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La extrema derecha persigue la creación de un 'Estado boer' sólo para blancos

Todos los fines de semana, un grupo de personas blancas desciende como una pequeña plaga sobre Morgenzon, una pequeña localidad agrícola situada a unos 250 kilómetros al sureste de Johanesburgo, en dirección al Indico, y, ante la sorpresa inicial de los habitantes de Morgenzon, casi todos agricultores afrikaner del Transvaal, comienzan a construir casas y a labrar la tierra que previamente han comprado. Son los adelantados de una nueva idea que cada día gana más adeptos entre los pequeños agricultores descendientes de los boer que colonizaron el interior del país a lo largo del siglo XIX. La idea es la recreación de un Boerstaat o Estado boer sólo para blancos.

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Para ellos, el presidente Pieter W. Botha es un traidor al ideal de Afrikanerdom (la nacionalidad afrikaans) que, con su reforma, va a entregar el país en bandeja a los negros. Por eso, afirman, es necesario estar preparados para defender un bantustan sólo para blancos, que comprenda una zona que abarca desde aproximadamente la mitad de la provincia del Transvaal a la del Estado Libre de Orange, y que se declare independiente para cuando los negros tomen el poder en Suráfrica.

Precisamente, Morgenzon se encuentra justo en el epicentro de ese imposible Boerstaat, que trataría de ser una versión actualizada de las originales Repúblicas boers del Transvaal y el Estado Libre de Orange, independientes y reconocidas por las potencias europeas desde mediados del siglo pasado hasta su derrota y absorción por el imperio británico al final de la guerra anglo-boer, en 1902.

Sociedad secreta

El teórico de este separatismo blanco es el profesor Carel Boshoff, un teólogo y antiguo decano de la facultad de Teología de la universidad de Pretoria, curiosamente, yerno del máximo ideólogo del apartheid, el ex primer ministro Hendrik Verwoerd, asesinado en 1966.Boshoff, presidente desde 1980 a 1983 de la poderosa Broederbond, la antigua sociedad se creta fundada en los años veinte para promover la conquista del poder en Suráfrica por los afrikaner, fundó en 1984 la Afrikaner VoKswag o Centinela del Pueblo como paraguas para agrupar a vanas organizaciones de extrema derecha que veían con creciente alarma los intentos de Botha de llevar a cabo una reforma limitada. Entre las organizaciones integradas en la Afrikaner Volkswag se encuentran los dos partidos políticos a la derecha del Partido Nacional en el Gobierno, los conservadores de Andries Treurnicht, conocido como Dr. No por su oposición a todo intento de liberalización, nacido de una escisión del partido de Botha en 1982 y el Herstigte Nasionale Partei (Partido Nacional Reconstituido), formado también como consecuencia de otra escisión en 1968.

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Y como organización de choque cuenta con el movimiento neo-nazi Afrikaner Weerstandsbeweging (Movimiento de Resistencia Afrikaner), conocido por sus siglas AWB.

Un mitinero demagogo

El AWB, que no se considera un partido político, sino una organización de apoyo al ideal afrikaner, fue fundado en 1973 en un garaje de Pretoria por un antiguo suboficial de policía y granjero con el simbólico nombre de Eugene Terre Blanche (Eugenio Tierra Blanca). Un mitinero demagogo de primera magnitud, la organización de sus mítines parece sacada directamente del Mein Kampf. En ellos, que se celebran siempre de noche, no falta ninguno de los elementos de la parafernalia neo-nazi, entre los que destacan las antorchas, una especie de svastika formada por tres sietes -que, según Terre Blanche, representan un antiguo símbolo de paz de la mitología germánica-, las águilas negras y los cantos populares.

Terre Blanche, que aparece en muchos de sus mítines montado a caballo en recuerdo de los comandos boers del siglo pasado, consigue provocar siempre el delirio de su auditorio, compuesto por el estrato más inferior de la sociedad afrikaner, con sus continuas apelaciones a la supremacía blanca y a la nacionalidad afrikaner.

Paradójicamente, es este corrimiento de una parte del electorado blanco hacia la extrema derecha, y no las aspiraciones del 75% de la población de color, el que ha motivado el parón en seco de la tímida reforma iniciada por el Gobierno en 1984, la convocatoria de las elecciones sólo para blancos de mañana y el endurecimiento de las posiciones gubernamentales con un ataque frontal contra la débil oposición parlamentaria blanca, representada por la alianza entre los Partidos Federal Progresista y Nueva República, alianza que en el último Parlamento sólo tenía una treintena de diputados frente a los 113 del Partido actualmente en el poder.

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