_
_
_
_
_

La crisis de los liberales fuerza una remodelación del Gobierno alemán

Merkel asigna la cartera de Economía a Rösler, nuevo líder del partido aliado

Cambio de guardia liberal en el Gobierno de Angela Merkel: Philipp Rösler, que será elegido hoy presidente del Partido Liberal Democrático (FDP), asumió ayer la cartera federal de Economía. Rösler dejó Sanidad para su hombre de confianza, Daniel Bahr, de 34 años, y cedió a su predecesor en Economía Rainer Brüderle la jefatura del Grupo liberal en el Parlamento (Bundestag). Los socios de la democristiana Merkel (CDU) en la coalición de centro-derecha que gobierna Alemania desde 2009 intentan capear así la crisis política que los podría arrumbar a la insignificancia.

Derrotados en varias elecciones regionales y apaleados por los sondeos de intención de voto, los liberales darán hoy a Rösler el mando del partido en el Congreso federal en la ciudad báltica de Rostock. Su predecesor, Guido Westerwelle, se aferra aún a la cartera de Exteriores. El FDP alcanzó con él el extraordinario éxito electoral de 2009, cuando obtuvo el 14,7% de los votos y pactó la actual coalición con los democristianos (CDU/CSU).

El ala derecha de los liberales coquetea con un populista euroescepticismo

Como nuevo vicecanciller federal, cargo que tradicionalmente asume el líder del partido socio menor de la coalición gubernamental, Rösler ocupará el escaño a la derecha de Merkel en el Bundestag. El doctor en medicina nació en Vietnam hace 38 años y fue adoptado por una familia alemana. Su temperamento afable y sus rasgos juveniles han dado pie a bastantes sarcasmos sobre su idoneidad para atajar los problemas existenciales del partido.

Los dirigentes liberales llevaban más de un mes en una tensa partida por el liderazgo, desde que quedaron desbancados del Gobierno de Baden-Württemberg. Arrastraron a los democristianos en su caída, con un hundimiento de cinco puntos que permitió a Los Verdes formar su primer Gobierno en un land alemán.

La sacudida provocó un vacío de poder que a Rösler le ha costado ocupar. Tuvo que envidar fuerte para sacar a Brüderle de Economía. Es un ministerio de peso medio -los asuntos de dinero se dirimen en Hacienda, gobernado con mano de hierro por el democristiano Wolfgang Schäuble-, pero de mayor proyección pública que Sanidad. Sin embargo, sus dificultades ante Brüderle evidenciaron unas tensiones que han durado semanas. El curtido exministro se hizo fuerte en Economía hasta que le prometieron la dirección del grupo parlamentario.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

En la cancillería observan este desarrollo con inquietud: si bien Merkel y sus democristianos no dudaron nunca en aplicar a sus socios el abrazo del oso que ha terminado por ahogarlos, la situación se está haciendo imprevisible. En el FDP saben que están pagando el incumplimiento de sus jugosas -y fantásticas- promesas electorales de rebajar los impuestos.

Agotada esta fuente de votos ante la determinación del guardián de Hacienda Schäuble, los liberales están olisqueando otro posible filón en la impopularidad de las aportaciones alemanas a los fondos de estabilidad del euro y de las ayudas a Grecia, Portugal e Irlanda. Esta semana ha aumentado el coro de voces liberales que llama a rebelarse contra las ayudas. Si asumen esta posición, amenaza tormenta. En su estilo, Merkel se dedica con determinación a la tarea de verlas venir.

Rösler lidiará con una CDU que intentará beneficiarse de su desgaste. Se negará a hacer muchas concesiones a un socio que podría quedarse fuera del Parlamento en las generales de 2013. Los sondeos rebajan sus expectativas hasta un tercio del éxito de 2009. Rösler y Brüderle enfrentan así el reto de insuflar confianza a unas filas que se temen lo peor. Hasta entonces, Rösler debe fijar el rumbo, que el ala derecha del partido intenta llevar hacia un euroescepticismo populista que enturbiaría aún más las aguas de la crisis de deuda en Europa.

La canciller alemana Angela Merkel y el presidente alemán Christian Wulff, ayer en Berlín.
La canciller alemana Angela Merkel y el presidente alemán Christian Wulff, ayer en Berlín.GERO BRELOER (AP)

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_