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Hamás reprime con dureza las protestas de los jóvenes palestinos en Gaza

Enric González

La aparente pasividad de los palestinos, mientras gran parte del mundo árabe se agitaba, causaba una cierta perplejidad. Ya no hay misterio: la juventud palestina ha empezado a exigir cambios. El primero, la reconciliación entre Fatah y Hamás, los dos grandes partidos enemigos. Las manifestaciones en Gaza topan con la brutalidad de la policía de Hamás, que emplea todos los medios represivos a su alcance.

Las revueltas palestinas contienen algo novedoso: por primera vez, el rechazo a Israel, que ocupa (en Cisjordania) o sitia (en Gaza), pasa a un segundo plano. Lo que ahora hace hervir la sangre de los jóvenes es la opresión interna. Desde la guerra civil de 2007, tras la que Fatah ocupó el poder en Cisjordania y Hamás hizo lo mismo en Gaza, ambos partidos se han dedicado a perseguir al rival. Esa posguerra civil agrava la separación física entre Cisjordania y Gaza, beneficia a Israel y acentúa las tendencias represivas de los dos Gobiernos palestinos.

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Al Fatah y Hamás sellan su reconciliación

La Autoridad Palestina sofocó con dureza las protestas iniciales, semanas atrás. Luego decidió cambiar de táctica e intentó cabalgar sobre la ola: el martes pasado, miles de militantes de Fatah agregaron el lema "contra la ocupación" a una manifestación juvenil que se había organizado en Facebook bajo el lema "contra la división". A un nivel institucional, el presidente Mahmud Abbas se declaró dispuesto a viajar a Gaza, que no pisa desde 2007, para "sellar la reconciliación" con Hamás.

En Gaza, donde el Gobierno de Hamás se declara formalmente dispuesto a recibir la visita del presidente Abbas, la tolerancia ante las protestas es nula. El martes por la noche, policías y matones de Hamás desalojaron con gran violencia la plaza Katiba, donde al menos 10.000 personas exigían de forma pacífica la unidad de los palestinos. El miércoles por la mañana la policía y los matones entraron en las Universidades de Al Azhar y Al-Quds y apalearon a los estudiantes que querían volver a la contigua plaza Katiba. Ayer se cerró la Universidad de Al Azhar por orden gubernativa y la violencia policial se desplazó a las cercanías de la sede de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados, donde se manifestaban centenares de jóvenes. "Son protestas malintencionadas, detrás de ellas está Fatah", declaró Ayman Al Batniji, portavoz de la policía de Gaza.

En efecto, en la Universidad de Al Azhar predomina el laicismo de Fatah. Pero la Universidad de Al-Quds es islamista y dominada por Hamás, y allí también ha prendido la revuelta. También es cierto que fue Fatah quien lanzó la consigna de que en las manifestaciones solo se alzara la bandera palestina y solo se gritara contra la división. El resultado, en cualquier caso, es que Hamás impide que los jóvenes lleven la bandera de su país y reclamen unidad, agudizando el descontento estudiantil.

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"Cuando estábamos ocupados por el Ejército israelí hubo Intifada; cuando gobernó Fatah y sufrimos la corrupción y los tiroteos entre bandas, hubo una guerra civil; ahora que nos gobierna Hamás y tenemos integrismo islámico y opresión, algo habrá que hacer también", comenta Ayman, uno de los jovencísimos organizadores de las protestas.

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