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El euroescepticismo se abre paso entre los liberales alemanes

Philipp Rösler asume el mando de un partido hundido en las encuestas

El socio minoritario de Angela Merkel en el Gobierno de Alemania, el Partido Liberal Democrático FDP, eligió ayer presidente a Philipp Rösler. El ministro de Economía obtuvo el respaldo de más del 95% de los delegados que entregaron su voto en el congreso federal que celebran en la ciudad hanseática de Rostock. Es un resultado estimable, que su predecesor Guido Westerwelle sólo superó en una de sus cinco victorias. Como líder del FDP, Rösler accederá también a la vicecancillería federal en lugar de Westerwelle, un día después de haber cambiado la cartera de Sanidad por la de Economía en el renovado Gabinete de Merkel. Rösler, ya decimotercer presidente de la historia del FDP, hereda un partido en crisis existencial.

Se consolida el ala que cuestiona la aportación alemana a los rescates

Estos problemas del FDP serán un quebradero de cabeza para sus nuevos líderes, pero también para la democristiana Merkel (CDU). La canciller asiste a la descomposición de sus socios acosada por los problemas del euro y de la Unión Europea. En el seno del FDP se consolida el grupo que cuestiona las aportaciones alemanas a la estabilización del euro y las impopulares ayudas a Grecia, Portugal e Irlanda. La endeble situación del partido podría alimentar sus filas euroescépticas y entorpecer, aún más, las aportaciones alemanas a la salida de la crisis europea.

La renovación de la cúpula liberal se completó ayer en Rostock con la elección de tres nuevos vicepresidentes. La ministra de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, representa la fracción liberal centrada en los derechos civiles, que pretende ganar influencia en los próximos meses. También son ya vicepresidentes la exjefa parlamentaria Birgit Homburger y el sajón Holger Zastrow.

Cuando lo propusieron para la presidencia, Rösler pidió el voto con un primer argumento: "Alemania es mi tierra". Con su voz juvenil y una actitud desenfadada acorde con su reputación de hombre afable y dialogante, Rösler renunció ayer a exponer las líneas maestras del complicado reto al que se enfrenta. Tras un par de pinceladas abstractas sobre el liberalismo, se limitó a dar un par de notas biográficas. Nacido en Vietnam en 1973, fue adoptado por un matrimonio alemán a los pocos meses de vida; está casado con una médico y es padre de gemelos. Le bastó para cosechar una ovación cerrada. Se espera que su discurso de hoy presente su hoja de ruta para reanimar a una formación que en apenas un año y medio ha pasado de cosechar casi un 15% de los votos a hundirse en casi todas las elecciones regionales y a desfondarse en las encuestas.

El gran derrotado del FDP es su ya expresidente, el todavía ministro de Exteriores, Guido Westerwelle. El hombre que llevó al FDP al mayor éxito electoral de su historia se despidió con un alegato desacostumbradamente corto -una hora- pero característicamente sentimental y vehemente. Le aplaudieron durante ocho minutos. Presidió a los liberales durante diez años. Otro peso pesado de los renovados liberales, su secretario general Christian Lindner, había tenido que desmentir antes del Congreso que hubiera intenciones de someter a votación la permanencia de Westerwelle al frente de la diplomacia alemana.

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Philipp Rösler y, a la derecha, su predecesor, Guido Westerwelle, en Rostock.
Philipp Rösler y, a la derecha, su predecesor, Guido Westerwelle, en Rostock.MICHAEL KAPPELER (EFE)

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