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EE UU y Reino Unido impulsan el papel de Naciones Unidas en el conflicto iraquí

Las potencias quieren que el organismo actúe como mediador político y dé ayuda humanitaria

Estados Unidos y el Reino Unido impulsan una resolución en Naciones Unidas que otorgue al organismo más poder en el campo político y de ayuda humanitaria en Irak. Las potencias pretenden que la ONU desempeñe un papel más importante en el conflicto, sobre todo en la resolución de las disputas entre las principales comunidades religiosas -chiíes, suníes y kurdos-, para acabar con la escalada de la violencia sectaria. Si el organismo toma las riendas, estadounidenses y británicos podrían empezar a pensar en poner fin a una misión que les cuesta vidas, dinero y popularidad.

El trabajo de Naciones Unidas en Irak está empezando a mutar. Y para dar soporte legal a sus nuevas responsabilidades está previsto que el Consejo de Seguridad adoptar mañana una resolución extendiendo su campo de acción. Sin embargo, la misión de la ONU en el país árabe afronta importantes obstáculos en el ámbito político, de la seguridad y logísticos -el organismo tiene sólo 65 personas trabajando en Irak-, que evitan que el organismo pueda llegar a desempeñar un papel más relevante a corto o medio plazo, como le gustaría a EE UU y Reino Unido.

Washington y Londres están ansiosos por dar más protagonismo a la ONU en Irak, sobre todo en el proceso de conciliación política. El embajador estadounidense ante el organismo, Zalmay Khalilzad, destaca que Naciones Unidas "necesita desempeñar un papel mejorado para ayudar a los iraquíes a superar las dificultades que tienen en el presente". Comenta que el organismo tiene la ventaja de llegar a grupos que no quieren hablar con otros actores externos y, a la vez, puede ejercer una labor de coordinación con el Gobierno iraquí.

La Casa Blanca identifica tres áreas en las que la ONU debería ser más activa en el futuro: Primero en la resolución de las diferencias entre las distintas facciones religiosas a la hora de compartir el poder económico y político; segundo, lograr el apoyo de los países vecinos en los esfuerzos porque haya una reconciliación política en Irak. Y, tercero, en el frente humanitario, para que la ONU sirva de canal para la asistencia humanitaria.

Hasta la fecha, Naciones Unidas ayudó a organizar las últimas elecciones legislativas y a redactar la constitución iraquí, sobre todo el tema de la creación de las instituciones y la promoción del diálogo entre las distintas facciones religiosas. Lynn Pascoe, subsecretario general para Asuntos Políticos de la ONU, explica que parte de esas tareas, recogidas en resoluciones anteriores, están completadas. "Por eso", añade, "necesitamos un nuevo mandato para poder dar sustento legal a las tareas que ya se han puesto en marcha".

El proyecto de resolución que está sobre la mesa, redactado por Reino Unido con el apoyo de EE UU, se espera que sea adoptado mañana, con el respaldo de todas las demás delegaciones. Entre otras cosas, la nueva resolución también pretende que la ONU asuma tareas como la reinserción de ex combatientes a la vida civil y la asistencia de personas desplazadas y refugiados que quieran volver a sus casas. Además, se le asigna la solución de las disputas sobre las fronteras internas, la promoción de reformas económicas y la creación de un censo nacional, así como el desarrollo de un servicio de asistencia social.

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El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dice que considerará lo que le plantean EE UU y Reino Unido, pero insistió en que el deterioro de la seguridad es un obstáculo importante para los planes de las potencias. Khalilzad entiende estas preocupaciones y asegura que Washington hará todo lo que esté en su mano para que disponga de los medios logísticos y de seguridad que necesite para hacer su trabajo. El embajador ante la ONU ha dicho, además, que este nuevo papel de la ONU no está relacionado con una retirada de tropas de Irak.

Una mujer iraquí pasa por delante de una mezquita en el distrito chií de Kadhimiya, en Bagdad.
Una mujer iraquí pasa por delante de una mezquita en el distrito chií de Kadhimiya, en Bagdad.EFE

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