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EE UU toma las riendas de la lucha antiterrorista en el Magreb y el Sahel

La organización Al Qaeda se ha mostrado muy activa en la zona desde finales de 2006

El terrorismo islamista traspasa las fronteras, pero la respuesta de los países afectados es descoordinada. Paso a paso, EE UU va asumiendo un mayor protagonismo en la seguridad del Magreb y de la franja del Sahel, una región compuesta por ex antiguas colonias de Francia, pero en la que la ex metrópoli cede el papel protector a la superpotencia estadounidense. Esta implicación quedó escenificada, a principios de mes, por la reunión en Dakar de todos los jefes de Estado Mayor de la zona en torno a un general norteamericano.

Los Estados del Sahel, Mauritania, Malí, Níger y Chad (aunque también comprende territorios de Senegal, Nigeria y Sudán) son endebles y sus minúsculos ejércitos apenas controlan sus vastos territorios. Los del pequeño Magreb (Marruecos, Argelia y Túnez) son más sólidos, pero sufren con fuerza el azote terrorista. Éste puede ser aún más virulento si los salafistas argelinos, ahora rebautizados Al Qaeda del Magreb, logran reagrupar bajo su batuta a todos los radicales de la zona como se lo ha encomendado Osama Bin Laden.

El Magreb está en alerta desde finales de 2006. Argelia, donde aún se mantiene el estado de excepción, fue de nuevo golpeada con virulencia la semana pasada. La explosión sincronizada de siete coches bomba causó en Cabilia seis muertos y 13 heridos. En las redadas posteriores hubo, según la televisión Al Yazira, otros 26 muertos y 35 detenidos. En los suburbios de Túnez hubo también, en torno a la Nochevieja, 17 muertos en los enfrentamientos entre radicales y el Ejército.

"Nuestra región está sometida a graves amenazas terroristas y está expuesta a actos terroristas violentos", recalcó el pasado jueves el portavoz del Gobierno marroquí, Nabil Benabdalá. En consecuencia, anunció, "se ha elevado el nivel de movilización y de vigilancia" sobre todo en puertos y aeropuertos.

Los Estados del Magreb toman medidas internas, pero desconfían los unos de los otros. Los servicios secretos de Argelia y de Marruecos "apenas cooperan y a veces somos nosotros, los europeos, los que transmitimos, por ejemplo, una información de Argel a Rabat, o viceversa, que ellos no han querido comunicarse", asegura un antiguo responsable del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) español.

Washington detectó ya en 2002 el riesgo de que Al Qaeda, acosada en Afganistán, tratase de poner pie en el Sahel, cuyos pueblos, por ejemplo, se llenaban de imanes paquistaníes a cual más integrista. Puso en marcha la llamada Iniciativa Pan Sahel, rápidamente reconvertida en la Asociación Transahariana de Contraterrorismo (TSCTP, según sus iniciales inglesas).

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Nuevas armas

En el marco de esta segunda iniciativa, Washington se gastó, en 2006, 80 millones de dólares (unos 60 millones de euros) en entrenar a las minúsculas fuerzas armadas del Sahel en el uso y mantenimiento de nuevas armas, de sistemas de comunicación y de navegación terrestre y en prodigar cuidados a heridos alejados de cualquier centro médico.

Con Argelia, cuyo Ejército tiene una larga experiencia de lucha antiterrorista, el Pentágono ha ido más lejos. Hace dos años, según reveló el semanario francés Le Canard Enchaîné, las fuerzas especiales estadounidenses empezaron a efectuar ejercicios conjuntos con tropas argelinas en una base cerca de Tamanrasset, en el sur desértico de Argelia. No en balde, el Ejército argelino ha cruzado alguna vez la frontera de Malí para perseguir a terroristas.

La reunión de los ocho jefes de Estado Mayor del Magreb, del Sahel y de Nigeria que el general William Ward convocó el 7 de febrero en Dakar tuvo por objeto estudiar "cómo reducir la capacidad de los extremistas violentos de hacer daño a civiles inocentes", según explicó el oficial estadounidense. Ward es el comandante en jefe adjunto de EE UU para Europa, pero podría ser el primer jefe del recién creado mando militar norteamericano para África.

"Sólo hay un santuario en el Sáhara", explicó a la prensa senegalesa el general Abdelkader Gueye, jefe de Estado Mayor de Senegal. Es el que abarca el norte de Malí, el noreste de Mauritania y el sur de Argelia. Allí los salafistas argelinos organizan incluso campamentos provisionales de entrenamiento, durante 48 o 72 horas, que desmontan antes de que sean localizados por los satélites y puedan ser atacados.

Ante este avance norteamericano, "Francia está siendo muy tímida", se lamentaba Pierre Boutaud, comentarista de asuntos militares. Mantiene aún contingentes en algunos países de la zona, empezando por Chad, pero no ha podido coordinarlos en su lucha antiterrorista como lo está haciendo Estados Unidos.

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