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Condenado a tan sólo cinco años y medio de cárcel el chófer de Bin Laden

La levedad de la pena pone en cuestión el sistema de justicia excepcional de Guantánamo

El jurado militar del primer juicio por crímenes de guerra que celebra Estados Unidos en la base de Guantánamo fijó ayer una pena sorprendentemente baja, de tan sólo 66 meses (cinco años y medio) de prisión, para Salim Hamdan, ex chófer de Osama bin Laden y, según el Ejecutivo norteamericano, consumado terrorista. Se le ha condenado por dar apoyo material a Al Qaeda, delito por el que fue declarado culpable el pasado miércoles. El gobierno del presidente de George Bush ha defendido el sistema de justicia excepcional que rige en Guantánamo basándose precisamente en la peligrosidad extrema de los detenidos y en su condición de criminales de guerra. La leve condena de Hamdan no avala esta tesis, sino más bien la contraria: el acusado era una figura irrelevante y sus actos como conductor del líder de Al Qaeda, muy difícilmente encuadrables como terrorismo.

El veredicto mixto del jurado, que lo declaró inocente del delito de conspiración para cometer atentados - el cargo realmente importante que se le imputaba - pero culpable de dar "apoyo material al terrorismo", dejaba al Ejecutivo una puerta abierta para seguir defendiendo que Hamdan pertenecía a Al Qaeda y que Guantánamo era un buen modelo de lucha antiterrorista. Un portavoz de la Casa Blanca había manifestado su "satisfacción" por el veredicto. Pero ahora, la escasa duración de la pena deja al Gobierno en una situación muy complicada. La fiscalía había pedido "al menos" 30 años de cárcel y recomendado la cadena perpetua.

El yemení Salim Hamdan fue capturado en Afganistán en 2001 y trasladado a la base estadounidense de Guantánamo a principios de 2002. Lleva allí por tanto, más de seis años, un tiempo superior a la pena que se le ha impuesto. El juez, el capitán de la Marina Keith J. Allred, dijo ayer que se consideraría que había cumplido ya 61meses de cárcel -el periodo que ha pasado esperando juicio-, por lo que sólo le restarían cinco meses de condena.

Pero no está claro lo que va a pasar con Hamdan una vez cumplida la pena. El Departamento de Defensa, a través de varios portavoces, ha indicado esta semana que incluso si el veredicto era de absolución el Gobierno podría seguir custodiándolo. A sus ojos, sigue siendo un "combatiente enemigo ilegal" y, según las normas especiales que rigen la "guerra contra el terror", pueden tenerlo detenido hasta que lo consideren necesario. El hecho de que Hamdan continuara encerrado significaría, de hecho, que los juicios no tienen ningún propósito ni efecto real.

A pesar del resultado final, el de Hamdan no ha sido un proceso con todas las garantías. Los derechos que ha tenido el acusado han estado muy limitados y lo único que demuestra el fallo es que el jurado se ha tomado en serio su labor y que las pruebas eran demasiado endebles como para sostener que el prisionero realmente era un terrorista. La pregunta que queda en el aire ahora es por qué el Gobierno le ha mantenido durante tantos años en condiciones infrahumanas, con periodos largos de aislamiento, interrogatorios nocturnos e impidiéndole dormir durante días.

El yemení declaró ayer ante el jurado que debía decidir su pena. "Es algo triste ver que mueren personas inocentes", dijo. "Yo personalmente presento mis disculpas a las víctimas si algo de lo que hice pudo causarles algún daño". Hamdan explicó que continuó trabajando para Osama bin Laden después de enterarse de un atentado del año 2000 porque necesitaba el dinero y no tenía otra salida. "Estaba atrapado entre dos fuegos", señaló.

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Cuando el jurado hizo pública su decisión, el juez explicó la sentencia a Hamdan y le dijo que le quedaban sólo cinco meses de cárcel por cumplir. "A partir de ahí, ya no sé cuál será su destino" añadió. "Espero que llegue el día en el que pueda volver a su país con su mujer y sus hijas y sea capaz de ser un padre y un esposo en el mejor sentido de estos términos". Al escuchar la pena, Hamdan dio las gracias al jurado y volvió a pedir disculpas por haber servido a Bin Laden.

El ex chófer, de unos 37 años, siempre ha defendido que no tenía ninguna relación con Al Qaeda, que era un simple conductor que trabajaba a cambio de un sueldo de 200 dólares (130 euros) al mes. En el juicio testificó por escrito el auto proclamado cerebro de los atentados del 11-S, Khalid Sheikh Mohammed, y declaró que Hamdan era demasiado "primitivo" como para hacer nada más que cambiar ruedas y lavar coches. El chófer sólo tiene estudios de cuarto curso de primaria.

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