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Cuarto aniversario de la guerra de Irak

La insurgencia utiliza de nuevo armas químicas en tres atentados

Ángeles Espinosa

Unas 350 personas requirieron hospitalización el viernes por la tarde en Faluya después de que respiraran el cloro liberado por dos camiones que hicieron estallar sendos terroristas suicidas, según informó ayer un comunicado militar estadounidense. El doble ataque, con apenas 40 minutos de intervalo, dejó también dos muertos, ocho según la televisión estatal Iraqiya. Otro atentado similar, pero de menor envergadura, se produjo poco antes cerca de Ramadi. Estos incidentes confirman que los insurgentes están determinados a usar de armas no convencionales.

El cloro es un gas de color verde amarillento y olor sofocante, muy venenoso, que cuando se respira produce quemaduras internas y puede llegar a causar la muerte. Es lo que les ocurrió a los dos policías afectados en el primer ataque de la tarde del viernes en la localidad de Amiriya, a 17 kilómetros al sur de Faluya. Cien personas más resultaron afectadas con síntomas que iban desde ligeras irritaciones de piel y vías respiratorias hasta vómitos, de acuerdo con el comunicado estadounidense.

Apenas 40 minutos más tarde, un segundo suicida detonó otro camión que contenía 900 litros de cloro a unos cinco kilómetros del centro de Faluya. Las tropas norteamericanas estacionadas en esa ciudad, símbolo de la insurgencia, ayudaron a evacuar a cuatro adultos y siete niños que se encontraban entre los más afectados. En total, 250 personas mostraban signos de exposición al gas.

Extender el pánico

No es la primera vez que se producen atentados de estas características. El pasado 28 de enero un terrorista lanzó un camión cisterna cargado de cloro y explosivos contra una patrulla conjunta iraquí y estadounidense, dejando 16 muertos. Desde entonces, los portavoces militares han advertido de que los insurgentes están adoptando nuevas tácticas para extender el pánico.

En el último incidente, el 21 de febrero en Bagdad, cinco personas resultaron muertas y otras 55 necesitaron hospitalización. El día anterior, 150 habitantes de un pueblo situado al norte de la capital sufrieron los efectos de la explosión de una bomba colocada en un depósito de cloro.

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El gas de cloro, que se emplea para blanquear, desinfectar aguas, en la industria de los plásticos y como plaguicida, fue utilizado como arma durante la I Guerra Mundial. En Irak, sin embargo, trae el recuerdo de las armas químicas que Sadam Husein usó durante los años ochenta. Precisamente, el viernes se conmemoraba el 19º aniversario de la matanza de Halabja, que dejó 5.000 kurdos muertos en esa localidad.

[Seis soldados estadounidenses murieron ayer en Irak en diferentes ataques, informa la agencia Reuters que cita fuentes del Pentágono. Cuatro fallecieron cuando una bomba estalló al paso de su convoy militar en el oeste de Bagdad y otro en un ataque similar en el sur de la ciudad. Un sexto soldado murió en combate en Baquba].

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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