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Rescatada la caja negra del AF447 con las grabaciones

"Las voces de los pilotos darán la clave del accidente", dice un experto francés

Antonio Jiménez Barca

Dos años después de que el vuelo 447 de Air France procedente de Río y con destino París se hundiera misteriosamente en el océano Atlántico con 228 personas a bordo, las conversaciones de los pilotos que lo tripulaban podrán escucharse y analizarse. El robot especializado Remora 6000 localizó y rescató la madrugada del martes, a 4.000 metros de profundidad, en un punto del mar situado a 1.300 kilómetros de la ciudad brasileña de Recife, la segunda caja negra del avión, la que contiene las grabaciones de la tripulación. Se encuentra entera y aparentemente en buen estado, lo que, en principio, permitiría aclarar el enigma que rodea este accidente.

El domingo pasado, se recuperó la primera de las dos cajas negras con que normalmente viaja un avión comercial, la que contenía la grabación de los datos técnicos del vuelo: velocidad, altitud, funcionamiento de los motores... La lectura simultánea y complementaria de las dos cajas negras resultará definitiva para aclarar lo que pasó esa noche.

Una vez sacadas a flote, las dos cajas han sido selladas y sumergidas en agua
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"La que hemos rescatado ahora contiene las voces, los comentarios, el ruido y las alarmas grabados en la cabina. Su análisis dará la clave sobre el accidente", comentó ayer el director de la Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA, por sus siglas en francés), Jean-Paul Troadec.

Un navío de la Marina francesa procedente de Cayena, en la Guayana, se dirige ya hacia el lugar del rescate para hacerse cargo de las dos cajas negras, que en los próximos días serán trasladadas en avión hasta el aeropuerto parisino de Le Bourget, donde tiene su sede la BEA. Nada más sacadas a flote han sido selladas y, posteriormente, sumergidas en agua a fin de evitar posibles desperfectos: durante casi dos años, estas dos cajas negras (que en realidad son naranja y pesan unos 10 kilos) han permanecido a más de 4.000 metros de profundidad, soportando una presión considerable, y meterlas de nuevo en agua es la mejor manera de preservarlas. Se actúa un poco, como explicaba un especialista ayer en una radio francesa, como si se tuviera entre manos una reliquia delicada que ha permanecido bajo tierra muchos años y que no conviene sacar a la luz de golpe. Se abrirán solo en presencia de un oficial de la policía judicial.

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El Gobierno francés calcula que en tres semanas, a lo sumo, las cajas negras revelarán todo lo que encierran. "Tal vez haya entrado agua y dañado algunos de los sistemas, con lo que tendremos que apelar a modos de lectura más sofisticados", aclaró Troadec.

Hasta ahora, solo se había apuntado, como explicación del accidente, ocurrido el 1 de junio de 2009, un fallo en las sondas que miden la velocidad del avión. Como causa es insuficiente. También se recordó que el aparato, un Airbus 330, entraba en una zona de turbulencias. Pero tampoco sirve para explicar un accidente así. Por eso, si las previsiones del Gobierno francés se cumplen, a finales de mayo, esto es, un año exacto después del accidente, se sabrá por fin qué empujó al Airbus 330 al fondo del océano.

El robot Remora 6000 extrae del Atlántico la caja negra.
El robot Remora 6000 extrae del Atlántico la caja negra.JOHAN PESCHEL (AFP)

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.
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