_
_
_
_
_
Entrevista:VÁCLAV KLAUS | Presidente de la República Checa

"Ignorar el 'no' de Irlanda tendrá efectos desastrosos para la UE"

Cristina Galindo

Cuando el no de Irlanda al Tratado de Lisboa, el 12 de junio, abrió una crisis en la UE, Václav Klaus (Praga, 1941) acababa de ser operado de la cadera. Pero su delicado estado de salud no le impidió emitir, de inmediato, un duro comunicado en el que daba por muerto el texto y exigía que se detuviera el proceso de ratificación. "El tratado fue rechazado por Irlanda de forma democrática y no puede entrar en vigor", afirma Klaus, que ha accedido a responder a un cuestionario para este diario enviado por correo electrónico.

Parte de la atención de los socios de la UE se dirige ahora a la República Checa, uno de los siete países que aún no han aprobado el documento, temerosos de que sea el escenario del siguiente varapalo al Tratado de Lisboa. Klaus no tiene la última palabra, sino el Parlamento. Y, aunque el Gobierno está liderado por el liberal Partido Democrático Cívico (el mismo al que pertenece Klaus), su primer ministro, Mirek Topolánek, ha dejado las puertas abiertas a cualquier opción, pero no se ha manifestado abiertamente en contra del texto.

"Con o sin el voto de la República Checa, el tratado no puede entrar en vigor"
"El europeísmo es como el esperanto: una lengua artificial"
"El ecologismo radical es un peligro para la libertad y la prosperidad"
Más información
La Justicia británica da luz verde a la ratificación parlamentaria del tratado de Lisboa
Zapatero dice que "Europa no puede detenerse" tras el 'no' irlandés al Tratado de Lisboa
Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Klaus, economista formado en Estados Unidos y defensor del pragmatismo liberal, es presidente desde 2003 y acaba de escribir un libro sobre el cambio climático, Blue Planet in Green Shackles (literalmente, "planeta azul en grilletes verdes", que se publicará en España este año), en el que afirma que el ecologismo radical amenaza la libertad y la prosperidad de la Tierra.

Pregunta. Los irlandenses han rechazado el Tratado de Lisboa. ¿Qué efecto tendrá el no en la UE?

Respuesta. La UE no debe basarse en ignorar sus propias reglas y principios. El Tratado de Lisboa fue rechazado por Irlanda de forma democrática y amplia y, por lo tanto, no puede entrar en vigor. Cualquier intento de ignorar este hecho y seguir impulsando el tratado con presión y manipulación política tendrá un efecto desastroso para la Unión. La UE debería dejar de hablar de su futuro sobre la base de tratados rechazados. El resultado de una votación pública, en cualquier democracia que funcionara, dejaría claro que no es el camino que hay que seguir.

P. ¿Cree que la República Checa ratificará el tratado? ¿Debería hacerlo?

R. El Senado ha enviado el Tratado de Lisboa al Tribunal Constitucional para analizar si cumple con la Constitución de la República Checa. Si la República Checa ratifica o no el tratado depende de la decisión del Tribunal Constitucional y del voto del Parlamento checo, pero dado que el tratado debe ser ratificado por unanimidad de todos los Estados miembros de la UE y uno de ellos ya lo ha rechazado, el resultado final de la ratificación será el mismo. Con o sin el voto checo, el Tratado de Lisboa no será ratificado y no entrará en vigor.

P. ¿El Tratado de Lisboa perjudica a la UE?

R. El Tratado de Lisboa es un paso en la dirección equivocada. Es un tratado que incluye innovaciones institucionales de la también rechazada Constitución europea, típica de un Estado federal. El tratado produndiza en el déficit democrático de la UE; crea un marco legal europeo aún más complejo y confuso; transfiere más poderes de los Estados miembros al nivel de la UE; y elimina el voto unánime en algunas áreas e incluye cláusulas que pueden cambiar -y por lo tanto ampliar- las competencias de la UE sin necesidad de la aprobación de los Estados miembros.

P. ¿En qué momento se encuentra la construcción europea? ¿Cuál es el siguiente paso: seguir con el Tratado de Niza o redactar otro nuevo?

R. Necesitamos una nueva percepción del proceso de integración europeo. Hay que rechazar el desarrollo que se ha producido a partir de Maastricht. El documento debe ser escrito sobre una base diferente y por gente diferente. Lo que necesitamos es una reflexión imparcial sobre la administración correcta de los bienes públicos: cuáles están a nivel municipal, regional y estatal, y cuáles, a nivel del continente. Y, por encima de todo, cuáles no pertenecen a ningún lugar, porque el asunto no es público, sino que se trata de un bien privado, que debe permanecer sujeto al proceso de toma de decisiones de los individuos libres.

P. Usted se define como un eurorrealista, no como un euroescéptico.

R. Éstas son dos etiquetas que a menudo se usan sin definir. Creo que sólo hay dos grupos de políticos en la UE, los eurorrealistas y los euroingenuos. En este sentido, yo soy definitivamente un eurorrealista, lo que significa que yo no aplaudo todo lo que viene de la UE sin cuestionarlo y observo algunos aspectos de la integración europea de forma crítica. Los euroingenuos ven escepticismo en este enfoque porque ellos están seguros de que la UE tiene que estar en perpetuo movimiento y que cada nueva iniciativa mejora de forma automática el proceso de integración. Por eso ellos anticiparon, de forma equivocada, que Irlanda debía aceptar el Tratado de Lisboa, simplemente porque supuestamente se ha beneficiado mucho de ser miembro de la UE.

P. ¿Cree que República Checa estaría mejor fuera de la UE?

R. No hay ninguna alternativa a nuestra pertenencia a la UE y siempre he apoyado nuestro ingreso y nuestra pertenencia a la UE. Como primer ministro del país, presenté nuestra solicitud de adhesión en 1996 y, como presidente del país, firmé el tratado de adhesión en 2003. La República Checa siempre ha formado parte de Europa y ha tenido fuertes vínculos geográficos, económicos, históricos y culturales con los países del continente europeo. Pero, repito, eso no significa que el país deba ratificar todos los tratados europeos y aprobar cada iniciativa de la UE.

R. ¿Cree que es posible seguir con la ampliación, como el caso de Croacia?

P. Creo que es posible y creo que la ampliación de la UE debe continuar. El Tratado de Lisboa no es la única posibilidad de que la ampliación siga adelante, como se ha argumentado. La ampliación puede continuar sin el tratado. La entrada de Croacia puede ser ajustada institucionalmente en el tratado de adhesión y las siguientes ampliaciones pueden hacerse a través de un nuevo tratado especialmente diseñado para ello. No se necesitan nuevas instituciones europeas, que son más apropiadas para una organización federal que intergubernamental, para que entren más países.

P. Han pasado cuatro años desde la entrada de República Checa en la UE. ¿El balance es positivo? ¿Se sienten los checos más europeos ahora?

R. Los checos no entraron en la UE para adquirir el sentimiento de ser europeos. Deberíamos dejar a la gente que vive en el continente europeo que sean checos, polacos, italianos, daneses y no hacer europeos de ellos. Ése es un proyecto defectuoso. La diferencia entre un checo, un polaco, un italiano y un danés, por ejemplo, y un europeo es semejante a la diferencia entre el idioma checo, polaco y danés, y el esperanto. La europeídad es el esperando: una lengua artificial.

P. ¿Considera que la República Checa está preparada para adoptar el euro?

R. No creo que se trate de poner una fecha. Deshacernos de nuestra moneda es una decisión muy difícil, porque conlleva beneficios, pero también costes. Estoy convencido de que no es necesario hacerlo ahora.

P. En la actualidad, el Parlamento checo tiene tantos miembros de la coalición de Gobierno como de la oposición. ¿No sería mejor un Ejecutivo más fuerte?

R. El Gobierno checo tiene una ligera mayoría en el Parlamento. El sistema electoral checo proporciona coaliciones frágiles y creo que sería mejor cambiarlo. No está afectando tanto al país, pero las políticas del Gobierno y el Parlamento tienen que ser mucho más consensuadas que en los países sistema de la mayoría relativa, por ejemplo.

P. ¿Está de acuerdo con la instalación de parte del escudo antimisiles de Estados Unidos en territorio checo?

R. Estoy de acuerdo con la instalación de un radar Americano en territorio checo, porque me siento muy comprometido con la relación trasatlántica, como complemento de nuestro compromiso con la UE. Si finalmente se instala un componente del sistema de defensa antimisiles de Estados Unidos en mi país, estoy seguro de que en el futuro formará parte intrínseca de cualquier sistema de seguridad antimisiles de la OTAN.

P. Pero los sondeos afirman que el 70% de los checos está en contra del escudo. ¿Es posible seguir adelante con el proyecto si tener el apoyo de la opinión pública?

R. Será el Parlamento checo, no el Gobierno ni el presidente, quien tome la decisión.

P. ¿Cómo están las relaciones con Rusia y su nuevo presidente, Dmitry Medvédev?

R. Las relaciones entre República Checa y Rusia han alcanzado un elevado grado de desarrollo en todas las esferas en los últimos años. Ciertamente, existen temas con los que diferimos pero éstos no son, de ninguna manera, una carga para la naturaleza positiva de nuestras relaciones. No me he reunido con el presidente ruso aún, pero estoy convencido de que nuestros contactos serán frecuentes, como lo eran con su predecesor.

P. Usted asegura que el cambio climático es un mito, pero muchas organizaciones internacionales dicen lo contrario. ¿En qué se basa para decir esto?

R. Primero, no todas las organizaciones internacionales ni todos los científicos dicen lo contrario. Eso es un mito. Mi libro sobre este tema será publicado en España este año. En él, me he preguntado algunas preguntas: ¿el calentamiento global es una realidad?; si es una realidad, ¿es culpa del hombre?; si es una realidad, ¿es un problema?, ¿vivirán mejor o peor los ciudadanos del mundo porque haya pequeños incrementos en la temperatura global?; si es una realidad, y no es un problema, ¿puede el hombre detener el proceso?, ¿puede cualquier análisis razonable sobre el coste-beneficio justificar cualquier cosa que se puede hacer ahora? Podemos decir, con algún grado de probabilidad, sólo a la primera pregunta. Para las otras, mi respuesta es no. Lo digo porque veo el peligro que hay en la ideología de los ecologistas y su versión más radical, el alarmismo climático. Lo digo porque lo que está en juego en este debate sobre la llamada lucha contra el calentamiento global no es el clima, sino nuestra libertad y prosperidad.

P. ¿Qué piensa de la energía nuclear y la renovable? ¿Cuál prefiere? ¿Cree que el mundo necesita más energía nuclear?

R. Prefiero que el debate energético no sea dictado, sino que cada Estado elija su mix energético. Pero, sí, estoy a favor de la energía nuclear y, sí, el mundo necesita menos fuentes energéticas que funcionen con subsidios y, por lo tanto, necesita más energía nuclear.

P. ¿Qué debe hacerse para acabar con la crisis alimentaria? ¿De quién es la culpa?

R. No hay soluciones fáciles y rápidas. Se trata de un tema complejo relacionado con cambios a más largo plazo en las políticas económicas. La crisis alimentaria es el resultado de una intervención y planificación excesiva por parte de los Estados y de las instituciones internacionales. Es el resultado de decirles a los agricultores qué deben cultivar, o de dar preferencia a las ayudas en lugar de al comercio, o establecimiento barreras comerciales inútiles, y por lo tanto ajustando de forma artificial la oferta y la demanda para diferentes productos y materias primas.

Václav Klaus, en marzo pasado en una visita a Nueva York.
Václav Klaus, en marzo pasado en una visita a Nueva York.AP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_