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Humala gana respaldo en Perú

El gobernante intenta granjearse la confianza empresarial mientras cumple con sus bases al elevar el salario mínimo

Ollanta Humala, presidente de Perú, se muestra ahora más sólido y menos cuestionado que cuando fue elegido en una apretada segunda vuelta electoral sobre Keiko Fujimori. La luna de miel -así la califican los medios peruanos- del mandatario ya va a entrar al tercer mes.

Aunque nadie olvida aún que fue elegido en medio de grandes temores, y muchos electores votaron con él como un mal menor, la popularidad del ex teniente coronel del Ejército ha crecido notoriamente desde que asumió el Gobierno el 28 de julio. Una encuesta de Ipsos Apoyo, publicada por el diario El Comercio, le otorga un 65% de aprobación. Otra, de Datum, publicada por Perú.21, le da incluso más, un 70%. Varios analistas señalan que los primeros días de Humala han sido positivos. En poco tiempo ha logrado calmar en gran medida los miedos del sector empresarial, que se puso en guardia desde que se confirmó su pase a segunda vuelta y amenazaba con frenar sus inversiones, lo que hubiera herido de muerte el actual dinamismo económico del país.

También se anotó un gran éxito en su negociación con el sector minero (el principal exportador del país) con el que acordó un nuevo gravamen que le permitirá ingresos adicionales de 3.000 millones de dólares anuales. Esto es seis veces más que lo que logró su antecesor, Alan García. Más allá de lo que pueda pasar con la economía mundial, Humala ya tiene dinero para poner en práctica su agresiva política de asistencia social y lucha contra la pobreza.

El politólogo Alberto Vergara señala dos acciones del nuevo Gobierno como sus principales aciertos: una es darle continuidad al equipo que lleva la disputa con Chile por la delimitación de la frontera marítima en el tribunal de La Haya; la otra "el mantenimiento de una política económica que en los últimos 10 años ha generado gran riqueza en Perú".

Un tercer acierto, a juicio del mismo analista, es la actitud coherente del mandatario respecto a sus promesas de campaña. "Para sus bases ha cumplido un primer tramo de sus promesas electorales como el aumento del salario mínimo y el impuesto a las sobreganancias mineras. A sus detractores les ha mostrado que estaba dispuesto a mantener el modelo económico y ha repetido que no piensa reelegirse", destaca.

El estilo de gobierno de Humala también parece gozar de aceptación. Mucho menos dotado para la oratoria que su antecesor, Alan García, el nuevo presidente evita la sobreexposición pública y se nota incómodo con los periodistas. De acuerdo con la encuesta de Datum, un 45% de los peruanos dice decantarse por un presidente "que prefiere mantener un perfil bajo y no habla mucho".

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Faltan 118 meses, como enfatiza en La República Augusto Álvarez Rodrich. Y los niveles de popularidad que ahora disfruta Humala también los gozaron sus antecesores, que luego sufrieron terribles caídas. Para poder mantener una alta aceptación, Humala deberá lograr éxito en sus programas sociales y controlar la inseguridad ciudadana creciente. También deberá mantener a raya la crisis económica global para poder mantener los niveles de crecimiento del país en alrededor del 6%, lo que sus propios técnicos consideran necesario para seguir reduciendo la brecha de pobreza.

Ollanta Humala.
Ollanta Humala.

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