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Reportaje:El conflicto de Oriente Próximo

Doblete europeo en Jerusalén

Sarkozy y Solana viajan por separado a la zona para impulsar una tregua - Israel rechaza la propuesta de la UE de permitir observadores en la franja

Israel decidió lanzar su ofensiva militar -planeada durante meses- en plenas vacaciones de Navidad en Occidente, pero, sobre todo, en un momento de semivacío político en la Casa Blanca. La ausencia estadounidense ha puesto a los europeos en la primera línea del frente diplomático, en busca de un alto el fuego en Gaza. Ayer, los esfuerzos diplomáticos de la Unión Europea para arrancar un alto el fuego a las partes se intensificaron, pero también se duplicaron con la llegada a la zona, por separado, de dos delegaciones europeas, sembrando el asombro entre los israelíes.

En la región también se encontraba ayer Tony Blair, enviado especial del Cuarteto (EE UU, UE, Rusia y la ONU), que se reunió con el presidente palestino, Mahmud Abbas. "El alto el fuego es una prioridad para poner fin al sufrimiento y permitir la entrada de ayuda humanitaria", dijo el ex primer ministro británico.

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Ese era también el objetivo de ambas delegaciones europeas, que no lograron avances en las reuniones mantenidas con Egipto y con israelíes y palestinos. "No ha habido progresos. No he visto a los israelíes muy deseosos de aceptar nuestras propuestas", explicó a este diario Karen Schwarzenberg, ministro de Exteriores de la República Checa, el país que preside este semestre la UE.

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Además de la llamada troika europea, también se presentó en Ramala y en Jerusalén el hiperactivo presidente francés, Nicolas Sarkozy, de gira en la región y apenas una semana después de haber dejado la presidencia de la UE. Sarkozy se reunió en Sharm el Sheik con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, después de que lo hubiera hecho la troika europea. Fuentes diplomáticas israelíes expresaron su asombro ante el doblete europeo. "Esto sólo contribuye a crear más confusión", dijeron.

Sarkozy ya lo intentó la semana pasada, cuando la ministra de Exteriores israelí, Tzipi Livni, viajó a París. Francia se encontró con un no rotundo israelí a su propuesta de alto el fuego de 48 horas. Ayer los europeos llegaron pertrechados con nuevas ofertas. "Queremos ver de qué manera pueden contribuir los observadores europeos", explica Cristina Gallach, portavoz del Alto Representante para la Política Exterior de la UE, Javier Solana. Una de las ideas que se contemplaban era que la misión europea desplegada tras la retirada israelí de Gaza en 2005, y ahora parada por el cierre de la frontera sur de la franja, se ampliara y transformara su mandato para supervisar una futura tregua. Se habló ayer incluso de la posibilidad de incluir efectivos árabes.

Pero la respuesta también fue otra vez no. "No veo en qué puede ayudar eso", dijo ayer Livni en conferencia de prensa conjunta con los europeos en Jerusalén. Y explicó que Israel no necesita a nadie para tomar notas cuando se dispara un cohete, que lo que necesitan son fuerzas con una misión clara, dispuestas a parar el contrabando de armas a través de los túneles que conectan con el vecino Egipto y a responder si Hamás incumple una futura tregua. Livni dejó también ayer clara la determinación israelí a seguir adelante con la ofensiva militar. "Cuando Israel sufre un ataque, Israel responde. Estamos ante una larga batalla dentro de la guerra contra el terror", sentenció Livni alejando cualquier esperanza de alto el fuego que pudieran haber albergado los europeos.

La frustración crece entre los diplomáticos europeos, que ven cómo la estrategia de asfixiar a Hamás mientras inundan de fondos a la autoridad palestina del presidente Mahmud Abbas no da frutos. Al contrario, el movimiento islamista Hamás gana adeptos -no sólo en Gaza, también en Cisjordania- a medida que el ataque israelí se recrudece. Y mientras, Abbas aparece ante su opinión pública como un títere de estadounidenses e israelíes incapaz de hacer frente a la ocupación israelí. Con las manos atadas, los europeos no pueden siquiera hablar directamente con Hamás, por estar incluido en su lista de organizaciones terroristas mientras las bombas siguen cayendo en Gaza.

Falta por ver qué as en la manga trae un Sarkozy resentido con los checos y deseoso de apuntarse otro tanto diplomático tras su éxito mediador en Georgia el pasado septiembre. Fueron los checos los que le afearon al presidente francés la presidencia con sus reticencias a firmar el comatoso Tratado de Lisboa y los que complicaron las relaciones de la UE con Rusia al negociar bilateralmente con Washington la instalación de parte del sistema de defensa antimisiles estadounidense. Y han sido los checos los que el pasado sábado, al poco de comenzar la lluvia de misiles israelíes sobre Gaza, salieron a la palestra para legitimar la operación militar israelí provocando un seísmo diplomático.

"Desde la perspectiva de los últimos días, entendemos este paso como una acción defensiva, no ofensiva", dijo Jiri Potuznik, portavoz checo de la presidencia europea. El resbalón obligó a Schwarzenberg a matizar, pero el daño ya estaba hecho. Hamás consideró la declaración checa "parcial y de apoyo a la comisión de crímenes por parte de la potencia ocupante en Gaza".

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