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Israel recibe con más viviendas en Cisjordania al vicepresidente de EE UU

Benjamín Netanyahu autoriza la ampliación de la colonia de Beitar Ilit

Un día después de que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) aprobara el retorno inminente a las negociaciones con Israel, y horas antes de que el vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, aterrizara en Tel Aviv, el Gobierno de Benjamín Netanyahu ofreció su particular bienvenida a la decisión palestina y al visitante norteamericano: 112 casas serán construidas en la colonia judía, mayoritariamente ultraortodoxa, de Beitar Ilit (Cisjordania). No es nada nuevo. La ex jefa de la diplomacia Condoleezza Rice y otros emisarios de la Casa Blanca han pasado por el trance de desembarcar en Israel cuando se anuncia una nueva expansión de asentamientos.

Biden, que hoy comienza sus reuniones con los líderes hebreos, coincide en la región con el enviado de Barack Obama para Oriente Próximo, George Mitchell. Éste lidiará con los avatares de la colonización. El vicepresidente, que pronunciará el jueves una conferencia titulada La perdurable alianza entre Estados Unidos e Israel, tratará de aplacar las urgencias israelíes sobre el programa atómico iraní, frente al cual ha garantizado todo el apoyo de Washington.

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El primer ministro Netanyahu prometió en noviembre que durante 10 meses sólo se permitiría terminar las viviendas ya en construcción e iniciar ciertas infraestructuras públicas en la Cisjordania ocupada. Sin embargo, las ONG israelíes ya han denunciado violaciones de ese compromiso en una treintena de asentamientos. Abundan los analistas que califican de "farsa" esa congelación de la edificación. Alguna vez lo ha comentado la presidenta del Tribunal Supremo israelí, Dorit Beinisch: "El Gobierno no sólo incumple sentencias del Supremo, es que no cumple ni sus propias decisiones".

El Ejecutivo israelí ya consiguió que Washington renunciara a la exigencia tajante que enunció Obama respecto a la congelación de la construcción en las colonias de Cisjordania. Ahora sólo se trata de que palestinos e israelíes vuelvan a comunicarse formalmente, aunque sea mediante los oficios de mediación de Mitchell. Que alcancen acuerdos sustanciales -en el plazo de cuatro meses previsto para estas conversaciones indirectas- suena a chiste de mal gusto. Primero, porque el diseño del Estado palestino que Netanyahu ha planteado no es digno de recibir tal nombre. Y también porque los líderes políticos y mediadores estadounidenses viven pendientes de las legislativas de noviembre y de las sanciones a Irán. El programa nuclear iraní y la intención de la Casa Blanca de impedir que la aviación israelí lance un ataque preventivo contra las bases atómicas coparán las reuniones políticas de Joseph Biden.

En todo caso, la iniciativa de ampliar la colonia de Beitar Ilit es el primer contratiempo para unas negociaciones que ni siquiera han arrancado y en las que se depositan magras esperanzas dada la inconmensurable desconfianza entre las partes. El ambiente se ha enrarecido, más si cabe, con la decisión del Gobierno hebreo de incluir dos lugares sagrados ubicados en Hebrón y Belén (Cisjordania) -la Tumba de los Patriarcas y la Tumba de Raquel- entre los recintos que serán rehabilitados, un asunto extremadamente delicado. "Si el Gobierno israelí quiere sabotear los esfuerzos de Mitchell con estas medidas, digámosle a Mitchell que tal vez no comenzaremos las negociaciones indirectas...", comentó el jefe de los negociadores palestinos, Saeb Erekat.

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El vicepresidente Joe Biden y su esposa, Jill, llegan ayer al aeropuerto de Tel Aviv.
El vicepresidente Joe Biden y su esposa, Jill, llegan ayer al aeropuerto de Tel Aviv.REUTERS

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