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'El ataque a Afganistán está dando la razón a Bin Laden'

Ramda, la traductora, tiene que colocarse un velo prestado para entrar en el despacho de Mohamed al Hudaibi. Ramda es una egipcia que ha vivido en Europa y América, habla varias lenguas, viste y actúa a la occidental y no se cubre el cabello, pero Al Hodaibi impone las reglas en este semiclandestino local cairota donde recibe a EL PAÍS.

Tiene 80 años, es licenciado en Derecho, fue juez y diputado y es el líder de los Hermanos Musulmanes, la más vieja, extendida e influyente organización integrista del mundo islámico, la 'abuela' de los grupos que ahora practican la yihad o guerra santa contra EE UU, Israel y los regímenes de Argel, El Cairo o Riad.

Fundados hace más de 70 años por Hassan el Banna y reprimidos brutalmente por el rey Faruk y el rais Nasser, los Hermanos Musulmanes (Al Ijuan al Muslimin) son tolerados bajo el Gobierno de Mubarak. Tienen oficinas en 70 países y 17 diputados en el Parlamento egipcio. Se presentaron como independientes y constituyen el segundo grupo tras la aplastante mayoría de Mubarak.

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Tema:: Mundo musulmán
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Pero la cofradía es, sobre todo, un poder paralelo y en la sombra en Egipto, con una amplia red de servicios educativos, sanitarios y sociales. Su objetivo es el regreso del valle del Nilo y los demás países musulmanes a una estricta aplicación de la sharia o ley islámica. 'El islam es religión y Estado, libro y espada, toda una forma de vida', dice Al Hudaibi, un hombre de pelo escaso y barba canosa y recortada, que viste una sahariana gris y decora su despacho con una maqueta de la mezquita de El Aksa y un escudo con dos sables cruzados sobre un Corán.

Pregunta. Aunque ustedes dicen tener dudas sobre la autoría de los atentados del 11 de septiembre, imagine por un instante que fueron cometidos por musulmanes. ¿Actuó esa gente de conformidad con el islam?

Respuesta. Lo ocurrido el 11 de septiembre fue un crimen horrendo que no puede apoyarse en el islam. Los atentados estuvieron dirigidos contra personas inocentes, hombres, mujeres y niños que se encontraban allí por azar y no tenían nada que ver con los problemas que pudieran servir de motivación a sus autores. Los condenamos sin paliativos, como condenamos el atentado de Luxor de 1997, en el que murieron turistas extranjeros en Egipto.

P. Ahora, sin embargo, parecen ustedes más indignados por lo que pasa en Afganistán.

R. Es que el derecho de los pueblos a vivir en paz y seguridad no se limita tan sólo a EE UU y Occidente. Este derecho también vale para los palestinos y los iraquíes. Cuando EE UU da a Israel armas, dinero y protección para que ataque a los palestinos, comete un acto terrorista. Cuando su embargo a Irak provoca hambre y enfermedad entre ese pueblo, también comete un acto terrorista. Y el derecho internacional exige que cuando un país pide a otro la extradición de un acusado, debe presentar pruebas. EE UU no ha seguido ese principio con Afganistán. Afganistán pidió las pruebas que puedan existir contra Bin Laden y EE UU respondió con un ultimátum: o su entrega o la guerra. Está claro que EE UU quería esta guerra.

P. ¿Comparte usted ese comentario de algunos musulmanes que dice que EE UU se merecía el 11 de septiembre?

R. Yo no lo diría así. Es verdad que entre los musulmanes hay un gran sentimiento de amargura por la política de EE UU en Oriente Próximo, que ha provocado muchos muertos. Y es difícil impedir que algunos se expresen con la fórmula que usted ha citado. Pero le repito que los atentados del 11 de septiembre no tienen ninguna base en el derecho internacional ni en el islam.

P. ¿Qué piensa usted del llamamiento de Bin Laden a la yihad

R. En principio, la yihad, en el sentido de declaración de guerra, es algo que sólo compete al jefe del Estado. Así que Bin Laden no tiene autoridad legal para proclamarla. Pero, lamentablemente, el ataque a Afganistán le está dando la razón, está otorgando cierta legitimidad a su llamamiento. En cuanto a Afganistán, su Gobierno sí que tiene la legalidad de su lado para proclamar una yihad en defensa de su territorio.

P. ¿Siguen los Hermanos Musulmanes alguno de esos llamamientos, sea el de Bin Laden o el de los talibanes?

R. ¿Me ve usted con un fúsil en las manos? Aquí en Egipto tenemos un Gobierno que es el que debe decidir sobre esas cosas.

P. ¿Y en este tema están de acuerdo con Mubarak?

R. Mire, nosotros nos preciamos de no practicar la violencia y buscar la plena materialización de la sociedad y el Estado islámicos a través de la acción social, económica y política. No empleamos la fuerza. Queremos cambiar gradualmente las cosas a través de la legalidad.

P. Algunos politólogos egipcios dicen que si las elecciones fueran aquí verdaderamente libres, ustedes serían mayoría.

R. Las reformas en Egipto se harán de forma gradual y pacífica.

P. Como veo que este tema le incomoda, le preguntaré si está usted de acuerdo con aquellos que dicen que grupos violentos como Yamaat y Yihad en Egipto, Hamás en Palestina y Al Qaeda de Bin Laden son los hijos o nietos de los Hermanos Musulmanes.

R. ¿Cómo los hemos parido? Y aunque fueran nuestros hijos, eso no quiere decir que estemos de acuerdo con lo que hacen. ¿Son los padres responsables de la conducta de sus hijos cuando éstos ya son adultos? No. Las organizaciones que usted ha mencionado no nos gustan, estorban nuestro trabajo. Hay que saber diferenciar las cosas. Grupos violentos existen en todas las religiones. ¿No son cristianos los irlandeses del IRA y los vascos de ETA? Y nadie dice que el cristianismo sea una religión terrorista. Lo importante es curar los males que provocan la violencia. Cuando uno mira lo que ocurre en Palestina puede comprender que su gente sienta violencia. Los palestinos sufren tanto que podrían pegar fuego al mundo entero.

P. Ustedes propugnan devolver las sociedades musulmanas existentes a la pureza islámica.¿Quieren también expandir el islam fuera de sus actuales fronteras? ¿Les gustaría reconquistar Andalucía?

R. No por la fuerza. No queremos obligar a la gente a hacer cosas de las que no esté convencida.Va contra el islam. Pero, por supuesto, deseamos extender al máximo el mensaje del sagrado Corán por medios pacíficos, por la predicación. Eso es perfectamente legal y legítimo.También los cristianos siguen predicando por todas partes su religión. La gente debe decidir libremente.

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