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EE UU vende armas al Gobierno de Irak pese a las tensiones sectarias

Washington transfiere 84 cazas F-15 a los saudíes por 22.700 millones de euros

A pesar de que Irak se halla al borde de un enfrentamiento fratricida entre facciones chiíes y suníes, la Casa Blanca ha decidido mantener su autorización para vender al Gobierno de ese país 11.000 millones de dólares (8.500 millones de euros) en concepto de armamento y material bélico, que procederán principalmente de subcontratas militares. Y aunque ha criticado la persecución política de la minoría suní por parte del Gobierno del primer ministro chií Nuri al Maliki, Barack Obama va a poner en sus manos material que podría emplearse en una posible campaña de represión. El sábado, Al Maliki había advertido que cualquier intento de las regiones suníes de reclamar una mayor autonomía provocaría "ríos de sangre".

La relación entre suníes y chiíes ha empeorado en las últimas semanas
Bagdad se gastará en la transacción el 13,4% de la riqueza del país

No es la única venta de armas a un aliado en Oriente Próximo que EE UU ultima estos días. Ayer, la Casa Blanca reveló que ha autorizado a la subcontrata Boeing la exportación de 84 cazas F-15SA a Arabia Saudí por valor de 29.400 millones de dólares (22.700 millones de euros). "Este acuerdo refuerza la relación sólida y duradera que existe entre EE UU y Arabia Saudí", dijo un portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest. "Y realza el compromiso adquirido con una defensa saudí robusta, algo crucial para la seguridad en la región".

En el caso de Arabia Saudí, la venta forma parte de un acuerdo comercial, vigente durante 10 años, de exportación de material bélico por valor de 60.000 millones de dólares (46.400 millones de euros), aprobado por el Capitolio el año pasado. La partida enviada a Irak ahora es más modesta. Bagdad ha pagado la mayoría de las remesas por adelantado.

El producto interior bruto de Irak es de 82.000 millones de dólares (63.400 millones de euros), según el Banco Mundial. El valor de esa transacción supone el 13,4% de la riqueza del país. Entre el material que EE UU enviará a Irak se hallan 18 cazas F-16; 100 misiles aire-aire AIM-9 Sidewinder y 50 misiles aire-superficie AGM-65 Maverick. Las subcontratas responsables serán Boeing Corporation, Raytheon Missile Systems, Lockheed Martin y Northrop-Grumman, entre otras.

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Ya en octubre, la venta de material bélico (44 vehículos acorazados Humvee y 300 misiles) de EE UU al reino de Bahréin, aliado de Arabia Saudí, provocó airadas protestas en el Congreso. Diversos legisladores se quejaron de que la Casa Blanca vendiera armamento a un régimen sumido en una campaña de represión contra manifestantes prodemocracia. Los helicópteros Apache que el régimen usaba para controlar las concentraciones eran todos de fabricación norteamericana.

EE UU autoriza la venta de armas con un objetivo claro: contener a Irán, un país gobernado por clérigos chiíes con el que se disputa la influencia en la región. En los casos de Arabia Saudí y Bahréin, los receptores son Gobiernos suníes. Pero en lo que respecta a Irak, Washington está apostando por un Gobierno chií, con lazos con Irán.

Durante los 24 años en que Sadam Husein fue presidente de Irak, la minoría suní gobernó con puño de hierro sobre una gran mayoría chií. Solo tras la invasión norteamericana se invirtieron las tornas y tomaron los chiíes el poder. Tras las elecciones generales de 2010, ambas facciones religiosas crearon un Gobierno de unidad, apoyado por EE UU. Las dos partes firmaron un acuerdo que cedía el puesto de primer ministro a un chií, Al Maliki, y permitía a los suníes decidir quién ocupa los ministerios de Defensa e Interior.

Las relaciones entre ambas partes han empeorado en las últimas dos semanas, después del repliegue definitivo de las tropas norteamericanas. El Gobierno de Al Maliki emitió una orden de detención contra el vicepresidente, el suní Tarik al Hachemi, para juzgarle por actos de terrorismo. Este huyó al Kurdistán, una zona que históricamente ha aspirado a la independencia. Siguiendo el ejemplo del Kurdistán, tres provincias de mayoría suní (las de Saladino, Diyala y Anbar) han propuesto una alianza para lograr la autonomía. Al Maliki advirtió el sábado que hacerlo generaría "violencia sectaria" y sumiría a Irak "en ríos de sangre".

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