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La falta de Gobierno en Bélgica agudiza su crisis financiera

Los liberales se suman a la negociación para evitar que haya nuevas elecciones

Andreu Missé

La renuncia del mediador real, el senador socialista flamenco Johan Vande Lanotte, ha deteriorado un grado más la crisis política belga si es que aún era posible. Con 208 días sin Gobierno, Bélgica superó ayer la plusmarca europea que hasta ahora ostentaba Holanda y se apremia a batir el récord mundial que mantiene Irak con 289 días sin Ejecutivo. La propuesta de compromiso que había presentado Lanotte a los siete partidos que participaban en las negociaciones no logró resolver las discrepancias de fondo entre los flamencos del norte y los francófonos del sur, especialmente por la incapacidad de satisfacer la situación de estos últimos que habitan en las comunas de alrededor de Bruselas, ciudad enclavada en Flandes.

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El país, que junto a Portugal, España e Italia, es objetivo de los mercados por su elevada deuda, está entrando en una senda peligrosa no ya política sino financiera. La agencia de calificación de riesgos Standard & Poor's advirtió el pasado diciembre que si el país no lograba formar Gobierno podrían "rebajar la calificación soberana de Bélgica en un escalón" si concluyen que la falta de consenso deriva en que el Gobierno en funciones es incapaz de impulsar las reformas para estabilizar la trayectoria de su deuda. El plazo dado por la agencia es de seis meses. Bélgica cerró 2009 con una deuda del 96,7%, que ha seguido creciendo estimulada por un déficit del 6%.

El fracaso de Lanotte se suma al registrado anteriormente por otros mediadores reales, el socialista francófono Elio di Rupo y Bart De Wever, líder de los independentistas de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), que fue el vencedor de las elecciones del pasado 13 de junio. Frustradas las negociaciones que Lanotte comenzó en octubre con los siete partidos (democristianos, socialistas y verdes de Flandes y Valonia, respectivamente junto al N-VA), se abre la posibilidad de incorporar a las mismas a los liberales tanto del norte como del sur. Si esta opción no prospera, el camino hacia unas nuevas elecciones cobra fuerza aunque tampoco parece que el resultado vaya a cambiar el panorama.

Las negociaciones se centran en buscar un acuerdo que permita la cesión de nuevas competencias a las regiones, con las consiguientes y difíciles transferencias financieras que ello conlleva por el mayor dinamismo económico del norte flamenco. En Flandes hay nuevas industrias, mientras que el sur todavía trata de adaptarse al difícil desmantelamiento de la industria pesada. El mediador lamentó que no había "voluntad suficiente para retomar las negociaciones".

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El lunes el rey Alberto II mantendrá otra reunión con Lanotte para valorar una situación que está provocando cansancio a los ciudadanos y un creciente desinterés por los asuntos políticos.

El mediador Johan Vande Lanotte, en una conferencia de prensa en Bruselas.
El mediador Johan Vande Lanotte, en una conferencia de prensa en Bruselas.EFE

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