus pacem» porque queda camino que recorrer.

Tras un abrazo Begin-Sadat y tras posar para los fotógrafos con las manos unidas, los tres mandatarios firmaron los dos acuerdos que negociaron trabajosamente en sus trece días de reclusión en la finca de Camp David. El presidente Carter firmó en calidad de testigo de los «acuerdos-marco».

El primer documento contiene una serie de acuerdos sobre el futuro de la orilla occidental del río Jordán y la franja de Gaza. Se dispone la retirada de los tropas israelíes casi totalmente, la elección de un Gobierno autónomo en el área y un período de transición de cinco años antes de resolver la cuestión de la soberanía.

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El otro documento contiene las bases para un futuro tratado de paz entre Egipto e Israel, que deberá firmarse en los próximos tres meses. Israel se retirará de la península del Sinaí, a cambio de este tratado, pero la cuestión de los asentamientos de población judía en la zona, que Sadat pretende sean levantados, queda pendiente de la decisión del Parlamento israelí.

La firma de estos dos acuerdos, pese a la vaguedad de alguno de sus términos y a las dificultades que previsiblemente encontrarán para ser puestos en práctica, supuso una importante victoria política para Jimmy Carter. Seis presidentes norteamericanos se han visto en vueltos en el problema de Oriente Próximo y ninguno había conseguido avanzar tanto en el camino de la paz, aunque, por otra parte, Carter ha comprometido más que ninguno a Estados Unidos en el área, porque tendrá ahora que respaldar el cumplimiento de los acuerdos ante la oposición de los árabes radicales.

Begin: el gran triunfador

Menahem Begin aparece como el gran triunfador de la «cumbre». De hecho, Israel no se compromete en los documentos Firmados el domingo a retirarse totalmente en el aspecto militar de Gaza y Cisjordania y ha conseguido que la OLP desaparezca de las conversaciones sobre el futuro de estas áreas y que ocupen su puesto los residentes en la zona. En cuanto a las concesiones, Begin cede el Sinaí (lo que había anunciado hace mucho tiempo). pero obtiene a cambio un tratado de paz con Egipto. Los acuerdos de Camp David pueden considerarse en la práctica como una modificación ligera del plan de paz de veintiséis puntos presentado por Israel. La única concesión de importancia, pero redactada de forma vaga, es el compromiso de respetar la resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU.

En cuanto a Anuar el-Sadat, la firma de un acuerdo tendente a negociar un tratado de paz por separado con Israel le traerá, sin duda, serios problemas con los países árabes radicales.

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