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Sarkozy lanza un plan para acabar con la marginación de los barrios pobres

El presidente de Francia promete más transportes, educación y seguridad

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, cuya popularidad en los sondeos sigue en caída libre, reunió ayer en el palacio del Elíseo a cerca de un millar de personas procedentes de las barriadas desfavorecidas de las grandes ciudades de Francia, así como a empresarios y sociólogos, para lanzar el plan para los suburbios desfavorecidos, finalmente, rebautizado como "una nueva política para las barriadas". Por un lado contempla inversiones en transportes públicos por 500 millones de euros durante los próximos cinco años; por otro, un aumento de 4.000 policías destinados a estas zonas que ardieron en el otoño de 2005, así como un plan de formación para 100.000 jóvenes.

La iniciativa social del Elíseo recibe las primeras críticas por insuficiente

Como el propio Sarkozy reconoció, los Gobiernos franceses llevan 20 años lanzando planes para las barriadas. "Hemos aprendido", admitió, "que no basta con crear un Ministerio de la Ciudad, invertir dinero o repintar las casas para que, en determinados sitios, cada vez más gente se sienta abandonada y marginada por la República".

Si una novedad tiene el plan presentado ayer por el inquilino del Elíseo es que se ataca uno de los elementos clave de la degradación de las banlieues y su transformación en guetos: su aislamiento en lo que respecta al transporte. "Es inadmisible que en ciertos barrios de la República la población se encuentre bajo arresto domiciliario", ironizó. Las primeras críticas al plan de transportes han llegado sobre la cifra de 500 millones: aunque importante en términos absolutos, es muy escasa para el tipo de inversiones que exige este sector.

En su discurso, Nicolas Sarkozy recuperó sus temas favoritos de campaña -el valor del trabajo, del mérito, del esfuerzo-, pero también la riqueza que representa la diversidad y la promesa de que la igualdad de oportunidades no sea una palabra sino una realidad.

También aprovechó para incidir en la seguridad y la delincuencia, uno de sus temas favoritos. Arremetió contra las pequeñas mafias de barrio dedicadas al trapicheo de drogas que, en su opinión, están detrás de los problemas de violencia que, periódicamente, resurgen en las banlieues, despertando el recuerdo de la rebelión del otoño de 2005. "Vamos a poner fin a la ley de las bandas, a la ley del silencio, a la ley del tráfico", dijo. La policía, añadió, "luchará sin cuartel", y vigilará noche y día.

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Tras la oleada de violencia de 2005, muchos expertos coincidieron en las razones que llevaron a miles de jóvenes a incendiar sus barrios: esencialmente fue por la discriminación que sufren, tanto por su origen étnico como por la simple razón de que provienen de estas zonas marginales.

La entrada en el Gobierno de personalidades como Fadela Amara, presente ayer, una de las responsables de este plan, de origen magrebí y fundadora de la asociación Ni Putas Ni Sumisas, y de miembros de otros grupos étnicos como la titular de Justicia, Rachida Dati, ha ido en este sentido. Ayer, Nicolas Sarkozy pidió de nuevo "diversidad a todos los niveles de la función pública para que Francia pueda reconocerse en sus élites".

El plan incluye también numerosas medidas para la educación y la formación, la más novedosa la que pretende frenar el fracaso escolar, abrumador en estos barrios. El presidente ha pedido al titular de Educación, Xavier Dercos, que elabore una lista de los adolescentes que abandonan los estudios antes de los 16 años para que puedan ingresar en unos centros especiales que se crearán para que tengan una segunda oportunidad.

Nicolas Sarkozy charla con representantes de barrios marginales de Francia, ayer en París.
Nicolas Sarkozy charla con representantes de barrios marginales de Francia, ayer en París.AP

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