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Reportaje:Elecciones en Chile

El legado de la Concertación

La coalición de centro-izquierda impulsó la economía y los logros sociales, pero fracasó en la reforma política

Una mezcla compleja de avances sociales, económicos y políticos, pero con carencias en determinados campos, es el legado que tiene la Concertación, la coalición gobernante en los últimos 20 años. Chile despertó a la democracia en 1990 con un nivel de pobreza del 38,6%, que hoy se ha reducido a un 13,7% de la población, un logro que ha sido considerado como ejemplo de políticas públicas por parte de organizaciones internacionales. La contrapartida es que la distribución del ingreso entre ricos y pobres se ha mantenido casi tan desigual como hace 20 años, y Chile es uno de los países menos igualitarios de América Latina.

Para el sociólogo Augusto Varas, presidente de la Fundación Equitas, las dos décadas de Gobiernos concertacionistas -con dos presidentes democristianos en los años noventa y dos socialistas en este decenio- "han dejado establecido como una impronta en la sociedad chilena que la educación, salud y vivienda constituyen derechos sociales". Resalta también Varas la construcción, durante el Gobierno de Michelle Bachelet, de un sistema de protección social para los más vulnerables, junto con la creación de un nuevo espacio para la mujer en la vida política y pública. Las políticas económicas de apertura al exterior han permitido financiar el gasto social creciente.

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Uno de los debates de la campaña ha sido si un eventual Gobierno de la derecha puede revertir algunos de estos avances. Sebastián Piñera ha señalado con pragmatismo que mantendrá la protección social, principal obra de los socialistas Bachelet y Ricardo Lagos. La supuesta irreversibilidad de estos logros se sustenta en que la presencia del Estado es parte de la vida de las nuevas generaciones. Pero los detractores recuerdan que son precisamente esas generaciones las más desencantadas con la Concertación: es entre los jóvenes y las personas que se están incorporando al mercado laboral donde Piñera y el independiente Marco Enríquez-Ominami logran más apoyo, según los sondeos.

Un último legado, que ha sorprendido a los conservadores chilenos, ha sido la gestión responsable en materia económica por los Gobiernos de la Concertación. "Cuando hubo recursos extras, se ahorraron para los tiempos de escasez", plantea Varas.

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También son fuertes los déficit. El principal es que la reforma del sistema electoral y político sigue pendiente, afirma Varas. El sistema electoral binominal, diseñado en la dictadura, fuerza la construcción de dos grandes bloques en el Parlamento, lo que da estabilidad, pero favorece a la primera minoría, que en estos años ha sido la derecha, y excluye al resto de los partidos e independientes. "Tras 20 años de Concertación, Chile tiene instituciones no plenamente democráticas, pero estables", concluye Vargas.

La presidenta chilena, Michelle Bachelet, tras comparecer ante la prensa en Santiago.
La presidenta chilena, Michelle Bachelet, tras comparecer ante la prensa en Santiago.EFE

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