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Nuevo rechazo al plan belga para formar Gobierno

Los separatistas flamencos no aceptan la propuesta del líder socialista francófono Di Rupo

Andreu Missé

La crisis política belga se agrava y eterniza. Los independistas de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), el partido más votado de las pasadas elecciones de junio de 2010, rechazaron ayer la propuesta presentada por el líder de los socialistas francófonos, Elio di Rupo, para formar un Gobierno de coalición. El líder del N-VA, Bart de Wever, manifestó que el documento de trabajo presentado por los socialistas "no era una buena base para empezar las negociaciones".

Di Rupo, que recibió el encargo de formar Gobierno del rey Alberto II, después de que otros líderes fracasaran en el intento, presentó a principios de semana un documento de más de 100 folios que contenía una mayor autonomía fiscal para las regiones (Flandes, Valonia y Bruselas) y un ajuste presupuestario de 31.500 millones de euros hasta 2015.

La iniciativa de Di Rupo, cuyo partido fue el segundo más votado en 2010, había sido aceptada en principio por otras dos formaciones francófonas de Valonia, los liberales y los democristianos. También en Flandes habían dado su apoyo para empezar a negociar los liberales y los democristianos, del primer ministro en funciones Ives Leterme.

Más exigencias

Hasta ahora la actitud de rechazo sistemático del N-VA le está resultando muy rentable. Las últimas encuestas indican que cuenta con un apoyo del 35% de los votantes de Flandes (seis millones de habitantes, que representan el 58% del país), frente al 28% obtenido en las pasadas elecciones.

La crisis política belga se ha ido agudizando desde 2007 a medida que los flamencos, que ocupan el norte, han sido más incisivos en sus reclamaciones exigiendo más poderes políticos y fiscales para su región, mientras que entre los francófonos ha ido creciendo su preocupación por la ruptura de Bélgica. Para De Wever, nacionalista y liberal, la propuesta socialista es insuficiente tanto para las aspiraciones autonomistas de Flandes como por la subida de impuestos incluida en el plan de ajuste fiscal.

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El contencioso político no impide que Bélgica siga funcionando casi con normalidad de la mano del un Gobierno que gestiona los asuntos corrientes, dirigido por el anterior primer ministro Leterme. Durante estos 12 meses de Gobierno provisional, Bélgica ha desempeñado con buenos resultados la presidencia de la UE, ha aplicado un severo plan de ajuste y participado en la guerra de Libia.

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