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Francia instruye en una base de Yibuti a soldados somalíes

París pretende completar en tierra la operación naval contra la piratería

Antonio Jiménez Barca

En pleno desierto de Yibuti, a 30 kilómetros de la frontera de Somalia, un grupo de militares franceses forma e instruye tropas escogidas somalíes para que combatan al lado del jeque Sharif Sheik Ahmed, el islamista moderado apoyado por la Unión Africana y la ONU. Sheik Ahmed encara desde mayo una fuerte ofensiva desencadenada por grupos islamistas radicales que, aunque enfrentados entre ellos, controlan de hecho el sur del país y se encuentran desde hace meses a las puertas de la capital, Mogadiscio.

El campamento francés, denominado Mariam, se instaló en julio, según reveló ayer el diario Le Monde en un reportaje sobre el terreno. Consta de un conjunto de tiendas de campaña y un puñado de piedras blancas que delimitan el terreno. Los soldados son elegidos entre miembros del clan del jeque Sheik Ahmed y cobran, por quedarse en el campamento y recibir la instrucción necesaria, 50 dólares (34 euros). No tienen casi ninguna experiencia militar. Algunos han participado en algunas milicias descontroladas, nada más. En el campamento aprenden a disparar un fusil de asalto, a formar parte de un ejército y las más elementales normas del derecho internacional de guerra. Los militares franceses creen que no pueden exigirles más.

Desde el verano han recibido entrenamiento unos 500 reclutas

Ya hay 150 soldados formados que esperan que EE UU se comprometa a pagar los 150 dólares al mes prometidos para salir hacia el frente. Desde el 28 de septiembre, otros 350 soldados reciben instrucción en un emplazamiento con tres banderas: la de Yibuti, la de Somalia y la francesa. Antes de quedarse hubo una preselección: se rechazaron los que, de manera evidente, tenían menos de 18 años, los tuertos y los susceptibles de no ser demasiado fieles al clan del jeque en el poder.

El coronel Frédéric Gauthier reconoce que la principal motivación de los reclutas es la de los 50 dólares. Las autoridades francesas tampoco desconocen que se corre el riesgo de que los nuevos soldados, una vez en Mogadiscio, hagan caso omiso de la disciplina militar y desaparezcan. Pero Francia está dispuesta a correr el riesgo e implicarse, de una manera concreta y firme, en esta guerra a fin de apoyar al frágil Gobierno de transición del jeque Sheik Ahmed.

"La operación que Europa lleva a cabo contra la piratería en las costas de Somalia no se completará jamás si no se actúa también en tierra", asegura en Le Monde Pierre Lellouche, secretario de Estado francés para Asuntos Europeos, que hace unos pocos días visitó el campo de entrenamiento. De hecho, Lellouche ha invitado a otros países europeos a participar en el proyecto.

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"Por primera vez, los europeos pueden comprometerse en una zona lejana pero que concierne a sus intereses", añade el secretario de Estado francés. Algunos países, entre los que se cuenta España, según Le Monde, han mostrado interés en la iniciativa. Otros son Alemania, Austria, Hungría y Polonia.

No es la primera vez que queda patente la voluntad de Francia de implicarse más allá de las palabras en esta guerra que desangra este país sumido en el caos, sin Estado propiamente dicho desde 1991. El 14 de julio, un grupo de hombres armados pertenecientes a los grupos islamistas radicales irrumpió en un hotel de Mogadiscio y a punta de pistola secuestró a dos agentes secretos franceses que se encontraban allí para asesorar militarmente al Gobierno del jeque Sheik Ahmed. Uno de ellos consiguió escapar días después. El otro continúa en manos de los grupos rebeldes.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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