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Berlusconi fabrica la realidad en Lampedusa

El primer ministro, de visita en la isla, usa la crisis migratoria para lanzar promesas fantasiosas y cubrir la emboscada parlamentaria que le salvará de dos de sus procesos

Todas las sospechas quedaron confirmadas. Tras 50 días de "crisis migratoria" en Lampedusa, a la que han llegado 18.000 inmigrantes desde el 1 de enero, este miércoles se conoció por fin por qué el Gobierno italiano dejó pudrirse a propósito la situación humanitaria en la abandonada isla del mediterráneo. Era el as en la manga de Silvio Berlusconi, el último triunfo de un primer ministro al que, cada vez de forma más palmaria, solo le preocupa una cosa: aferrarse al cargo para escapar indemne de sus cuatro procesos. Lampedusa, humillada y desbordada por una situación de insalubridad perfectamente controlable por un país que es la séptima potencia mundial, fue la perfecta cortina de humo para que Berlusconi se convirtiera, de nuevo, como hizo en su día con la basura de Nápoles y el terremoto de L'Aquila, en el hombre de la providencia, en el político que resuelve los problemas del pueblo.

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La puesta en escena fue digna de un Calígula posmoderno dueño y señor de un régimen mediático, en lo que lo único que importa es abrir el telediario de la noche. Berlusconi aterrizó en la isla a mediodía, un par de horas después de que, en el Parlamento, la mayoría de centro derecha cambiara sobre la marcha el orden del día para acelerar la votación de la ley del proceso breve.

La norma, que en principio debía ser debatida durante una semana, incluye una enmienda llamada de la prescripción breve, según la cual los acusados que no hayan sido condenados verán extinguidos sus delitos en un plazo un 60% menor que los demás. La ley a medida número 30 aprobada por Berlusconi en 10 años supondrá la muerte inmediata de los procesos Mills y Mediaset, y anoche había dudas sobre un tercer juicio, el Mediatrade.

Se trataba de fabricar una realidad paralela, un buen reality con impacto, que frenara el previsible escándalo que iba a organizar la oposición. Y en eso Berlusconi es un maestro consumado. Convocó un mitin en la plaza del Ayuntamiento, mandó limpiar las calles del centro de los tunecinos, el alcalde quitó de la vista las pancartas de protesta (Ben Ali = Berlusconi), dejó las favorables ("Silvio, arréglalo tú"), el ejército retiró la basura, los orines y las heces que inundan la isla desde hace semanas, las mujeres del centro derecha fueron situadas en las primeras filas, y Berlusconi empezó a prometer mares y montañas con su inimitable mezcla de populismo, caciquismo y fantasía que sabe toca la fibra de los italianos.

"En 60 horas Lampedusa estará limpia de inmigrantes. Ya han empezado a llegar los barcos que se los llevarán. Hoy me he comprado una casa en la isla que he visto por Internet. He pagado 1,5 millones de euros y he ido a verla con el prefecto de la emergencia. No me gusta mucho, tendré que hacer unas obras. Así que ahora seré yo también lampedusiano. Uno de los vuestros". En ese momento, se oyó a una señora del público comentar:" "Si le facilitamos también una jovencita, seguro que vuelve".

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Berlusconi prosiguió: "He visto que tenéis poco verde, haremos un Plan Verde con flora mediterránea el próximo otoño y un campo de golf. Los colores de las casas del puerto los cambiaremos, haremos un Plan Colores. Además, daremos gasoil gratis durante un año a los pescadores. Y os quitaremos los impuestos durante 12 meses. He decidido además proponeros para el premio Nobel de la Paz, porque sois la frontera entre la civilización africana y el bienestar europeo. He comprado los pesqueros de los tunecinos, para que no puedan volver a usarlos. Y he dado orden a RAI y Mediaset para que emitan anuncios y reportajes sobre Lampedusa, con el fin de que vengan muchos turistas italianos".

Protesta ante el Parlamento

A esas horas, en Roma, la oposición ya había convocado una manifestación ante el Parlamento (ver vídeo del diario La Repubblica). Un grupo de unas 200 personas lanzó monedas contra el ministro de Defensa, Ignazio La Russa, y otros diputados del Pueblo de la Libertad, entre gritos de "vergüenza, vergüenza". La imagen calcó la sucedida en abril de 1993, cuando el líder socialista Bettino Craxi fue agredido con lanzamiento de liras por una pequeña multitud furiosa. Poco después, se exilió en Túnez.

La sesión del Parlamento fue finalmente suspendida por Gianfranco Fini, presidente de la Cámara, después de que el ministro de Defensa le faltara al respeto con un vaffanculo. Fini dijo: "No le consiento que ofenda a la presidencia". Mientras, el secretario de Estado de Interior, Alfredo Mantovano, ha dimitido a causa de la gestión de la crisis de los inmigrantes.

En Lampedusa, tras hacer esperar a la prensa hora y media, Berlusconi repitió una a una todas las promesas del mitin. Los periodistas le pidieron con insistencia detalles sobre la emergencia y sobre el proceso breve. El primer ministro no pudo darlos, e insultó y vejó a quienes le pedían explicaciones. Se limitó a decir que un barco se llevará a 1.450 inmigrantes a "Taranto y otros lugares". Afirmó que había llegado a un acuerdo con el Gobierno de Túnez para devolver a "una cantidad de tunecinos a su país", pero no aclaró cuándo ni cuántos. Aseguró que las regiones del norte acogerán refugiados.

Además, afirmó que el proceso Mills es "una vergüenza para la justicia italiana". Se burló de una reportera diciendo: "Me he comprado la casa para que podáis decir que también en Lampedusa incurro en conflicto de intereses". Y terminó justificando los dos meses de inacción de su Gobierno sugiriendo que "bastantes inmigrantes" eran "potenciales criminales" que se habían "fugado de las cárceles tunecinas".

Fue una jornada triste para Italia, para la democracia, para Europa. Por eso no cabe en esta crónica la impresionante serenidad y dignidad de los casi 4.000 jóvenes tunecinos que anoche paseaban o dormían al raso en el muelle de Lampedusa, entre detritus y policías. La policía ha confirmado que ayer murieron seis personas en el naufragio de una patera. Once personas han sobrevivido y han llegado a la isla. El limpio anhelo de libertad de Ben Hassan, Nizer, Jahmed, Fethi merece un espacio aparte.

Berlusconi se dirige a los habitantes de Lampedusa.
Berlusconi se dirige a los habitantes de Lampedusa.MASSIMO DI NONNO (GETTY IMAGES)
Berlusconi, rodeado de las autoridades de la isla
Berlusconi, rodeado de las autoridades de la islaTONY GENTILE (REUTERS)
Habitantes de Lampedusa protestan contra Berlusconi.
Habitantes de Lampedusa protestan contra Berlusconi.ANTONELLO NUSCA (AP)
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ha prometido evacuar esta semana a los miles de inmigrantes ilegales tunecinos que se han instalado en la isla italiana de Lampedusa, tras la revolución política que ha vivido su país. Lo ha hecho durante una visita a la isla.Vídeo: AGENCIA ATLAS

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