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Elecciones en Ucrania

El grandullón se toma la revancha

Yanukóvich estuvo a punto de llegar a la presidencia en 2004 - Es famoso por sus meteduras de pata verbales

Pilar Bonet

Víctor Yanukóvich, el vencedor de las elecciones presidenciales de Ucrania, es considerado por muchos de sus compatriotas como un producto estilístico y cultural de Donbás, la región minera del este del país, en uno de cuyos pueblos, Zhúkovka, nació en 1950. En aquel entorno inhóspito, se crió con su abuela, ya que su madre murió cuando tenía dos años y él no se llevaba bien con la segunda mujer de su padre, un maquinista de locomotora. De entonces, dice recordar que se sentía "indefenso". Este sentimiento contrasta con su aspecto corpulento y su gran estatura de adulto, pero podría explicar el bloqueo que le produce la posibilidad de debatir directamente con la agresiva Yulia Timoshenko, que parece desbordar sus dotes oratorias.

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No es un Cicerón, ciertamente, reconoce que lo suyo no es hablar, sino actuar. De hecho, sus compatriotas ríen a menudo las confusiones verbales del político, que no tienen nada que ver con su idioma ruso natal o con el ucranio (que ha aprendido disciplinadamente), sino que son lapsus a veces penosos como la confusión de "genotipo" y "genocidio". Si no se siente atacado, Yanukóvich se suelta y hasta es capaz de contar chistes y tener cierta chispa.

De joven, Yanukóvich estuvo en la cárcel en dos ocasiones por una riña y el robo de una gorra, circunstancias que los políticos naranjas han explotado hasta la saciedad tanto en 2004 como ahora, omitiendo el entorno en que aquellos delitos ocurrieron y presuponiendo que le marcan para toda la vida. A salir adelante le ayudó un cosmonauta, Georgi Beregovói, al que venera hasta ahora. "Tal vez por su mismo pasado, Yanukóvich es un hombre que teme la ley y que sabe respetar los compromisos y los pactos", señalaba un analista ucranio poco sospechoso de simpatizar con el futuro presidente. A diferencia de Timoshenko, que ha creado una vertical de poder disciplinada dentro de su partido, Yanukóvich forma parte de un equipo menos piramidal y tiene que contar con la opinión de otros barones de Donbás, y, sobre todo, con la del hombre clave de la formación, Rinat Ajmétov, el oligarca más rico de Ucrania, que formalmente es sólo diputado de Regiones.

En el pasado, Yanukóvich comenzó sus actividades económicas en una empresa de carbón, pero en los años noventa se pasó a la política. Llegó a ser el máximo dirigente de la región de Donbás y en dos ocasiones fue primer ministro de Ucrania, la primera bajo la presidencia de Leonid Kuchma, de noviembre de 2002 a diciembre de 2004, y la segunda, bajo el mandato de Víctor Yúshenko, desde agosto de 2006 a diciembre de 2007. Con Yúshenko compitió para la presidencia en el otoño de 2004 y salió ganador en la segunda vuelta, que fue anulada por fraudulenta tras el movimiento popular conocido como la revolución naranja. Luego, en tercera vuelta, perdió ante Yúshenko. Aquéllo le marcó, y aunque su partido cosechó éxitos indiscutibles en las elecciones parlamentarias que se han celebrado desde entonces, Yanukóvich tenía pendiente una revancha. De él se dice que ha aprendido a ser un sibarita, gusta de jugar al golf y es conocida su afición por los coches deportivos. Tiene dos hijos, uno de ellos diputado del Parlamento.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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