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El artista chino Ai Weiwei denuncia que pasó 81 días vigilado por dos militares en una pequeña celda

El disidente, detenido por sus críticas al Gobierno de Pekín en su cuenta de Twitter, asegura que los dos soldados lo observaban mientras dormía, se duchaba o iba al baño

El artista y disidente chino Ai Weiwei vivió 81 días en una celda de 16 metros cuadrados acompañado las 24 horas por dos militares que lo observaban mientras dormía, se duchaba o iba al baño, ha desvelado el también diseñador esta semana en su cuenta de Twitter y a través de amigos que han hablado con la prensa internacional. Ai fue detenido el 3 de abril en el aeropuerto de Pekín cuando iba a abordar un vuelo con destino a Hong Kong, fue llevado a una prisión secreta y después liberado el 22 de junio acusado de evasión fiscal.

El relato del artista chino de 54 años indica que permaneció 14 días en una prisión y después fue trasladado a otra donde en una pequeña celda dos soldados, que permanecían a 70 centímetros de él, lo vigilaban todo el tiempo, asegura el New York Times. Ai tenía que pedir permiso para beber agua e ir al baño, aunque recibió alimentos en todo momento. "Fue la situación más difícil en la que un ser humano puede estar, cercana a la muerte", expresó el artista a una fuente de la BBC.

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Durante su cautiverio, Ai fue interrogado por la policía en más de 50 ocasiones y aunque oficialmente estaba acusado de evadir al fisco, los oficiales le preguntaban sobre su participación en una conspiración para organizar revueltas inspiradas en los movimientos árabes de este año. Además los guardias analizaban línea por línea los mensajes que criticaban al Gobierno chino en su cuenta de Twitter. Según fuentes de Reuters, el diseñador preguntó a la policía si podía tener acceso a un abogado o si su familia sabía sobre su detención, a lo que las autoridades respondieron que podía tomarle seis meses obtener una representación legal.

Ai ha criticado abiertamente la censura y los controles del Partido Comunista chino. En 2010 creó en Internet un proyecto auditivo en el que voluntarios leían los nombres de 5.000 niños muertos en el seísmo de la provincia de Sichuan en 2008, para protestar por las malas condiciones de construcción en el país oriental. Recientemente había escrito en su cuenta de Twitter críticas sobre el uso arbitrario del poder por parte del Gobierno y hacía llamados para instalar una democracia en China.

Para obtener su libertad, el artista firmó una confesión en la que reconoce haber evadido impuestos a través de su negocio de arte y acordó pagar el dinero al fisco. Fuentes consultadas por Reuters aseguran que Ai fue amenazado con enfrentar 10 años de prisión si continuaba "incitando a la sublevación contra el poder estatal". Su libertad está condicionada a no tener contacto con periodistas extranjeros, abogados de derechos humanos o con alguna figura de la política. A pesar de que también se le prohibió continuar con la publicación de mensajes en Twitter, el martes Ai escribió mensajes donde pide la liberación de otros disidentes que también fueron aislados en abril.

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Ai es también famoso por participar en el diseño del Estadio Nacional de Pekín, conocido como "El nido de pájaro", para las olimpiadas de 2008. También ha expuesto su obra en Estados Unidos, Japón, Australia y Europa, entre sus trabajos está la exposición de una galería del Tate Modern de Londres llena con 100 millones de pipas de girasol de porcelana. El disidente ha apoyado los movimientos para la liberación del premio Nobel de la Paz 2010, Liu Xiaobo.

Su detención en abril generó reacciones internacionales , en el ámbito del arte y en algunas ONG que exigían al Gobierno chino su liberación. La canciller alemana, Angela Merkel, pidió en junio al primer ministro chino, Wen Jiabao, un proceso transparente para Ai y el respeto a sus derechos humanos. Aunque el artista no desea abandonar China, fuentes de Reuters aseguran que tiene una oferta de trabajo en la Universidad de Artes de Berlín pero necesita un permiso de las autoridades para salir del país.

El artista chino Ai Weiwei en el jardín de su casa en Pekín
El artista chino Ai Weiwei en el jardín de su casa en PekínAFP

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