_
_
_
_
_
Reportaje:

Discordia de acero entre Argentina y Venezuela

Cristina Fernández interviene para que Techint retenga una parte de Sidor y reciba una indemnización justa

No fue una estatalización más del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. La última nacionalización que anunció, la de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor), controlada por el grupo argentino Techint, le generó un velado roce con su amiga y homóloga argentina, Cristina Fernández de Kirchner.

A más de una semana de la decisión del Gobierno de Venezuela, las negociaciones se encaminan a dejar en manos del Estado caribeño la mayoría de las acciones a cambio de una indemnización a precios de mercado, y con la permanencia de Techint como accionista minoritario.

Sidor había sido privatizada en 1997, dos años antes de que Chávez llegara al Palacio de Miraflores. Techint, el mayor grupo económico de Argentina propiedad de la familia de origen italiano Rocca, pagó entonces 1.200 millones de dólares por el 60%. El 20% quedó en manos del Estado venezolano y el restante 20%, en poder de los trabajadores y los jubilados de Sidor.

El presidente venezolano siempre renegó de la venta de la principal siderúrgica de su país. En varias oportunidades se enfrentó al presidente de Techint, Paolo Rocca, porque acusaba a Sidor de cobrar caro el acero en el mercado local o de pagar poco por el mineral de hierro a la estatal Ferrominera del Orinoco.

Incluso el Gobierno venezolano había amenazado con la renacionalización, pero siempre mediaba Néstor Kirchner, presidente de Argentina (2003-2007), para que no se perjudicara a un grupo con el que compartía la visión de un país más industrial.

Pero la amenaza de Chávez se transformó en realidad a principios de este mes. Sidor y el sindicato siderúrgico llevaban desde marzo de 2007 discutiendo un convenio por 28 meses que incluyera un aumento de salarios, bonificaciones por vacaciones y utilidades, un incremento para los jubilados de la empresa y la incorporación a la plantilla de los trabajadores tercerizados.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

No bastaron siete huelgas para que se llegara a un arreglo. Finalmente, el vicepresidente de Venezuela, Ramón Carrizales, intervino en la negociación salarial, pero terminó anunciando la nacionalización al acusar a Techint de mantener "empleados sometidos a una semiesclavitud". Desde que en 2006 Chávez fue reelegido con el lema de Venezuela roja, rojita y la promesa de instaurar el "socialismo del siglo XXI" ha nacionalizado pozos petroleros, canales de televisión, empresas de alimentos, una telefónica, una eléctrica y las cementeras (incluida la filial de la mexicana Cemex). Tras el entredicho con el rey Juan Carlos, Chávez amenazó con nacionalizar las filiales de los bancos BBVA y Santander y admitió que tenía en la mira a Telefónica y Repsol YPF.

En el caso de Sidor, Rocca reaccionó enviándoles cartas a Chávez y a Cristina Fernández en las que invocaba la importancia de la integración en Mercosur, unión aduanera a la que aspira ingresar Venezuela. Sidor factura 2.400 millones de dólares anuales y produce el 30% del acero de Ternium, la empresa de Techint que elabora productos planos para industrias como la de la automoción y la construcción y cuenta con otras fábricas en México y Argentina. Como la brasileña Usiminas participa en Ternium, el presidente de Techint también pidió la intervención del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Cristina Fernández habló dos veces por teléfono con Chávez, pero no logró convencerlo. La decisión estaba tomada.

El ministro de Industrias Básicas y Minería de Venezuela, Rodolfo Sanz, admitió que, aunque la intención original de su Gobierno era comprarle el 60% de Sidor a Techint, existía la posibilidad de que el grupo se quedara con una minoría, con el 10% (el funcionario dijo el pasado domingo que el conglomerado argentino ha aceptado esa porción) o el 20% (Techint viene bregando por ese porcentaje).

El grupo argentino, que en un principio se oponía a ceder el control de Sidor por su importancia dentro de Ternium, rápidamente pasó a aceptar la posibilidad de quedarse con una porción mínima. También quiere asegurarse que el Gobierno de Venezuela no le quite sus otras empresas en ese país, Tubos de Acero de Venezuela (Tavsa) y Materiales Siderúrgicos (Matesi), pese a que algunos sindicalistas también piden su nacionalización.

El grupo argentino, cuyos máximos ejecutivos fueron recibidos dos veces por Cristina Fernández en los últimos días, también aspira a una indemnización: unos 3.500 millones de dólares por el 40%, según el periódico argentino Clarín.

El Gobierno argentino confía en que Venezuela le pague a Techint lo que corresponde, como hizo en otras nacionalizaciones.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_