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Sarkozy contesta con sorna a Bruselas por las críticas a las expulsiones

Las deportaciones de gitanos amenazan con monopolizar la cumbre de hoy

Antonio Jiménez Barca

El conflicto abierto entre la Comisión Europea y Francia por la expulsión de los gitanos rumanos amenaza con monopolizar hoy en Bruselas la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, prevista en principio para abordar asuntos económicos y de política exterior. La posición de París parece debilitarse, según el diario Le Monde, que cita a algunos diplomáticos franceses para confirman la "pérdida de imagen del país". El primer ministro, François Fillon, se desplazó ayer a la capital belga como avanzadilla para intentar despejar el terreno minado antes de la llegada del presidente Nicolas Sarkozy.

La mayoría de las capitales europeas guarda silencio sobre el asunto. Pero Berlín ya ha anunciado que la Unión tiene derecho a pedir explicaciones a París, si bien la canciller Angela Merkel censuró ayer el "tono" de las críticas lanzadas el día anterior a Francia por la comisaria de Justicia, Viviane Reding, y su "inapropiada comparación" con las deportaciones de la II Guerra Mundial. El presidente búlgaro, Gueorgui Parvanov, manifestó a su vez que la expulsión de los gitanos "no concuerda con los valores europeos".

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El Elíseo, en el lenguaje calculadamente apaciguador de un comunicado, reclamó ayer a Bruselas "un diálogo tranquilo" sobre la expulsión de territorio francés de los gitanos rumanos. Pero en una comida con senadores de su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el presidente Sarkozy se confesaba poco después, según varios asistentes, "escandalizado" con la intervención de la comisaria luxembuguesa Reding y sus alusiones a las deportaciones en tiempos de la II Guerra Mundial. No solo eso. Sarkozy dijo ante de sus senadores: "No tenemos nada que reprocharnos en este asunto, pero si quieren, que acojan a algunos gitanos también en Luxemburgo". Así lo contó a la salida de la comida el senador de la región de Haute-Marne, Brudo Sido.

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El comentario de sobremesa de Sarkozy saltó con rapidez a todos los periódicos, incluidos los de Luxemburgo. La polémica que amenaza con acorralar diplomáticamente a Francia subió un grado. El ministro de Asuntos Exteriores luxemburgués, Jean Asselborn, calificó la frase de "malintencionada" y recordó que las advertencias de la comisaria Reding fueron proferidas en calidad de alta dirigente europea y no como ciudadana de un país de la UE.

El presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, respaldó sin vacilar a la comisaria Reding aunque puntualizó que no estaba en su ánimo comparar las actuales deportaciones con las de la II Guerra Mundial.

La tensión entre París y la Comisión Europea crecía anoche cuando la comisaria Reding trasladó sus disculpas a Francia y lamentó las malas "interpretaciones" que se habían hecho de sus palabras del martes. Un lacónico comunicado del Elíseo se limitaba a "tomar nota" de las "excusas" presentadas por Reding tras "sus declaraciones excesivas sobre Francia".

El presidente francés no estará completamente solo en el Consejo Europeo de hoy en Bruselas. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que ya emprendió hace dos años una campaña contra los gitanos en Italia, mostró ayer su apoyo a Sarkozy en una entrevista publicada en Le Figaro. "El problema de los gitanos no es exclusivamente francés. Afecta a todos los países de Europa. Hay que añadir este punto al orden del día [de la cumbre de hoy] para intentar hallar una posición común", proponía Berlusconi.

Antes que se pronunciara ayer Sarkozy, varios ministros y líderes políticos galos habían calificado de "inaceptable", de "patinazo" y de "escandaloso", entre otros adjetivos, el discurso de Reding. El ministro francés de Asuntos Europeos, Pierre Lelouche, aseguró ayer que las palabras de Reding eran "muy graves, porque Francia padeció una ocupación [alemana]".

Consciente de la gravedad del asunto y de la delicada situación de Francia frente a una Europa que la mira con desdén y bochorno, Lelouche dio su versión sobre la polémica en París en una comida con periodistas extranjeros: "Ante todo, hay que acabar con esta dinámica estéril de discursos y declaraciones y comenzar a trabajar por esa minoría [la de los gitanos rumanos]".

El ministro francés entiende que la comisaria Reding pudo sentirse engañada el lunes al conocer, por la prensa, el contenido de una explosiva circular, fechada el 5 de agosto, en la que el Ministerio del Interior francés ordenaba a los prefectos de policía del país actuar contra los campamentos irregulares de inmigrantes "tomando con prioridad los de los gitanos rumanos". Este escrito, según la comisaria, demostraba las intenciones cuasi racistas del Gobierno francés al actuar no contra "la inmigración irregular", como le habían explicado los dirigentes franceses semanas atrás, sino contra una etnia concreta en particular. "Yo no conocía esa circular", explicó Lelouche, "por eso no le hablé de ella a la comisaria. Es una circular interna, no normativa, que además ha sido ya retirada y reescrita".

Dicho esto, Lelouche dejó de excusarse: "La única diferencia entre lo que hace Francia y otros países con esos inmigrantes es que Francia, al menos, les paga. Hemos puesto el dedo en la llaga de un problema de todos, en el que hay mucha hipocresía". Pero en Francia la polémica por la expulsión de los gitanos rumanos también se ha encendido. La primera secretaria del Partido Socialista, Martine Aubry, considera el asunto "abominable", y el primer secretario del Partido Comunista, Pierre Laurent, lo califica de "vergüenza".

Una familia de gitanos rumanos expulsados de Francia llega a Bucarest desde Marsella.
Una familia de gitanos rumanos expulsados de Francia llega a Bucarest desde Marsella.REUTERS

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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