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Solana: "Blair no va a hacer un plan de paz en Oriente Próximo"

El ex gobernante británico se centrará en construir el Estado palestino

El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Seguridad, Javier Solana, aseguró ayer en Lisboa que Tony Blair, ex primer ministro británico y recien designado enviado especial del Cuarteto (ONU, UE, Rusia y Estados Unidos) para Oriente Próximo, sólo tendrá una misión muy concreta: "Canalizar las ayudas políticas y económicas para construir un nuevo Estado palestino", pero no conducirá un proceso de paz.

Preguntado por las reticencias que puede encontrar Blair en una zona tan encendida por el odio generado en la guerra de Irak, Solana ha matizado que "su mandato es muy claro" y no consistirá en ejercer de mediador en el conflicto. "No va a hacer un proceso de paz, sino a movilizar recursos, voluntades y solidaridades para impulsar una nueva estructura de Gobierno".

Solana entiende además que la situación de Palestina, con la división entre Hamás y Al Fatah, coloca en este momento "desgraciadamente muy lejos" el objetivo de conseguir que Israel y la Autoridad Nacional Palestina negocien de Estado a Estado, por lo que vaticina que la tarea de Blair "no será fácil".

Durante una entrevista informal concedida a medios españoles, el Alto Representante de la UE ha dejado también su impresión positiva sobre la cumbre de Bruselas que desembocó el pasado fin de semana en un acuerdo de los Veintisiete: "La cumbre fue un éxito, sobre todo porque veníamos de los referendos negativos en Francia y Holanda, estábamos en un impasse que tenía una salida compleja, y hemos salido de Bruselas con un mandato muy claro y preciso", analizó Solana.

Solana no cree que, respecto a las competencias de su cargo actual, se haya quedado la ambición por el camino; considera que han quedado salvaguardadas todas las funciones y que están incluso "mejor delimitadas" en el nombre de Alto Representante para Política Exterior y de Seguridad, frente al de ministro de Exteriores que proponía la Constitución y no "reflejaba el cometido en Seguridad".

Según Solana, todos los países han entendido que "no se trataba de quitar soberanía en política exterior a nadie, sino de reflejar mejor el peso que tiene Europa en el mundo. Somos una gran potencia en población, en PIB, en peso comercial, y es absurdo que todo eso no tenga peso en las grandes decisiones mundiales", reflexiona. ¿A pesar de los reparos británicos, Europa seguirá hablando con una única voz? "Ya lo hacía, en buena medida, aunque cada vez menos el mundo hable con una voz única, ni siquiera los países más presidencialistas. Europa tiene una voz prioritaria y debe afianzarla", concluye. ¿Y seguirá Solana al frente de esa voz? "Aún no me lo he planteado, ya veremos cuando toque".

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El último escollo para que el nuevo tratado entre en vigor será la ratificación. Solana se resiste a admitir que haya un pacto tácito entre los Estados para evitar someter el texto a consultas populares, pero admite que todos los países entienden que lo ideal es tener una ratificación "tranquila y rápida".

Su idea es que con el Tratado Constitucional era comprensible convocar referendos porque "exigía modificar algunas Constituciones nacionales", pero ahora, como todas esas referencias se han suprimido, "la esperanza es que todos ratifiquen el texto como se ratifica cualquier otro tratado internacional, en el Parlamento".

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