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La carrera hacia la Casa Blanca

Clinton y Obama, empate virtual ante el 'supermartes'

Los sondeos entre los republicanos dan a McCain el doble de votos que a Romney

Antonio Caño

Bill Clinton volvió a misa el domingo. Como en su polémica campaña en Carolina del Sur, el ex presidente recorrió ayer, a la hora de la oración, algunas de las iglesias de Inglewood, en Los Ángeles, en busca de un voto que antes le era fiel y ahora se le resiste, el de la población negra. Es una versión más prudente del Bill Clinton que vimos en los últimos días y que tanta irritación provocó entre algunos votantes demócratas. Un Clinton que intentó ser cálido, sensible a los problemas del difícil vecindario y dispuesto a ayudar. El resultado en California puede tener un impacto enorme, aunque sea psicológico, en el resto de la campaña. Por eso, en cuanto Hillary Clinton dejó este Estado, su marido ha llegado a llenar el vacío.

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Hillary Clinton y Barack Obama llegan virtualmente empatados a la crucial cita del supermartes, mientras que John McCain ha conseguido, entre los republicanos, una ventaja sustanciosa sobre su principal rival, Mitt Romney, según las últimas encuestas. Eso hace cada vez más probable que la carrera por la denominación de candidato en el Partido Demócrata tenga que continuar después de esta esperada batalla.

Una encuesta publicada ayer por The Washington Post y la cadena ABC daba a Clinton sólo cuatro puntos de ventaja sobre Obama, lo que, considerando un margen de error de tres puntos, hacía imprevisible el resultado final. En California, el mayor Estado del país, la ventaja de Clinton sobre Obama, según el sondeo de Field Poll publicado ayer por el diario San Francisco Chronicle, era tan sólo de dos puntos. Eso supone seis puntos menos de la ventaja que tenía la senadora por Nueva York hace tres días en la encuesta de Los Angeles Times. Clinton mandaba en los sondeos en este Estado por 13 puntos hace 15 días y por 25 hace dos meses.

El vuelco todavía es más espectacular en el campo republicano, aunque en este caso las encuestas sirven para confirmar el claro favoritismo de un candidato. John McCain cuenta con un 48% de intención de voto, según la encuesta de The Washington Post-ABC, justo el doble de las expectativas de Romney. En California, esa ventaja se reduce a ocho puntos. El senador por Arizona es favorito en los 24 Estados en los que mañana se celebran primarias o caucuses.

Clinton también está por delante en la mayoría de los Estados. Obama parte con ventaja en el Estado del que es senador, Illinois (el tercero más grande de la jornada electoral), en Georgia y Alabama. Pero los dos están muy igualados en el resto del país, excepto en Nueva York y el vecino Nueva Jersey, donde Clinton juega en campo propio.

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Considerando la complejidad de espectro geográfico y demográfico que estas encuestas tienen que recoger, esto significa que cualquier cosa puede ocurrir mañana y que, quizá, a la larga este supermartes no resulte tan decisivo para los demócratas y los dos candidatos tengan que esperar a disputarse el triunfo en otras elecciones, en Virginia, en Maryland o en Tejas.

Hay que recordar que el propósito de estas elecciones es el de elegir delegados de cada candidato para la convención nacional del partido, que es donde, oficialmente, se hace la denominación, y que ese reparto de delegados se hace en cada Estado de forma proporcional. Es decir que, si Clinton y Obama quedan muy igualados en votos, ambos van a obtener un número muy similar de delegados y ninguno va a poder declararse ganador.

Claro que, aunque así sea, si alguno de ellos consigue, por ejemplo, la victoria en 22 de los 24 Estados, podrá colocarse la insignia de favorito.

Sobra decir que ambos están echando el resto en estos días. Se requiere un mapa para saber donde está cada uno de ellos en cada momento, porque se levantan en Misuri, pronuncian un discurso en Colorado, almuerzan en Georgia y cierran el día con un mitin en Delaware. Miles de kilómetros diarios, apoyados por cientos de anuncios televisivos en el mayor espectáculo jamás antes visto en unas primarias.

El aspirante republicano John McCain y su esposa, Cindy (detrás), en un acto  en Birmingham, Alabama.
El aspirante republicano John McCain y su esposa, Cindy (detrás), en un acto en Birmingham, Alabama.AP

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