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Lula anuncia que supervisará a Rousseff si la candidata oficial gana las presidenciales

Juan Arias

Ahora que algunos sondeos pronostican una victoria en primera vuelta para Dilma Rousseff, candidata del Partido de los Trabajadores (PT) a la presidencia de Brasil, su mentor, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, ha desvelado cuál será su futuro: se dedicará a vigilar que la ex guerrillera siga fielmente su proyecto político, llamado ya lulismo, en caso de que gane los comicios de octubre.

En una entrevista en una cadena de radio, Lula confió ayer: "Quien esté pensando que al dejar la presidencia me voy a ir a París o a Harvard o no sé adónde, se equivoca. Voy a viajar por el país entero para ver lo que hice, y si viese alguna cosa errada voy a decirle: 'Mira, aquí hay algo que no funciona. Tú, hija mía, puedes hacer lo que yo no conseguí". Y añadió: "Esa es la contribución que un político tiene que hacer a Brasil".

Hasta ayer, el futuro político de Lula era un misterio: podía ser la ONU o una fundación para ayudar a los países pobres. Él mismo había defendido que lo mejor que podía hacer un presidente saliente era "no dar consejos a su sucesor". Quizás no pensaba que su candidata podía ganar. Pero ahora ha cambiado de opinión y ha decidido continuar en la política nacional para ser el garante de que su sucesora siga sus pasos, continúe su programa económico y social y escuche sus críticas. El lunes, en el primer programa de propaganda gratuita en televisión, Lula pidió el voto para Rousseff y en un ficticio diálogo con ella, le dijo: "Te entrego al pueblo de Brasil para que lo cuides como una madre cuida a sus hijos".

Algunos analistas apuntan que Lula ha querido responder a quienes critican a Rousseff por su falta de experiencia política: él va a ser su mayor garantía. Al mismo tiempo, envía un mensaje a los que temen que con Rousseff gobierne el sector más radical del PT, con el que ella se identifica, al contrario que Lula, que abrazó los valores más liberales y se alejó de los extremistas de su partido. Por último, si Lula cumple su promesa, indicaría también que él se prepara para presentarse como candidato en 2014. Sería él quien gestionaría los Juegos Olímpicos de 2016. Lula se va, pero se queda. Y volverá al palacio de Planalto, parecen indicar sus palabras.

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