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Cristina Kirchner elige a un rival político como compañero para las presidenciales

El gobernador de Mendoza, Julio Cobos, milita en la Unión Cívica Radical

Jorge Marirrodriga

El radical Julio Cobos se convirtió oficialmente en la noche del sábado (madrugada de ayer en España) en el compañero de fórmula electoral de la candidata oficialista Cristina Fernández de Kirchner para las elecciones presidenciales del próximo octubre. De esta manera, un disidente de la Unión Cívica Radical (UCR) será candidato a vicepresidente junto a una senadora que se proclama peronista pero que no se presenta con el Partido Justicialista, formación intervenida por los tribunales ante su incapacidad para elegir un jefe.

La situación de los dos partidos políticos históricos en Argentina es, cuanto menos, complicada. Cobos es gobernador de la provincia de Mendoza, al oeste del país y conocida por su industria vinícola. Es uno de los cinco gobernadores de la UCR que se han pasado a las filas del kirchnerismo contra los deseos de su propio partido y lideran un movimiento apodado como los radicales K. El partido no los apoya ni ha querido legitimar el paso dado por Cobos, por lo tanto, los partidarios del ya candidato a vicepresidente organizaron una especie de acto plebiscitario popular donde unas 5.000 personas dieron su aprobación para que Cobos acompañe a Fernández en el tíquet electoral.

Cobos se deshizo en elogios al matrimonio Kirchner. "No necesitan un candidato de otro partido para ganar las elecciones, pero tienen la firme condición de que es necesario construir un país mejor, plural y tolerante", señaló ante sus simpatizantes. Adjetivos que negó a la UCR, que apoya las aspiraciones presidenciales del ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, y que ha expulsado de la formación a varios cargos por apoyar a Kirchner.

La inclusión del gobernador radical en la candidatura de Cristina Fernández responde a la estrategia adoptada por el presidente Néstor Kirchner, quien tras llegar a la Casa Rosada en 2003 y ver que no podía hacerse con las riendas del Partido Justicialista (PJ) optó por cambiar de rumbo y aglutinar en torno a su persona a políticos y dirigentes fuera del peronismo. El PJ se encuentra intervenido judicialmente por su "incapacidad manifiesta" para elegir una directiva y aunque las urnas ya han otorgado legitimidad a Kirchner sobre otros rivales dentro del partido, todavía amplios sectores de éste operan no sólo al margen, sino incluso a veces contra los intereses del presidente.

Una fuerza donde cabe todo

De esta manera el Frente Para la Victoria (FPV) de Kirchner con el que ahora su mujer se propone llegar a la máxima magistratura del Estado se ha convertido en una fuerza donde caben casi todos siempre que proclamen su lealtad al presidente. La fórmula no es nueva, porque el peronismo ha estado haciendo lo mismo durante décadas. La diferencia es que los Kirchner han asumido el riesgo de abandonar el paraguas de las emblemáticas siglas peronistas.

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Sin embargo tampoco quieren una ruptura radical. Por ello la candidata Fernández ha redoblado su reivindicación de la figura de Evita, una táctica no tanto dirigida a compararse con la segunda mujer de Juan Domingo Perón como a mantener atado a un importante sector del electoral que sigue votando por sentimiento peronista.

En la misma línea van los intentos hechos en las últimas semanas por representantes del kirchnerismo ante sectores tradicionales peronistas para que se permita al FPV utilizar el escudo peronista en las papeletas electorales de las presidenciales de octubre. Un hecho que va mucho más allá de la anécdota y cuyas consecuencias pueden cuantificarse en miles de votos.

Cristina Kirchner; su marido, el presidente Néstor Kirchner (centro), y el gobernador Julio Cobos, en un acto en mayo pasado.
Cristina Kirchner; su marido, el presidente Néstor Kirchner (centro), y el gobernador Julio Cobos, en un acto en mayo pasado.AFP

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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