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Musharraf anuncia elecciones y confirma el estado de excepción

Tribunales militares juzgarán algunos delitos civiles

El presidente de Pakistán, el general Pervez Musharraf, anunció ayer que la Asamblea Nacional y las provinciales serán disueltas en los próximos días, como estaba previsto, y que las elecciones se celebrarán "antes del 9 de enero". El general, sin embargo, se negó a poner fecha final al estado de emergencia decretado el pasado día 3, lo que supone celebrar los comicios sin que se hayan restablecido las libertades civiles.

"Ha sido la decisión más difícil de mi vida", dijo Musharraf en una conferencia de prensa sobre la imposición del estado de excepción, aunque justificó las medidas como necesarias para la seguridad nacional. Ayer mismo la policía detuvo a centenares de personas en Karachi que pedían el fin del estado de excepción.

La ex primera ministra y líder del Partido Popular de Pakistán (PPP), Benazir Bhutto, calificó el anuncio de "un primer paso positivo", pero insistió en que Musharraf levante el estado de excepción. Bhutto viajó a Lahore, capital de la provincia oriental de Punjab, desde donde planea encabezar mañana una gran caravana de protesta hasta Islamabad, unos 300 kilómetros.

Mientras, el Gobierno de Musharraf aprobó que los civiles puedan ser juzgados por Tribunales Militares. Entre los cargos que son imputables se encuentran: traición a la patria, sedición o ataque a personal del Ejército o "agresiones al presidente con intenciones de intentar frenar el ejercicio de cualquier poder lícito", según informaron los medios paquistaníes sobre la enmienda a la ley militar de 1952. Hasta ahora esta ley se podía aplicar a civiles si al menos uno de los acusados pertenecía a las fuerzas armadas, por lo que muchos miembros de grupos extremistas islámicos han sido juzgados por tribunales marciales.

La presión de EE UU ha sido definitiva para no prolongar el periodo legislativo de la Asamblea Nacional, que concluye el próximo día 15, y de las provinciales, el 20. El presidente George W. Bush pidió telefónicamente a Musharraf que permitiera la celebración de las elecciones y que se quite el uniforme militar. En este último punto, el general señaló que el Tribunal Supremo -descabezado por él mismo- debe confirmar primero la legalidad de su reelección como presidente.

Una detenida, partidaria de Bhutto, grita contra el estado de excepción desde la furgoneta policial.
Una detenida, partidaria de Bhutto, grita contra el estado de excepción desde la furgoneta policial.REUTERS
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