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Reportaje:

El Sinn Féin mira hacia el sur

La candidatura del republicano del norte McGuinness marca las elecciones presidenciales de hoy en Irlanda

La confusión se ha adueñado en los últimos días de la campaña de las elecciones presidenciales irlandesas, que se celebran hoy y cuyo escrutinio empezará mañana. El empresario Seán Gallagher, que desde hace dos semanas está claramente en cabeza de los sondeos, puede acabar perdiendo ante su inmediato perseguidor, el laborista Michael D. Higgins, tras un desastroso debate de final de campaña el lunes pasado.

Las elecciones tienen un interés político relativo porque el cargo de presidente es meramente representativo. El hecho de que al principio encabezara los sondeos un candidato abiertamente homosexual y de religión protestante, David Norris, y el que por primera vez el Sinn Féin presentara un candidato, su número dos, el norirlandés Martin McGuinness, le dio a la batalla electoral un cierto atractivo.

El principal favorito al cargo es el empresario Seán Gallagher

Pero, en tiempos de crisis, ha sido Gallagher, un empresario de 39 años conocido en el país por su participación en un programa económico de televisión, el que ha acabado convirtiéndose en favorito. En los tres sondeos publicados este domingo aparece claramente en cabeza, con entre el 39% y el 41% de la primera intención de voto, con notable ventaja sobre Higgins (26%). Muy atrás aparecen McGuinnes (13%-17%), Norris (6%-10%) y otros tres candidatos.

El problema es que, convertido en claro favorito, Gallagher ha sido escrutado más de cerca por la prensa y se han empezado a conocer sus relaciones en el pasado con el Fianna Fail, el partido tradicionalmente dominante de la política irlandesa, que se ha transformado ahora en el chivo expiatorio de todos los problemas por los que atraviesa el país.

Presionado por McGuinness en el debate del cierre de campaña del lunes, Gallagher tuvo que aceptar que en una ocasión hizo de intermediario en una donación de un empresario al Fianna Fail. El problema no es tanto que recaudara para el partido al que, como cientos de miles de irlandeses, ha apoyado durante años, sino la manera en que intentó escurrir el bulto. La forma y las palabras que utilizó, cuando de repente recordó que sí que había recogido un sobre una vez, evocó una metedura de para semejante de Brian Lenihan padre en las elecciones de 1990, que le acabaron costando la presidencia.

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Para complicar aún más las cosas, Gallagher ha dado luego marcha atrás de su aparente admisión de que hizo de recaudador del partido y en varias entrevistas ha negado que recogiera un cheque de 5.000 euros de un hombre de negocios, aunque este ha insistido en que sí lo hizo. No es el único problema que ha tenido durante la campaña. Gallagher calificó de "un error honesto" el hecho de que en 2009 su propia compañía Beach House Training and Consulting Ltd le concediera a él mismo un crédito de 82.829 euros, en contra de la normativa irlandesa de gestión de empresas.

Los analistas de Red C, el principal instituto de opinión de Irlanda, siguen dando a Seán Gallagher como favorito a pesar de las crecientes dudas expresadas por los medios y las casas de apuestas, pero admiten que el empresario podría acabar siendo derrotado por Higgins.

A favor del laborista juega el sistema electoral irlandés: los votantes no solo votan por un candidato, sino que expresan cuáles son sus siguientes preferencias. Esas preferencias se siguen sumando hasta que uno de los candidatos obtiene la mayoría absoluta. Y es ahí, en las segundas preferencias de voto, donde Gallagher puede acabar viéndose superado en favor de Michael Higgins, un candidato ya mayor cuyo perfil se ajusta mejor a un cargo en el que no hay gran cosa que hacer. El dinámico Gallagher quizás se aburriría si ganara.

Gerry Adams, presidente del Sinn Féin, finge cortar el pelo al candidato de su partido, Martin McGuinness, ayer en Dublín.
Gerry Adams, presidente del Sinn Féin, finge cortar el pelo al candidato de su partido, Martin McGuinness, ayer en Dublín.CATHAL MCNAUGHTON (REUTERS)

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