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Obama asume que la derrota en Massachusetts fue fruto de "la frustración ciudadana"

El presidente de EE UU pide a los legisladores que busquen "puntos de unión" para sacar adelante la reforma sanitaria

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha reaccionado con rapidez al durísimo varapalo que ha supuesto para su agenda de reformas políticas -la sanitaria, la más urgente de todas ellas- la derrota en las urnas de la candidata demócrata a ocupar el escaño del fallecido Edward Kennedy en el Senado de Estados Unidos.

En una entrevista a la cadena de televisión ABC coincidiendo con su primer aniversario en la Casa Blanca, Obama no ha querido pasar por alto "el enfado y la frustración de los electores" que a su juicio han propiciado la victoria del republicano Scott Brown en Massachusetts.

"La gente está enfadada, está frustrada. No sólo por lo que ha pasado en el último año, sino por todo lo ocurrido en los últimos ocho", ha explicado Obama, que ha llegado a decir que el sentimiento de rechazo que le catapultó a la Casa Blanca hace un año es el mismo que ha movido ahora a los votantes para elegir la opción republicana para ocupar el escaño del Senado que John y Edward Kennedy ocuparon sucesivamente desde 1954.

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No obstante, Obama ha insistido en que la reforma sanitaria que ha dividido al país en dos debe de seguir adelante. Y para ello ha lanzado un doble mensaje, dirigido tanto a los legisladores del Congreso como a la ciudadanía en su conjunto. "Es muy importante que nos fijemos en el espíritu de la ley. Y a los americanos decirles que tienen que entender que todos los miedos e incertidumbres que han rodeado este proyecto no son ciertos".

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Actualmente tanto el Senado como la Cámara de Representantes han aprobado el proyecto sanitario, pero versiones diferentes. Ahora los esfuerzos están centrados en fusionar ambos proyectos para culminar en una única ley que tendrá que volverse a votar en ambas instituciones.

Tras la derrota en Massachusetts, el Partido Demócrata se queda a un escaño de los 60 necesarios para pasar esta legislación en el Senado, por lo que inevitablemente se impone una salida negociada por ambas partes. La otra opción, que el presidente no bajara, es asumir la derrota definitiva del proyecto estrella de su legislatura. Por eso el presidente ha querido mostrar su perfil de negociador al asegurar que se abstendrá de dictar la estrategia a los congresistas de su partido, pero sí que marcará el camino para lograr una reforma sanitaria que convenza tanto a demócratas como a republicanos. "Les aconsejaré que intentemos avanzar rápido hacia una unión en torno a aquellos elementos del proyecto en los que estamos de acuerdo", ha dicho.

Obama ha reconocido que hay aspectos o disposiciones del proyecto del Senado que no gustan en la Cámara de Representantes, pero en su opinión los dos borradores "se solapan en un 90%". El presidente ha insistido en que hay "elementos esenciales" de la legislación sanitaria en los que sí que hay acuerdo entre republicanos y demócratas, por lo que ambos partidos deben de seguir trabajando para buscar un consenso que derive en la aprobación definitiva de la reforma.

Obama ha intentado buscar puntos de encuentro: "Sabemos que necesitamos la reforma de los seguros médicos, que las compañías de seguro se aprovechan actualmente de la gente. Pero también somos conscientes que tenemos que contener el gasto porque si no lo hacemos, nuestros presupuestos van a saltar por los aires", ha dicho. "Y también sabemos que las pequeñas empresas necesitarán ayuda para poder dar cobertura médica a sus familias. Estos son algunos de los ejes esenciales de esta reforma", ha resumido.

El mandatario demócrata, cuya aprobación en las encuestas ha descendido del 70% al 50%, uno de los índices más bajos para un presidente que lleva tan sólo un año ejerciendo el cargo, ha intentado explicar el ambicioso programa de reformas emprendido. "Tuvimos que afrontar decisiones muy difíciles. En el curso de este año tomamos decisiones que no fueron populares. Cometimos errores. Yo personalmente cometí errores", ha dicho.

Después de entonar el mea culpa, Obama ha dibujado un escenario bien distinto para el futuro inmediato del país. "Un año después, nunca he sido más optimista sobre las posibilidades de América. Soy mucho más optimista que hace un año".

Los líderes demócratas en el Congreso también han defendido, con distinto enfasis, la estancada reforma sanitaria. La más contundente ha sido la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. "Avanzaremos con estas consideraciones en mente, pero avanzaremos". Pelosi no ha especificado qué plan b baraja para vencer los recelos republicanos.

El senador Harry Reid, el líder demócrata en el Senado, es quizá quien mejor ha expresado la incredulidad y el desánimo instalados en las filas demócratas. "Hay muchas opciones ahí fuera".

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