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CUENTA ATRÁS EN KOSOVO

La OTAN confiere poderes a Solana para lanzar intensos bombardeos contra Serbia

Xavier Vidal-Folch

La OTAN confirió ayer más amplios y plenos poderes a su secretario general, Javier Solana, para la intervención militar contra Belgrado. Podrá lanzar no sólo misiles de aviso (la fase 1 de la operación de castigo), sino bombardeos intensivos contra objetivos serbios (fase 2), incluidos determinados blancos en la provincia de Kosovo. Hasta ahora, Solana sólo disponía de competencias para iniciar la primera fase. Con esta decisión, los Diecinueve pretendieron enviar un mensaje de dureza al presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, a fin de que se sume al proceso de paz de Rambouillet.

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La única cautela para que Solana apriete el botón de la intervención militar es una ronda previa de consultas con las capitales. La diferencia entre la fase 1 y la fase 2 es sustancial. La primera sólo contempla bombardeos con misiles -lanzados desde la flota anclada en el Adriático- contra dos tipos de objetivos muy circunscritos: las defensas antiaéreas y los centros de mando y control serbios. Su objetivo es dar un serio aviso, con hechos y ya no sólo con palabras, y limpiar el terreno para el eventual paso a intensos bombardeos a cargo de los 400 aviones agrupados por la Alianza Atlántica para esta operación. La segunda fase añade a las defensas antiaéreas y a los centros de mando otros blancos, como instalaciones militares de todo tipo (hangares, centros logísticos, etcétera).¿Por qué se fusionan ambas? Por razones políticas, para dar más credibilidad a las amenazas aliadas. Y sobre todo por razones estratégicas requeridas por la situación "sobre el terreno". Belgrado ha ubicado en Kosovo a 30.000 soldados, y a otros 10.000 en las inmediaciones, cifra muy superior a la que mantenía en octubre. Un mero ataque aliado con misiles podría provocar una represalia serbia contra la población albanokosovar. De ahí que se imponga acompañarlo de un intenso -aunque todavía selectivo, pues no se aborda la fase 3- bombardeo, mediante el uso de la aviación, contra las instalaciones de este Ejército, a fin de desencuadernarlo. El incremento de competencias delegadas al secretario general es, pues, cuádruple: por la cantidad de objetivos, por la calidad de los mismos, por la intensidad de la acción y por el mayor ámbito geográfico cubierto, siempre dentro de la Federación yugoslava. Y en la práctica, también afecta al calendario. Hasta hoy, una vez Solana concluyese sus consultas y apretase el botón político que da a los militares la orden de actuar, debían transcurrir 48 horas. Ahora se han reducido a 24 e incluso menos. Los contactos ya realizados por el jefe de la OTAN han revelado el acuerdo unánime de las diecinueve capitales en pro de agotar las últimas gestiones diplomáticas y el consenso básico ya fraguado de que si esta vía fracasa, se pasará a la intervención militar.

Lo subrayó ayer con claridad desde Washington el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, al afirmar que los líderes de la Alianza están convencidos de que "la agresión de Milosevic no puede quedar impune" y que los ataques desarrollados el pasado fin de semana por sus tropas constituyen "una violación de las promesas de octubre" realizadas por el dictador serbio, cuando se acordó el alto el fuego. Clinton añadió que había enviado una carta al presidente ruso, Borís Yeltsin, y que su enviado especial, Richard Holbrooke, llevaba a Belgrado la misión de advertir por última vez al presidente yugoslavo. El presidente de EEUU se reunirá hoy en la Casa Blanca con los líderes republicanos y demócratas del Congreso para informarles de los detalles del operativo.

El propio Holbrooke subrayó ayer en la sede bruselense de la Alianza -donde recaló en una escala de su viaje- que "estamos en el umbral de una acción militar". Dijo a los periodistas que no quería dar "la impresión de que somos optimistas" ni otorgaba a su misión "grandes expectativas".

Más taxativo, Solana afirmó que "el tiempo que tenemos por delante es muy corto y hoy se realiza el último esfuerzo para buscar una salida sin necesidad de utilizar la fuerza". "Estamos ante el momento de la verdad", concluyó, en una conferencia de prensa, flanqueado por Holbrooke y el jefe máximo de la Alianza en Europa, el general Westley Clarke, una cuidada puesta en escena destinada a demostrar que las cosas van en serio. Escueto, Clarke destacó que "las fuerzas militares están preparadas: tenemos 10.000 hombres que pueden entrar en Kosovo en cuestión de horas", además de los 400 aviones y la flota fondeada en el Adriático. El jefe militar añadió que conocía perfectamente las fuerzas de los adversarios. "Estamos preparados para atacar", concluyó.

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[Por su parte, el portavoz del Pentágono, Kenneth Bacon, recordó que los bombardeos de la Alianza Atlántica serán "muy significativos e importantes" si el presidente yugoslavo no cambia de parecer, informa France Presse. A su vez, los ministros de Defensa de Francia, Reino Unido e Italia advirtieron al presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, de que "ha sonado la hora de que se enfrente a su responsabilidad"].

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