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Major gana posiciones ante una votación que decidirá hoy su futuro como primer ministro británico

Enric González

El primer ministro británico, John Major, está ganando las mejores posiciones ante la crucial batalla de hoy. Hace una semana, la votación sobre el Capítulo Social de Maastricht parecía definitivamente perdida para Major.Horas antes de la sesión en la que el primer ministro se juega, literalmente, el cargo, las cosas no estaban tan claras. Los conservadores rebeldes se mostraban muy dubitativos y el Gobierno, en cambio, pisaba fuerte. Major tiene posibilidades de apuntarse la victoria más espectacular y decisiva desde las elecciones generales de abril del pasado año.

El Gobierno ha aprendido la lección de anteriores crisis parlamentarias. Los responsables de la disciplina de voto ya no amenazan con airear los trapos sucios de los rebeldes ni prometen venganza al fijar las candidaturas de futuras elecciones. La táctica es ahora suave, de persuasión tranquila.

John Major y el ministro de Asuntos Exteriores, Douglas Hurd, están consiguiendo transmitir su mensaje a los diputados euroescépticos: Maastricht ha sido aprobado por el Parlamento y entrará en vigor, pase lo que pase hoy; derrotar al Gobierno no frenaría la Unión Europea, sólo pondría al borde del abismo a la Administración conservadora y, tal vez, forzaría unas elecciones anticipadas. Al menos dos de los 15 diputados que forman el núcleo rebelde han insinuado ya su intención de volver al redil.

Los euroescépticos tibios han encontrado en el recurso legal contra Maastricht una buena excusa para capitular. Es el momento de que los tribunales dictaminen, dicen. También empiezan a considerar que es mejor, desde su punto de vista, un Tratado de Maastricht sin Capítulo Social que con él. La idea del mal menor cala. Con que cedan dos o tres rebeldes duros, y se pueda comprar el voto de cuatro o cinco unionistas norirlandeses, Major tendrá casi atado el resultado.

John Major ha fijado un encuentro con el Comité 1922, el muy influyente grupo que engloba a todos los parlamentarios tories sin cargo en el Gobierno, para hoy por la noche. Un par de horas antes del voto, a celebrar al filo de la medianoche, el primer ministro tendrá ocasión de arengar a la clase de tropa de las fuerzas conservadoras.

Echará mano de los buenos indicadores económicos para defender la trayectoria de su Gobierno y recordará a la audiencia que es el orden público, y no la Unión Europea, lo que preocupa a los electores. Un portavoz del número 10 de Downing Street afirmó que la consigna de Major será, hoy, triple: "Unidad, unidad y unidad".

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