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Reportaje:

Una epidemia de la que no se habla

Sin repercusión mediática, África occidental se enfrenta desde hace meses a uno de los peores brotes de meningitis de su historia, con 1.900 muertos y más de 56.000 casos declarados

Cuando la comunidad internacional anda preocupada por las consecuencias del virus H1N1 que ha matado a 44 personas y ha afectado a algo más de 1.000 en una veintena de países, África occidental sufre literalmente una epidemia, que se puede prevenir con facilidad pero se ha llevado por delante a miles de africanos.

No tiene un problema de nomenclatura ni desata las hostilidades internacionales. Aún menos ha causado alertas sanitarias y mediáticas en el mundo. Sin embargo, desde primeros de este año una gran epidemia de meningitis (infección que afecta a las membranas que cubren el sistema nervioso central) se ha extendido por varios países de África. Para combatirla, Médicos Sin Fronteras (MSF), en colaboración con diversos Gobiernos, ha puesto en marcha una de las mayores campañas de vacunación de la historia.

"Siempre hay un riesgo epidémico en esta parte de África pero este año la infección es muy agresiva. Desde 1996 no se había visto una tan fuerte en Nigeria, y casi se puede decir igual de Chad y Níger", cuenta Miriam Alia, enfermera de MSF que ha trabajado en las últimas semanas en nueve Estados del norte nigeriano.

El contagio actual es uno de las más graves de las últimas décadas. Los ministerios de Salud de Níger, Nigeria y Chad se han visto superados. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de su grado de letalidad. Las cifras no son ningún goteo. A día de hoy son más de 1.900 los fallecidos por la infección, mientras que con 56.000 casos declarados el brote se extiende por los tres países, con riesgo de saltar a algún vecino.

Despliegue histórico

Los Gobiernos locales y MSF intentan pararlo y se han movilizado con el mayor despliegue de la historia en esta zona. Trabajadores autóctonos e internacionales cooperan en distintas áreas a un ritmo vertiginoso. "Sin el tratamiento la mitad de los afectados muere", avisa la enfermera de MSF. Hace poco más de diez años el peor azote de meningitis que se recuerda en el continente africano acabó con la vida de 25.000 personas.

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La alerta reside principalmente en la falta de acceso que hay en África a la vacuna que cura la enfermedad. Nigeria obliga a sus ciudadanos a pagar por el medicamento y la mayoría de los afectados no pueden permitírselo. Y como Nigeria otros países. Vacunar a una persona de meningitis en África tiene un coste aproximado de un euro, según cálculos de MSF. La ONG ha llegado a un acuerdo con las autoridades locales para ofrecerlo de manera gratuita.

"Con la vacuna se evita que la persona enferme de meningitis, pero no se evita la transmisión", añade Olimpia de la Rosa, responsable técnica de emergencias para MSF. De la Rosa explica que la actual vacuna ofrece inmunidad solo por tres años, pero a partir del 2010 se podrá utilizar una nueva que la alarga por 10 años. Pero hasta entonces, este 2009 se está cebando con una de las partes de África más pobres.

"Este año la transmisión ha sido muy rápida y ha llegado a campos de desplazados de Darfur", afirma la responsable técnica de MSF. La transmisión de este tipo de meningitis bacteriana (meningocócica de tipo A) se produce de persona a persona por la nariz o por la boca. El aire seco, el polvo y el viento irritan la garganta y por lo tanto, explica De la Rosa, esta ya no actúa de barrera. El hacinamiento y las condiciones muy poco saludables aumentan el riesgo de transmisión e infección.

Para limitar la propagación de la epidemia, 270 grupos de MSF trabajan en este proyecto de vacunación masiva. Los expertos calculan que más de siete millones de personas tienen que recibir de manera urgente la inyección en estos tres países, que se hallan dentro del conocido cinturón de la meningitis, un área geográfica desde Senegal hasta Etiopía que abarca a una población de más de 300 millones de personas.

Cada día, cada uno de los 270 equipos médicos llegan a vacunar a unos 1.500 hombres y mujeres con edades comprendidas entre los dos y los 30 años, la población de mayor riesgo. "Trabajamos en centros sanitarios, escuelas, en casas particulares, incluso de hogares de chamanes, o en la plaza del pueblo, bajo un árbol", cuenta Alia. Es un trabajo sencillo pero vital. Es la única forma de detener la epidemia allí donde poco se sabe de lo que ha sucedido en México. África solo ha registrado en la ciudad de Ceuta un caso sospechoso de la nueva gripe o gripe A. Las preocupaciones son otras: a contrarreloj, sin descanso y apenas medios, se intenta evitar que la conocida meningitis siga cobrándose miles de vidas.

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