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La ONU aprueba las más duras sanciones contra Corea del Norte

La decisión se toma por unanimidad.- Da luz verde a los países miembros de la ONU a inspeccionar la carga que se envía a Corea del Norte por aire, tierra y mar, con la autorización de destruir cualquier producto que viole las sanciones

Gracias a una acción concertada entre Estados Unidos y China, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó este viernes las más duras sanciones tomadas hasta la fecha contra Corea del Norte con el propósito de evitar que ese país persista en desarrollar un programa de armas nucleares que puede causar una catástrofe en Asia y desviar material atómico hacia otras regiones del mundo.

La resolución contra el régimen de Pyongyang, que también ha sido respaldada por los demás países con derecho a veto en la ONU, entre ellos Rusia, así como por Japón y Corea del Sur, las dos naciones más directamente amenazadas por el armamentismo norcoreano, intenta asfixiar económicamente a los responsables de ese Gobierno para obligarle a negociar con sus vecinos y con Washington.

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Las sanciones impuestas incluyen el registro de los barcos sospechosos de contener productos nucleares que entren o salgan de puertos norcoreanos, la prohibición de toda venta de armas, excepto las armas ligeras, la congelación de gran parte de los fondos de Corea del Norte en el exterior y la suspensión de todo el comercio sospechoso con ese país.

La embajadora norteamericana en Naciones Unidas, Susan Rice, manifestó que estas medidas son "el precio" que los dirigentes comunistas norcoreanos "están obligados a pagar por su inaceptable comportamiento". Rice advirtió que Corea del Norte no tiene otra alternativa más que "regresar sin condiciones a la mesa de conversaciones".

"En interés de todos deseamos que Corea del Norte escoja el camino de la diplomacia al de la confrontación", ha manifestado el responsable norteamericano de la política hacia ese país, Stephen Bosworth. En una comparecencia ante el Congreso, el jueves, Bosworth aseguró que, si Pyongyang entiende el significado de estas sanciones y actúa de buena fe, Estados Unidos está dispuesto a crear las condiciones para una negociación.

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Washington teme, no obstante, que eso no sea tan sencillo. Un portavoz oficial norteamericano respaldó este viernes la sospecha surcoreana de que Corea del Norte prepara una tercera prueba nuclear inminente como respuesta a la resolución adoptada por el Consejo de Seguridad.

Fue, precisamente, la última de esas pruebas nucleares, el 25 de mayo pasado , la que facilitó el consenso internacional a favor de las sanciones y la que venció, finalmente, la resistencia de China, un aliado tradicional de Pyongyang que se ha resistido hasta la fecha a incrementar la presión sobre ese Gobierno.

La mayoría de los expertos creen que las sanciones, por sí mismas, no servirán para cambiar el rumbo amenazante de Corea del Norte, cuya impredecibilidad responde en gran medida a los problemas internos relacionados con la sucesión de su líder Kim Jong Il.

La actitud de la ONU, especialmente el apoyo de China, constituye, sin embargo, una señal clara sobre el aislamiento en que se encuentra ese impenetrable país. La resolución aprobada el viernes, que extiende una prohibición de viajes ya vigente a otros funcionarios y departamentos del Estado norcoreano, llama también a su Gobierno a "retractarse inmediatamente de su anuncio de abandonar el Tratado de No Proliferación Nuclear".

El texto adoptado por unanimidad condena "en los términos más enérgicos" las pruebas nucleares realizadas por Corea del Norte hasta la fecha y le exige "el abandono de todas las armas nucleares, así como de los programas nucleares de una forma completa, verificable e irreversible".

Esta resolución es la primera acción que toma el presidente Barack Obama desde que los gobernantes norcoreanos salieron en claro desafío a su política de diálogo. Es un paso que, probablemente, no resulte muy eficaz, pero sí le da a la Administración norteamericana un mayor margen de maniobra para encontrar una solución duradera.

Particularmente meritorio es el hecho de haber conseguido sumar al consenso internacional a China, un país con el que Estados Unidos tiene una amplia agenda de intereses y preocupaciones comunes, y con el que Washington quiere contar a toda costa en su política hacia Pyongyang.

Al mismo tiempo, con esta resolución Washington consigue calmar un poco los temores de sus dos principales aliados en la región, Japón y Corea del Sur, que serían los primeros blancos de una eventual agresión militar por parte de Corea del Norte.

El secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, consideró el jueves poco probable en estos momentos una acción militar de esas características. No obstante, Estados Unidos ha reconocido en otras ocasiones que la situación en Corea del Norte seguirá siendo volátil y fluida hasta que no se consolide un liderazgo preciso.

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