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Cierra en Cuba una revista católica crítica con el régimen de Castro

El director de 'Vitral' alega falta de recursos económicos

La revista católica Vitral, adscrita al obispado de Pinar del Río y dirigida desde su fundación por el laico Dagoberto Valdés, cierra por "falta de recursos" después de 11 años y 78 números editados. Vitral, con una tirada de 10.000 ejemplares y frecuencia bimensual, fue una permanente molestia para las autoridades y consolidó un espacio de debate independiente en un país en que la mayoría de los medios están controlados por el Gobierno. La decisión de cerrar la revista, que también irritaba a la jerarquía católica por su lenguaje excesivamente "beligerante", que generaba continuas fricciones con el Estado, coincide con el reciente nombramiento de Jorge Enrique Serpa como nuevo obispo de Pinar del Río, en sustitución de José Siro, que presentó la renuncia al cumplir 75 años.

Siro, identificado con los sectores más duros de la Iglesia, era el principal valedor de Valdés, que durante el episcopado de aquel organizó el Centro de Formación Cívica y Religiosa de Pinar del Río, del que formaban parte Vitral y otras publicaciones. "Por falta de recursos, el consejo de redacción de Vitral informa a sus lectores de que no podrá garantizar más la salida de la revista", dijo Valdés, y ni una palabra más. Serpa no ha dado todavía su versión de lo sucedido, ni tampoco se sabe aún si el Centro Cívico continuará existiendo o se desmembrará.

El centro fue creado en 1993 y ofrece diversos cursos; desde clases de computación y programas de formación para pequeños empresarios y economistas, hasta materias más controvertidas, como "Derechos Humanos" o "Pluralismo y Participación Política en Cuba".

Formar para la democracia

En una reciente entrevista con EL PAÍS, Valdés aseguró que más de 5.600 personas han pasado por los cursos desde su fundación. Y resumía así los objetivos fundamentales del centro: "Promover al cubano como persona libre, responsable y participativa, formándola para la democracia; y contribuir a la reconstrucción de la sociedad civil en Cuba, con vistas a crear espacios de participación y solidaridad".

En su último editorial, Vitral asegura que Cuba vive "una hora de oportunidades". "Es la hora de dejar atrás los anacronismos que, como sabemos, significa aferrarse a un tiempo que pasó. Esto significaría aquí dejar de aferrarse a una forma de organizar la sociedad que ya pasó, a unas ideologías que ya pasaron, a unos estilos de trabajo que están trasnochados, a una forma de convivir que ya pasó", y también, "a una forma de discrepar que ataca a las personas y no discute sus ideas, a una manera de participar que pertenece a la edad de los autoritarismos y los paternalismos, propios de la adolescencia cívica y no de la madurez ciudadana que sabe que la autopista para llegar a la democracia es la participación efectiva, eficaz, plural, transparente, tolerante y cotidiana".

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Vitral se editaba en el mismo edificio del obispado de Pinar del Río con cuatro fotocopiadoras y gracias al trabajo de un cuerpo de voluntarios. Contaba con colaboradores tanto de dentro como fuera de Cuba, y en más de una ocasión fue duramente criticada por el Gobierno. En su última edición, la revista invita a los cubanos a que en esta hora "comiencen a pensar con cabeza propia y a hablar y actuar sin hipocresía. Y nada ni nadie le quite esta oportunidad de ser".

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